Tanto el proceso electoral en el Estado de México (Edomex) de 2017 como el de este 2023 han sido catalogados como “los más reñidos” en la historia de la entidad; sin embargo, en 1999 se vivió uno que estuvo a punto de debilitar a la dirigencia local del Partido Revolucionario Institucional (PRI), debido a la fuerza que estaban tomando el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Cuando se habla de que el PRI gobernó por más de nueve décadas el Edomex y que, hasta este momento —meses antes de la elección—, es considerado uno de sus bastiones, se tiene la idea de que el poder fue absoluto para el instituto; sin embargo, sí existieron ocasiones en que esta idea estuvo a punto de perecer, especialmente cuando llegó al poder Arturo Montiel Rojas.
La narrativa se ha fortalecido debido a que, mientras algunas entidades en México comenzaron a transitar hacia la alternancia política en la década de los noventa, pocas fueron aquellas que se mantuvieron priistas hasta estos días; de hecho, las dos entidades que renovarán su gubernatura este 2023 son las únicas que no han sido administradas por otras organizaciones.
Fue justo la década de los noventa la que representó uno de los mayores retos para el priismo, pues aunque se comenzaron a aplicar reformas federales en materia electoral desde 1976, fue casi 20 años después cuando tuvieron un efecto visible para la sociedad, misma que reclamó nuevas formas de realizar la administración del Estado mexicano.
En el año 1996, de acuerdo al académico Juan Carlos Villarreal Martínez, fue cuando las leyes de finales de los setenta se aplicaron a las leyes mexiquenses, pues fue en mayo de dicho año cuando se reformó la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México (CPELSM), en donde se estableció la creación del Instituto Electoral local y se desapareció a la Comisión Estatal Electoral.
Sin embargo, no fue lo único que preparó el escenario para lo que pudo ser una tragedia priista, debido a que algunos gobernadores no concluyeron sus periodos al frente de la entidad, ya sea por problemas internos o porque fueron requeridos para formar parte de los gabinetes presidenciales, como fue el caso de Alfredo del Mazo González.
Todas estas situaciones, sumado a que en 1997 el PRI perdió por primera vez el control de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, así como la relación “extraña” entre el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y el tricolor nacional, provocaron que el ambiente comenzara a tensarse en la entidad, pues la relación entre partido y ciudadanía ya no era la misma.
No obstante, para poder recuperar la relación no sólo con la población, sino con la militancia priista, el tricolor por primera vez llevó a cabo elecciones primarias para elegir a quien los representaría en la boleta electoral el 4 de julio de 1999, en las cuales ganó Arturo Montiel, un político nacido en Atlacomulco y que buscaba retornar la fuerza priista a la entidad.
La elección no fue pacífica del todo, pues Humberto Lira Mora y Héctor Ximénez señalaron que no había existido el proceso de equidad en el proceso interno; sin embargo, se respetó la decisión y, al final, el integrante del Grupo Atlacomulco supo limar asperezas y dejar atrás los conflictos.
Los problemas internos del partido no eran los únicos que tuvo que enfrentar el priista, pues en las elecciones pasadas el PAN y el PRD comenzaron a gana las presidencias de algunos municipios, por lo que el poder totalitario del PRI ya no era el mismo.
Al final, Montiel Rojas resultó electo al obtener un millón 371 mil 564 votos; mientras que el panista José Luis Durán Reveles alcanzó un millón 146 mil 71 sufragios, la diferencia fue apenas de 225 mil 493, es decir, apenas 6.94 puntos de diferencia.
Sin embargo, al parecer, el resultado del Edomex, aunque dejó una victoria para el priismo mexiquense, daría indicios de lo que se viviría un año después a nivel nacional cuando Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República, rompiendo la tradición priista que se mantuvo por siete décadas.
Ambos resultados —los locales y nacionales— provocaron cambios en todo el PRI, pues ya no había titular del Ejecutivo Federal que dictara las reglas, lo que ocasionó que las élites locales, los gobernadores, diputados y senadores tomaran el poder del partido, algo que no había ocurrido desde 1929.
No obstante, pese a lo catastrófico que podría sonar, al interior del PRI Edomex el resultado cimbró para modificar las dinámicas internas, pues Montiel Rojas volvió a la tradición de unir a su gobierno a todas las fuerzas del partido, lo que “revivió” al partido en la entidad.