La estrategia de Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto para fortalecer al PRI Edomex

La sombra del Grupo Atlacomulco siempre ha rodeado a la militancia priista mexiquense; sin embargo, tras las elecciones de 1999 y 2005 se dieron cambios en el interior del partido

Guardar

Nuevo

El expresidente mexicano y el exgobernador son familia (Cuartoscuro)
El expresidente mexicano y el exgobernador son familia (Cuartoscuro)

Durante algunas décadas, la militancia del Estado de México fue una de las más fuertes y unidas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), incluso se sobrepuso a algunos problemas que se presentaron principalmente a finales de los años noventa e inicios de los 2000, pues sabía replegarse para defender la entidad y salir victoriosa en los comicios que se realizaban.

A finales del siglo pasado el tricolor vivió una época que nunca pensó que ocurriría, comenzó a perder diputaciones, senadurías y gubernaturas, lo que posteriormente concluyó con la pérdida de la Presidencia de la República. Todo lo anterior provocó que el partido se reestructurara desde el ámbito nacional hasta lo local, cambiando las dinámicas que se habían consolidado desde su fundación en 1929.

Fue la victoria del Partido Acción Nacional (PAN) en el año 2000 con Vicente Fox la que cimbró la estructura del PRI debido a que, por primera vez, el partido tenía que actuar sólo con el presidente del partido y no con el titular del Ejecutivo Federal, lo que dio paso a que algunos otros liderazgos partidistas comenzaran a tomar protagonismo.

La pérdida de la presidencia en el 2000, provocó un cambio en la estructura interna del PRI en la que tomaron protagonismo las estructuras locales (Juan Flores/CUARTOSCURO.COM)
La pérdida de la presidencia en el 2000, provocó un cambio en la estructura interna del PRI en la que tomaron protagonismo las estructuras locales (Juan Flores/CUARTOSCURO.COM)

Como se mencionó, el Edomex siempre fue muy cercano a la Dirigencia Nacional y la presidencia del país, debido a la cercanía geográfica de la entidad con la Ciudad de México, incluso algunos académicos apuntan a que era el mandatario federal el que tomaba la decisión final sobre la elección del candidato a la gubernatura, lo que hacía que siempre existiera una relación de cordialidad.

No obstante, previo a la elección de 1999, de acuerdo a la información que recopiló el autor Juan Carlos Villarreal Martínez, el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León no decidió quién sería el candidato que sucedería a César Camacho Quiroz, suplente de Emilio Chuayffet, por lo que la dirigencia mexiquense tomó la decisión de elegir al primer candidato a la gubernatura mediante elecciones primarias, es decir, con el voto de la militancia.

Debido a que fue la primera vez que se realizaba dicho ejercicio, los problemas no fueron ajenos, por lo que el priismo de la entidad tuvo que organizar todo y sopesar los conflictos entre los aspirantes al cargo que no estuvieron de acuerdo con el candidato. El ganador fue Arturo Montiel, quien a la postre se convirtió en el gobernador.

Arturo Montiel fue gobernador del Edomex de 1999 a 2005 (SAÚL LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM)
Arturo Montiel fue gobernador del Edomex de 1999 a 2005 (SAÚL LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM)

Sin embargo, es aquí cuando nace la primera estrategia para fortalecer al partido en su ámbito local —similar a la que aplicó Isidro Fabela cuando se convirtió en el mandatario mexiquense en 1942— y fue unir a las corrientes del partido, dejando atrás aquellas divisiones que se había creado luego de que muchos gobernadores abandonaron el cargo y dejaban a sus suplentes.

“Montiel supo limar progresivamente las asperezas con la mayoría de los miembros de los grupos del Estado de México y, a su vez, integrarlos dentro de su administración, configurando un nuevo liderazgo estatal en su persona”

Entonces al no existir Presidente de la República, el peso del partido en el Estado de México recayó sobre Arturo Montiel, lo que ocasionó que las fracturas se fueran dejando atrás paulatinamente, además de sobreponerse a la muerte de Carlos Hank González, uno de los últimos líderes no sólo del mítico Grupo Atlacomulco, sino del partido en general.

Enrique Peña Nieto siguió con la estrategia de integrar diferentes corrientes con el fin de lograr la unidad partidista (Noé Marure/CUARTOSCURO.COM)
Enrique Peña Nieto siguió con la estrategia de integrar diferentes corrientes con el fin de lograr la unidad partidista (Noé Marure/CUARTOSCURO.COM)

Al término de su gobierno, Montiel Rojas ya se había consolidado como uno de los cuadros priistas más sobresalientes; no obstante, las acusaciones por presuntos actos ilícitos en su administración hizo que su fama se fuera apagando, aunque esto no golpeó directamente en el partido, debido a que se previó como su sucesor a Enrique Peña Nieto, su sobrino y una cara joven del tricolor.

Al igual que su sucesor, la designación de Peña Nieto se dio mediante un proceso interno donde había 11 precandidatos; sin embargo, a la hora del registro sólo se presentó el oriundo de Atlacomulco, por lo que se descartó la participación de la militancia mediante unas elecciones primarias.

Mientras que el triunfo de Arturo Montiel fue por muy poca diferencia y algunas veces cuestionado por presuntos actos de fraude, Enrique Peña Nieto ganó ampliamente la elección en 2005, lo que lo consolidó en el poder local.

Tras la estrategia de Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto fortaleció dicho movimiento (Infobae México/Jesús Abraham Avilés Ortiz)
Tras la estrategia de Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto fortaleció dicho movimiento (Infobae México/Jesús Abraham Avilés Ortiz)

Debido a que la unión de las diferentes corrientes y facciones del partido le habían funcionado a su antecesor, el oriundo de Atlacomulco siguió con la estrategia de integrar a su gabinete a diferentes personalidades, muchas de ellas incluso alejadas del grupo al que pertenecía.

“Enrique Peña Nieto mantuvo uno de los principios tradicionales de cohesión en la entidad: considerar a la clase política de varias corrientes y de las administraciones pasadas para configurar su gabinete de trabajo”

Tal trabajo que habría iniciado Arturo Montiel no sólo se replicó en el PRI mexiquense, sino que también tuvo impacto en el tricolor nacional, tanto así que lograron que Peña Nieto fuera designado como el candidato a la Presidencia de la República en 2012.

Al ganar la titularidad del Ejecutivo Federal, el mexiquense siguió haciendo lo que mejor sabía y era unir a su gobierno a diferentes priistas; sin embargo, en esta ocasión no tuvo éxito la fórmula, debido a que su gobierno fue ampliamente criticado —por múltiples hechos que se presentaron desde la desaparición de los 43 de Ayotzinapa hasta la Casa Blanca, por mencionar algunos—, lo que provocó que hasta la fecha se mantenga alejado del partido.

Guardar

Nuevo