El fusil que antes enorgullecía a las Fuerzas Armadas mexicanas, en años recientes se ha convertido en un motivo de preocupación, pues su presencia se hizo mayor en el bando que pretendía combatir: los grupos criminales.
Se trata del rifle de asalto Xiuhcóatl FX-05, el cual recibe su nombre del náhuatl para “serpiente de fuego” en alusión al arma viviente que empuñó Huitzilopochtli para matar a sus 400 hermanos y consolidarse como el dios del Sol.
Este artefacto fue diseñado y fabricado en los talleres de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) con el objetivo de brindarle a los militares mexicanos un arma letal adecuada a sus necesidades y características.
Desde 2006 se convirtió en el fusil predilecto del Ejército, pero con el transcurso del tiempo su uso se ha diversificado hasta llegar a las manos de sicarios de al menos ocho cárteles del narcotráfico.
Una investigación del periodista Óscar Balderas, publicada en Milenio, refirió que la “serpiente de fuego” ha sido utilizada en múltiples ocasiones para agredir a elementos de las fuerzas de seguridad. Uno de los casos más recientes fue el enfrentamiento en Morelia entre hombres del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y agentes de la Fiscalía de Michoacán, de la Guardia Nacional y de la Sedena.
Un integrante de la GN entrevistado por Balderas, identificado como el Agente Mayor E.A., mencionó que en aquella refriega, en la que murieron dos policías, uno de los sicarios intentó acribillarlo utilizando el arma insignia de la Sedena.
Cuando el uniformado se acercó a preguntarle a uno de los oficiales al mando del operativo si ese era un FX-05, este le respondió: “Sí, ahora con esas nos tiran a matar”, citó el periodista.
Con una capacidad para disparar hasta 750 balas por minuto y ser altamente adaptable —ya que se le puede instalar desde una mortífera bayoneta hasta un lanzagranadas—, el Xiuhcóatl FX-05 pasó de ser un motivo para vanagloria de los militares, a ser un factor de angustia.
¿Cómo llegaron los rifles a manos del crimen organizado?
Según información compartida por Óscar Balderas, recabada mediante distintas entrevistas, habría múltiples factores que contribuirían a que el Xiuhcóatl FX-05 dejara de ser un arma exclusiva del Ejército.
Una de las hipótesis planteada por el Agente E.A. apuntó que los talleres de fabricación serían un punto de fuga. Debido a que los FX-05 se fabrican y ensamblan pieza por pieza, hay “gente dentro de la misma institución” que extrae los componentes de a poco y, una vez fuera, los rearman y venden cada rifle por aproximadamente 50 mil pesos.
En un diálogo con Carlos Pérez Ricart, investigador del CIDE, se expuso una posibilidad mucho más alarmante, pues todo podría ser parte de una “amplia estructura de altos mandos”.
Lo anterior, debido a que los fusiles de la Sedena podrían distribuirse de manera ilegal a través de los contratos que tiene la corporación con los gobiernos estatales y las policías municipales. “Se estipula un monto [de rifles], se hace el cargamento y en la entrega puede ser que lleguen menos armas a los estados que lo que indica el inventario”, comentó Ricart en la entrevista.
En caso de que estos planteamientos fueran confirmados, se desconoce la magnitud a la que esta situación podría escalar. Conviene subrayar que, en este contexto, la Sedena anunció la incorporación de una nueva arma a su arsenal de la línea Xiuhcóatl.
A manera de celebración por el 200 aniversario del Heroico Colegio Militar, el Ejército tiene contemplado lanzar la subametralladora SAX-200, emanada de sus propios talleres y que está pensada para militares de alto mando, como generales, jefes y oficiales.
Se estima que pueda disparar hasta 800 balas por minuto y 68% de sus componentes serían los mismos que los utilizados para el FX-05, por lo que no se descarta la probabilidad de que este artefacto también llegue a las manos de grupos delictivos.