“Llegaremos hasta las últimas consecuencias”, fueron las palabras con las que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso Mendoza, advirtió a los miembros de la pandilla Los Tiguerones que autoridades del país sudamericano los tienen en la mira tras un ataque en el puerto de Esmeraldas, el cual dejó un saldo nueve pescadores muertos durante la segunda semana de abril.
Si bien la violenta agresión volvió a poner en el ojo de la opinión pública a uno de los grupos delictivos más peligrosos de Ecuador, dicho suceso fue solo la punta del iceberg de toda la ola de violencia que pandillas ecuatorianas han desatado al aliarse con cárteles de la droga mexicanos, entre los que destacan el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa.
Lluvias de balas, explosiones, atentados y homicidios sellados con mensajes han sido las señales que dan cuenta sobre cómo los cárteles mexicanos han exportado su narcoguerra hasta Sudamérica, en donde han buscado aliarse con grupos delictivos para coordinar el envío de cocaína procedente de Colombia y Perú.
El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) extendieron sus disputas hasta Ecuador para dominar el transporte de cocaína desde ciudades clave. Para ganar la narcoguerra desatada, los pandilleros están siendo enviados a campos de entrenamiento en el norte de ese país para aprender a matar, según una investigación realizada por Vice News.
“Los niños están siendo reclutados como asesinos porque bajo el sistema legal de Ecuador enfrentan relativamente poco tiempo en prisión si son atrapados”, se lee en el artículo firmado por Emily Green.
Aunque anteriormente los cárteles mexicanos desempeñaban únicamente un papel de apoyo para el narcotráfico de Ecuador, actualmente estas organizaciones criminales están financiando la producción y trasiego de cocaína. En esta red participan grupos guerrilleros colombianos y posteriormente las pandillas ecuatorianas, quienes son las encargadas de mover la droga en los puertos más importantes de esa nación.
Los cárteles mexicanos saben que Ecuador es un centro de tránsito para la cocaín por su ubicación geográfica, por lo que cuentan con media docena de pandillas importantes a su servicio entre las que destacan Los Choneros, Gangsters y Patones -aliados del Cártel de Sinaloa- y Los Tiguerones, Lobos y Chonekillers, quienes trabajan para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
¿Quiénes son Los Tiguerones?
En el norte de Ecuador, a aproximadamente 400 kilómetros de Guayaquil, se encuentra la ciudad portuaria de Esmeraldas, sitio en donde a finales de la década de 2010 surgió la pandilla de Los Tiguerones.
Las primeras actividades delictivas de la pandilla se remontan al año 2019 cuando fueron identificados como una escisión de Los Choneros, la organización criminal más grande que operaba en Ecuador, según información de la cadena BBC Mundo.
Autoridades del país que actualmente gobierna Guillermo Lasso Mendoza identificaron como líder de Los Tiguerones a Álex Salazar Villamar, quien se encuentra en libertad desde 2021 luego de cumplir el 60% de una condena por el delito de receptación cometido en 2017.
El vínculo con el CJNG
Una de las principales actividades que Los Tiguerones realizan en territorio ecuatoriano es el narcotráfico, para la cual se asociaron con una de las organizaciones criminales más poderosas y peligrosas de México: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Reciben su pago por dar protección al cartel Jalisco Nueva Generación. Normalmente les pagan con cocaína, aunque también con efectivo, y ellos venden microdosis en Ecuador, donde el consumo de droga ha aumentado”, declaró para BBC Mundo el periodista ecuatoriano Arturo Torres.
La alianza que Los Tiguerones mantienen con la organización criminal que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, consiste en recibir cocaína procedente de Colombia y almacenarla para posteriormente entregarla en puertos o aeródromos para su transporte a México o Estados Unidos.
La investigación que BBC Mundo realizó sobre la pandilla de Los Tiguerones también reveló que otra de las actividades delictivas que más ingresos le genera a los miembros de la organización criminal es la extorsión a empresarios y comerciantes.
Los recursos, entrenamientos y armas que el cártel de las cuatro letras ha proporcionado a Los Tiguerones ocasionó que la pandilla buscara expandir su poderío fuera de la ciudad Esmeraldas, desatando así violentos enfrentamientos con grupos rivales que operan en ciudades como Guayaquil o Quito.