Tras la captura y posterior condena de Joaquín El Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa pasó por un relevo generacional que desató una serie de cambios al interior de la estructura criminal. No solamente se modificó su modo de operación, sino también el tipo de actividades delictivas que llevan a cabo. Ejemplo de ello fue la transición de las drogas químicas a los opioides sintéticos.
Mientras que el juicio de Guzmán Loera en Estados Unidos se enfocó en el tráfico de cocaína, cuatro de sus hijos enfrentan acusaciones en el país vecino por su responsabilidad en el trasiego de fentanilo. Por ello, ‘Los Chapitos’ -como también son conocidos- son uno de los objetivos prioritarios de las autoridades estadounidenses, pues ahora son los principales protagonistas del narcotráfico en México.
Y es que debido a que el fentanilo ha cobrado la vida de miles de ciudadanos estadounidenses a causa de sobredosis -además de provocar una crisis de salud pública-, miembros del partido Republicano buscan catalogar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo cual no ha sido bien recibido por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Lo cierto es que este “giro” al interior del Cártel de Sinaloa no solamente tuvo que ver con el aumento de los opioides sintéticos, sino que vino acompañado con el ascenso de ‘Los Chapitos’ y el nivel de violencia que emplean en sus actividades criminales. Tanto los hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, como Ovidio y Joaquín Guzmán López, han recurrido a cruentos métodos para expandir el negocio heredado de su padre.
Fentanilo, el nuevo protagonista del narco
Anne Milgram, directora de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), ha indicado que ‘Los Chapitos’ fueron unos “pioneros” en la fabricación y tráfico de fentanilo, el cual ha sido introducido en Estados Unidos durante los últimos ocho años. Aunque gracias a ello han llegado a la cima del Cártel de Sinaloa, esto no siempre fue así.
En menos de una década, el también llamado Cártel del Pacífico pasó de tener un espacio “improvisado” donde se fabricaba el opioide, a contar con una red de laboratorios clandestinos distribuidos al norte de Sinaloa donde se producen las pastillas, según reportes de la agencia AP. Pero de acuerdo con Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, no se tratan de “superlaboratorios” sofisticados, pues para mezclar los precursores químicos se utilizaban cubetas metálicas y palos de madera.
Fue en 2014 cuando ‘Los Chapitos’ comenzaron a fabricar fentanilo en un laboratorio ubicado en Culiacán, el principal bastión del Cártel de Sinaloa, según una acusación presentada ante el Distrito Sur de Nueva York. Conforme pasó el tiempo y tras la captura de ‘El Chapo’ en 2016, se contactaron con empresarios chinos para importar los precursores químicos a México. Asimismo, comenzaron a utilizar estufas industriales y prensas para píldoras, con el objetivo de aumentar su producción.
Para comprobar la pureza del opioide –la cual depende según el procedimiento empleado y los “cocineros” que participan en su elaboración-, los miembros de esta facción recurrieron a crueles métodos que eran aplicados en sus rivales, a quienes inyectaban hasta que murieran de una sobredosis. Pese a su letalidad, las pastillas eran enviadas a territorio estadounidense donde posteriormente eran distribuidas, de manera que la cocaína pasó a un segundo plano.
Según una declaración de Iván Archivaldo recuperada por agentes infiltrados de la DEA, su objetivo es inundar Estados Unidos con fentanilo para abastecer las “calles de drogadictos”. Es por ello que la agencia estadounidense ofrece una recompensa de hasta USD 10 millones por información que lleve a la captura del capo de 40 años, quien se encuentra en la lista de los 10 narcotraficantes más buscados.
Pese a estas acusaciones, el presidente López Obrador ha sostenido que en México no se produce fentanilo, aunque sí ha reconocido que al norte del país se “troquelan” las pastillas. Sin embargo, no se tienen registros de un alto consumo de este opioide como en Estados Unidos, donde en 2021 murieron más de 100 mil personas a causa de sobredosis.