Las redes sociales son para muchas personas la principal fuente de información y comunicación, pero también representan una puerta cada vez más frecuente para acceder al consumo de drogas.
En septiembre del año pasado la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) advirtió sobre el uso que se hace de las redes sociales y de mensajería para vender drogas muy peligrosas como el fentanilo, un opiáceo sintético 50 veces más potente que la heroína y 100 más que la morfina.
“Se venden en medios sociales como Snapchat, Instagram y en stios de ‘e-comercio’ en la web oscura”, aseguró en aquel entonces la directora de la DEA, Anne Milgram, además de recordar que esas aplicaciones pueden descargarse en cualquier teléfono inteligente.
De acuerdo con académicos consultados en Estados Unidos, las dos organizaciones criminales más grandes de México, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, se han vuelto expertas en alta teconología para reclutar vendedores de su mercancía ilícita en EEUU sin tener que cruzar la frontera.
“Las posibilidades de los cárteles de la droga al usar la tecnología para su provecho son ilimitadas”, dijo la diario estadounidense Dallas Morning News la profesora asistente de Texas A&M University y experta en narcotráfico, Aileen Teague.
“El fentanilo es la droga de los medios sociales (...) Prácticamente cualquiera tiene acceso a ella”, declaró la experta en cárteles mexicano de Brookings Institution, Vanda Felbab-Brown.
Los cárteles ya llevan varios años, de acuerdo con la investigación del Dallas Morning News, recurriendo a la codificación para comunicarse a través de plataformas como Facebook y Youtube para compartir videos de ejecuciones y hacer propaganda criminal.
Un caso llamativo que sacó a relucir el poder de las redes sociales en relación con el narcotráfico ocurrió en Carrollton, Texas, resultando en hasta 10 sobredosis en menores de edad, tres de ellas fatales.
El hombre que les vendió las pastillas pactó la venta a través de una plataforma de redes sociales, informaron autoridades federales.
Asimismo, los decomisos en la frontera han mostrado que la mayor parte de la droga, especialmente el fentanilo, ingresa a Estados Unidos a través de puertos de entrada y no por otras secciones de la línea fronteriza.
“Es un recordatorio de que, en conjunto, como gobierno, estamos poniendo mucha atención en los lugares equivocados... Esto demuestra la futilidad de la vigilancia y la seguridad fronteriza en cierto sentido, porque ellos (los cárteles) pueden hacer uso de toda esta infraestructura tecnológica que la sociedad emplea”, advirtió Teague.
“Los medios sociales les dan notoriedad (...) Les dan una plataforma para enviar mensajes y hacer miles de millones de dólares”, destacó el presidente de Fontes International Solutions y ex agente del FBI, Arturo Fontes.
En Dallas hay pequeños grupos criminales que se encargan de distribuir los enervantes. Además de evitar llamar la atención, están en permanente contacto con los proveedores mexicanos y toman instrucciones directas en tiempo real a través de aplicaciones de mensajería codificada como Signal.
El papel del Cártel de Sinaloa
Autoridades de la DEA sostienen que un hombre identificado como Rafael Galindo Gallegos, de 53 años, quien huyó del norte de Texas, actualmente dirige desde Durango, México, la exportación de heroína, cocaína y otras drogas para el Cártel de Sinaloa.
“Algunos de estos maleantes están en algún lugar de Durango o Los Mochis enviándo órdenes directas a sus operadores, diciéndoles: ‘Toma la Central Expressway, sal por la derecha y dirígete al 7-Eleven”, detalló ak diario estadounidense el agente especial a cargo de la oficina de la DEA en Dallas, Eduardo Chávez.
Dichos mensajes, enviados a través de plataformas como WhatsApp, Signal y Telegram desaparecen en cuestión de minutos u horas, por lo que son más complicadas de rastrear a diferencia de las llamadas telefónicas y mensajes de texto.
El fentanilo, un opioide sintético originalmente formulado como anestésico, provocó más 900 muertes en Texas en 2020, según el Departamento de Servicios Estatales de Salud de Texas.
Dicha cifra aumentó a unas mil 650 personas en 2021, lo que se tradujo en un incremento de más del 80%.
“Las drogas producidas por el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco con frecuencia terminan siendo comercializadas por traficantes en plataformas de medios sociales para expandir sin descanso su negocio y vender con engaños falsas píldoras recetadas directamente a jóvenes y adolescentes”, advirtió Milgram.