Los colores son una parte fundamental de nuestra vida cotidiana y nos afectan de diversas maneras, desde nuestro estado de ánimo hasta nuestras decisiones de compra. La conexión entre los colores y las emociones ha sido objeto de estudio de psicólogos, científicos y diseñadores durante décadas, y cada vez se comprende mejor cómo los colores pueden influir en nuestra psicología y comportamiento.
Según un estudio realizado por la Universidad de Rochester, en Estados Unidos, el rojo se asocia con la emoción de la ira, mientras que el azul se relaciona con la calma y la tranquilidad. El verde, por otro lado, se asocia con la naturaleza y la relajación, y el amarillo se relaciona con la felicidad y la energía.
Otro estudio publicado en la revista Color Research and Application encontró que el color rosa tiene un efecto calmante y tranquilizante, mientras que el naranja puede provocar una sensación de excitación y entusiasmo.
En el mundo del marketing, los colores también juegan un papel importante. Según un estudio de la Universidad de Loyola en Maryland, los consumidores pueden tomar una decisión de compra en solo 90 segundos, y el 62% a 90% de esa decisión se basa en el color del producto. Por ejemplo, el rojo se asocia con la emoción y la urgencia, por lo que es un color comúnmente utilizado en las ofertas y promociones.
Pero no todas las emociones asociadas con los colores son universales. Según un estudio publicado en la revista PLOS ONE, la relación entre los colores y las emociones varía entre diferentes culturas. Por ejemplo, en China, el blanco se asocia con la muerte y la tristeza, mientras que en la cultura occidental se relaciona con la pureza y la paz.
Los colores no solo afectan nuestra visión y nuestra percepción, también lo que nosotros pensamos y sentimos, confirma Mabel Amanda López, experta de la Universidad de Buenos Aires.
La neurociencia del color
Los colores son una parte esencial de nuestra percepción del mundo, y la neurociencia está descubriendo cada vez más sobre cómo nuestro cerebro procesa e interpreta los colores. Los científicos están explorando cómo los colores afectan nuestro estado de ánimo, nuestra memoria y nuestra atención, y cómo pueden ser utilizados en campos como el marketing y la terapia.
Según un estudio publicado en la revista Current Biology, nuestro cerebro procesa los colores en dos etapas: primero, detecta los colores y los separa en diferentes categorías (como rojo, verde o azul), y luego interpreta el significado emocional de cada color. Esto significa que nuestro cerebro no solo procesa los colores visualmente, sino que también les asigna un valor emocional y simbólico.
La neurociencia también ha descubierto que los colores pueden afectar nuestra atención y memoria. Un estudio publicado en la revista Attention, Perception and Psychophysics encontró que los colores brillantes y saturados pueden mejorar la atención y la retención de información en nuestra memoria a corto plazo. Los colores también pueden afectar nuestra percepción del tiempo: según otro estudio publicado en la revista Perception, el color rojo puede hacernos percibir el tiempo como más corto.
En el mundo del marketing, los colores también juegan un papel importante. Un estudio de la Universidad de Loyola, en Maryland, apunta que los colores pueden aumentar el reconocimiento de la marca hasta en un 80%.
Los expertos en marketing utilizan colores específicos para transmitir emociones y sentimientos, como el rojo para la urgencia y la emoción, el azul para la confianza y la calma, y el verde para la naturaleza y la relajación.
En terapia, los colores se utilizan como una herramienta para la curación emocional y la relajación. La cromoterapia, también conocida como terapia del color, utiliza diferentes colores para tratar diferentes dolencias emocionales. Por ejemplo, se dice que el color azul puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, mientras que el color amarillo se utiliza para mejorar el estado de ánimo y la energía.
El impacto de los colores en nuestros estados de ánimo
Si bien las asociaciones específicas entre los colores y las emociones pueden variar según el contexto cultural y personal de cada individuo, hay algunas tendencias generales que han sido objeto de estudio por diversos expertos en el campo de la psicología del color.
Los colores que asociamos con nuestras emociones están definidos por el entorno, ya que los colores son factores muy importantes, ya que nos hacen prevenir emociones fuertes como el miedo, también las estimula, como en las películas de terror, admite Georgina Ortiz, experta de la Facultad de Psicología de la UNAM.
La UNAM realizó un estudio con población de México, Chile y Argentina en donde observaron que la mitad de las personas encuestadas relacionaron el miedo con el color negro, aunque también con los colores gris y rojo.
Según el estudio de la Universidad de Rochester, los colores cálidos como el rojo, el naranja y el amarillo suelen ser asociados con emociones como la felicidad, la emoción y la energía, mientras que los colores fríos como el azul, el verde y el morado suelen ser asociados con emociones como la tristeza, la calma y la serenidad. Sin embargo, también se ha encontrado que las asociaciones pueden variar en función del tono, la saturación y el brillo de cada color.
Otro estudio realizado por la Universidad de Granada encontró que el color rojo puede aumentar el ritmo cardíaco y la presión arterial, y puede estar asociado con emociones como el amor y la pasión, pero también con la ira y la hostilidad. El color verde, por otro lado, puede estar asociado con la tranquilidad y la relajación, y puede tener un efecto calmante en el cuerpo y la mente.
En el campo del marketing y la publicidad, se han utilizado las asociaciones de colores y emociones para influir en el comportamiento del consumidor. Según el experto en marketing y psicología del color, Neil Patel, el color azul puede transmitir confianza y seguridad, mientras que el rojo puede estimular el apetito y la urgencia. El color verde puede estar asociado con la salud y la naturaleza, mientras que el negro puede transmitir lujo y exclusividad.