El pasado lunes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) condenó que la Agencia Antidrogas (DEA) de Estados Unidos se haya infiltrado en México para seguir los pasos de Los Chapitos. Esto, luego de que el Departamento de Justicia anunciara el viernes cargos en tres distritos federales contra casi una treintena de miembros del Cártel de Sinaloa.
Sobre el tema, el mandatario nacional, entre otras cosas, señaló que “no pueden haber agentes extranjeros en nuestro país. Podemos compartir información, pero son solo los elementos del Ejército mexicano, de la Marina y de la Guardia Nacional los que pueden intervenir (...) Ese es el problema. Vamos a seguirles insistiendo, persuadiéndolos, de que no van a lograr nada así. Son campañas del pentágono. ¿Qué tienen que andarse metiendo?”
Tras los dichos del presidente de México, algunos periodistas, en sus columnas de este martes, criticaron sus declaraciones. Uno de ellos, fue el periodista Carlos Marín, en su columna El asalto a la razón de este martes, a la que tituló “Pero el infiltrado no fue el gobierno”.
En ella, Marín dice que la “indignada” reacción de López Obrador sobre el trabajo de los agentes de la DEA en México para infiltrarse en el grupo de Los Chapitos, solo se justificaría si el objetivo hubiese sido su gobierno y no una letal organización criminal multinacional.
Señala que el gobierno de Joe Biden enfrenta, cuando menos, al poderoso grupo de Los Chapitos, con la óptica que combate a los terroristas de Al Qaeda o el Estado Islámico. Esto, menciona Marín, responde a la importancia que el fiscal general Merrick B. Garland da a esa pandilla al asegurar que el llamado Cártel de Sinaloa realiza, desde hace ocho años, “la operación de tráfico de fentanilo más grande, violenta y prolífica del mundo”.
Entre otras cosas, señala que pese a las evidencias de que en México se produce fentanilo, el mandatario federal lo sigue negando, y en vez de que asuma que su gobierno no ha podido con el problema, asumió la investigación como un agravio.
“Si “amor con amor se paga” y para quedar tablas, mejor que ordene infiltrar en EU a los traficantes de armas”, concluye Marín.
Otro de los columnistas que criticaron la actitud del presidente en su columna de este lunes, fue Pablo Hiriart, quien en su columna Uso de razón, a la que tituló este martes “No me digas frijolero”, en el medio El Financiero, señala que con su acción, la DEA le dijo al gobierno de México, en su cara, que la soberanía del país le importa un “cacahuate”.
En su texto, Hiriart explica que la DEA se metió, literalmente, hasta la cocina en la que se fabrica el fentanilo sin avisar a las autoridades mexicanas, algo que calificó el presidente López Obrador como una intromisión abusiva y prepotente que no se debe aceptar.
Sin embargo, se pregunta el columnista, ¿Qué va a hacer el presidente para que se respete la soberanía mexicana?
Recordó que, ayer, el mandatario mexicano respondió con una caricatura del gringo pacheco que acusa de corrupto al mexicano, mientras este último le responde: “mariguano”. “Tal vez hoy ponga una canción de Molotov. Así el nivel”, escribió en su columna el periodista.
Entre otras cosas, dice que existe fractura entre las fuerzas armadas del país, y que las autoridades estadounidenses no se reúnen con las mexicanas, porque lo consideran una pérdida de tiempo, pues no tienen la menor idea de lo que ocurre en su país.
“La información que proporcionó la administradora de la DEA señala que mandos del Ejército mexicano llevaron a los agentes a visitar laboratorios donde se fabrica el fentanilo, en ranchos ubicados en el estado de Sinaloa.
En el terreno les mostraron lo que su Comandante Supremo dice que no existe”, se lee en el texto.
Se pregunta Hiriart qué respeto van a tener las agencias estadounidenses de un vecino cuyo presidente está completamente extraviado de la realidad.
El periodista, Javier Tejado Dondé, en su columna Espectro, publicada en el medio El Universal, titulada “Todos espían a los cárteles en México, pero les dejan seguir asesinando a miles”, señala que a pesar de que agencias estadounidenses y de seguridad mexicanas han espiado y han tenido ubicados a delincuentes, en este caso, Los Chapitos, en donde se abastecen de armas y en donde trabajan, no han hecho nada por detenerlos.
Por ejemplo, señala que desde marzo de 2016, la Sedena en conjunto con la DEA, conocían la ubicación de los hijos del Chapo, Archivaldo y Joaquín Jr, pero optaron por no capturarlos. Además, vía Guacamaya Leaks, se supo que la Sedena tenía espiados a los cárteles del Golfo y al de Jalisco. “Total, las fuerzas armadas de México y de EU tienen un mapeo detallado de quién es quién en cada cártel”.
Explica que las autoridades de ambos países pudieron intervenir, con esa información, para salvar la vida de muchas personas en México, y sencillamente, decidieron no hacerlo.
Por su parte Leonardo Kourchenko, en su columna El Globo de este martes, publicada en El Financiero y titulada “¿Qué parte no entiende?”, señala que el mandatario mexicano insiste en que el tema de las drogas en México y de los hijos del Chapo Guzmán, son temas domésticos para el país, cuando para Estados Unidos es un tema vital, calificado ya como seguridad nacional.
Señala que AMLO se enoja y lanza diatribas, todo esto justo una semana después de una cumbre en coordinación de acciones conjuntas entre ambos gobiernos (EEUU y México) para controlar, reducir y neutralizar la producción y cruce de fentanilo a territorio estadounidense, además de controlar, disminuir e impedir el tráfico de armas a México.
Seis días después, señala Kourchenko, AMLO se les va encima con una sarta de calificativos y dice que lo que hacen es trabajo del Ejército, la Armada, la Guardia Nacional y la Fiscalía. Pero, explica, las preguntas obligadas son “¿por qué no hacen el trabajo?, ¿por qué no hay embargos, incautaciones, laboratorios desarticulados y grupos arrestados?, ¿por qué no hay acciones concertadas y estrategias?, se deben preguntar en Washington”.
También, señala, en su conferencia de ayer, el presidente López Obrador pareciera defender al Cártel de Sinaloa. “Parafraseando sus afirmaciones, uno pudiera inferir que se molesta porque otros –externos, americanos– vienen a comprobar lo que él tanto ha negado: “Aquí no se produce fentanilo”. Pues la DEA acaba de probar que sí”.
Concluye su columna señalando que AMLO sigue sin entender la gravedad de su discurso, la provocación continua de sus palabras, la innecesaria confrontación con un gobierno que, en los hechos, le ha brindado un trato respetuoso y cordial, a diferencia de Donald Trump, que maltrató al país con creces.