El Centro Nacional de Pronóstico del Tiempo emitió una advertencia sobre la posible llegada de El Niño en los próximos meses, con un 62% de probabilidad de que ocurra entre mayo y julio de 2023.
El Niño tiene un impacto significativo en la agricultura, la pesca, la energía y otros sectores económicos, y puede provocar sequías, inundaciones, deslizamientos de tierra y otros desastres naturales.
Entre los efectos peligrosos que puede traer El Niño se encuentran las fuertes lluvias e inundaciones, así como también sequías. En el norte de Estados Unidos y Canadá, las temperaturas serían más cálidas y las precipitaciones menos frecuentes, mientras que en la costa del Golfo se esperan inundaciones debido a un clima más húmedo de lo habitual.
¿Qué es el fenómeno de El Niño?
El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural que se caracteriza por el movimiento de las temperaturas del océano en el Océano Pacífico central y oriental hacia el este, empujando el agua menos cálida hacia el oeste. Este patrón de perturbación se relaciona con diversos cambios climáticos y fenómenos meteorológicos, lo que significa que con su llega podría haber graves consecuencias.
Afortunadamente, los avances científicos y tecnológicos mejoraron significativamente la capacidad de los expertos para predecir este fenómeno con mayor precisión, lo que ayuda a la sociedad a prepararse mejor para los riesgos asociados.
Es importante tener en cuenta que durante la primavera del hemisferio norte, la llamada “barrera de predictibilidad” puede afectar la precisión de los modelos de pronóstico estacional relacionados con ENOS.
Por lo tanto, es esencial interpretar con precaución las proyecciones a largo plazo y monitorear de cerca la evolución del fenómeno ENOS en los próximos meses.
El Niño podría romper récord mundial de alta temperatura
De acuerdo con la ONU, las probabilidades de que se forme este fenómeno natural durante la primera mitad del año son bajas, con un 15% de probabilidad de que ocurra entre abril y junio. Sin embargo, se espera que estas probabilidades aumenten progresivamente entre mayo y junio, alcanzando un 35%, y que crezcan notablemente entre julio y agosto, con un 55% de probabilidad.
En este sentido, la ONU recomendó que las autoridades y la población en general se mantengan alerta y tomen las medidas necesarias para prevenir y mitigar los posibles efectos del fenómeno. Entre las medidas recomendadas se encuentran la preparación de planes de contingencia, la limpieza y el mantenimiento de sistemas de drenaje y la conservación de recursos hídricos.
Además, la ONU advirtió que existe una alta probabilidad de que, hasta 2026, haya por lo menos un año con las temperaturas más altas jamás registradas. De acuerdo con el organismo, pese a que la combinación de El Niño y el cambio climático provocaron que 2016 fuera el año más cálido jamás registrado.
Hay un 93% de probabilidad de que al menos en un año hasta 2026 se supere este registro, y un 50% de probabilidades de que la temperatura global alcance temporalmente los 1,5°C por encima de la era preindustrial.
Esto es especialmente preocupante, ya que el calentamiento global y los fenómenos climáticos extremos están teniendo un impacto cada vez más grave en el medio ambiente y la economía mundial.
México bajo la influencia de El Niño
El fenómeno de El Niño continúa impactando el clima en México, según informes recientes. En invierno, El Niño provoca un aumento en la precipitación en el noroeste y noreste del país, mientras que disminuye en la parte sur. Además, los inviernos con El Niño son más fríos en todo el país.
Por otro lado, los veranos con El Niño resultan más secos y cálidos que en los veranos de La Niña, lo que a menudo lleva a sequías graves y la pérdida de bosques por incendios forestales.
México es un país con más del 60% del territorio considerado árido o semiárido, por lo que la disponibilidad de agua es un tema crítico. Los efectos de la sequía a menudo se sienten más en la producción de granos básicos en algunas regiones, especialmente en combinación con las condiciones extremas de relieve y altitud en el país.
La escasez de lluvia en ciertos años es una señal evidente de un Niño fuerte, y los costos de la sequía son los que más se resienten en México.
Además de este fenómeno, otros factores, como los frentes fríos y las lluvias invernales, modulan el clima en México en invierno.
Estos “nortes” son el resultado de la acumulación de aire frío en latitudes medias e intensos gradientes meridionales de presión en la troposfera baja, lo que resulta en irrupciones de aire frío hacia los trópicos.
Es por esto que El Niño sigue siendo un factor importante en el clima de México, con impactos en la precipitación, las temperaturas y la disponibilidad de agua. Los veranos con dicho fenómeno son particularmente secos y cálidos, lo que a menudo lleva a sequías graves y la pérdida de bosques por incendios forestales.
Por supuesto, la disponibilidad de agua sigue siendo un tema crítico en un país donde más del 60% del territorio se considera árido o semiárido.