Este sábado 13 de mayo, se cumple un año más de la muerte de una de las mentes mexicanas más brillantes del siglo pasado. Se trata de Jaime Torres Bodet, quien murió un día como hoy, pero del año 1974, o sea, hace 49 años.
Torres Bodet tuvo una participación muy activa en la política nacional, así como en el ámbito cultural y educativo del país durante varias décadas del siglo XX. Nació en la Ciudad de México, el 17 de abril de 1902. Estudió en las escuelas Normal, Nacional Preparatoria y Nacional de Jurisprudencia, así como en la Facultad de Altos Estudios, estas últimas pertenecientes a la Universidad Nacional de México, ahora UNAM.
A lo largo de su trayectoria, Torres Bodet ocupó los más altos puestos relacionados con la educación, la cultura y la diplomacia, tanto en el gobierno de México como en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de modo que, en 1920, fue Secretario de la Escuela Nacional Preparatoria e impartió cátedra de literatura en el mismo plantel. El entonces rector de la Universidad Nacional, José Vasconcelos, lo nombró su secretario particular en 1921.
Posteriormente, el mismo Vasconcelos, siendo ya secretario de Educación, lo nombro Jefe del Departamento de Bibliotecas, cargo que ocupó de 1922 a 1924.
Además, fue director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1948-1952). Al frente de esta organización logró varias cosas, entre ellas un impulso en las acciones de la UNESCO y presencia en los países llamados luego de tercer mundo o en vías de desarrollo. Además, frente a la Comisión Nacional Belga ratifica los principios que hacen posible una política internacional en favor de la educación, la ciencia y la cultura. Seis meses después de asumir la Dirección General de la UNESCO, Torres Bodet inauguró la conferencia Internacional sobre la Educación de los Adultos, en el Castillo de Kronborg, en Elsinor, Dinamarca.
También propuso la creación, por parte del organismo bajo su dirección, de los centros regionales para la educación de adultos.
De igual manera, el presidente Manuel Ávila Camacho lo nombró Subsecretario y, posteriormente, Secretario de Educación Pública. El mismo día en que tomó posesión del cargo, se realizó el Congreso de Unificación del Magisterio, mismo que fue presidido por Luis Álvarez Barret. Producto de los trabajos del Congreso, el 30 de diciembre de 1943, surgió el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, dicho órgano fue reconocido por el gobierno como el único organismo representativo de todo el magisterio nacional el 1 de marzo de 1944.
También, durante esa primera gestión, promovió la Campaña Nacional contra el Analfabetismo (1944-1946), estableció el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM) y el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), ambos en 1944.
Por otro lado, entre sus muchas obras, destacan: Margarita de niebla (1927); Contemporáneos (1928); Fronteras (1954); Sin tregua (1957) y Trébol de cuatro hojas (1958).
En 1966 obtuvo el Premio Nacional de Artes y Ciencias en el ramo de Letras. Además, recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de las Universidades de Morelia, Albuquerque, Bruselas, Burdeos, California, La Habana y París. Fue miembro de la Academia Mexicana correspondiente de la Española y miembro extranjero honorario de la Academy of Arts an Sciences, de los Estados Unidos de América, y recibió condecoraciones de numerosos países de América y Europa.
El escritor, diplomático y político mexicano, fue víctima de cáncer por 16 años, por lo que decidió quitarse la vida de un disparo en la sien el 13 de mayo de 1974.