Laura Bretón es fotógrafa y socióloga. Tiene 30 años de edad, pero desde hace poco más de 10 optó por el uso de la bicicleta como su principal medio de transporte al considerarla como “su mejor aliada”. En noviembre de 2022 fue atropellada por un automovilista en un incidente que pudo haber comprometido su vida. A pesar de la denuncia y las pruebas en video del suceso, las autoridades no dieron respuesta a su caso.
El caso de Laura no es aislado. De acuerdo con cifras recolectadas en el Informe de Hechos de Tránsito de la Secretaría de Movilidad, mil 085 ciclistas sufrieron lesiones durante recorridos en la Ciudad de México en 2022, mientras que 28 murieron en dicha situación. Si bien ambas cifras aumentaron con la presencia de la pandemia por COVID-19, desde la experiencia de Bretón, la atención de las autoridades al problema no ha sido contundente.
Después del mediodía del 30 de noviembre de 2022, Laura pedaleaba su bicicleta por el Eje 3 José Perón Contreras, en dirección hacia la avenida San Antonio Abad. Para ello, utilizó el carril compartido “bus - bici” del transporte público en contraflujo, pero en su camino se topó con un carro que se encontraba estacionado y obstruyendo el paso de los vehículos autorizados para circular.
Cuando intentó esquivar el obstáculo por uno de los costados del flujo vehicular, Laura se encontró de frente con un automovilista que salió desde la calle Bernardo Couto. No obstante, de acuerdo con la evidencia de las cámaras de video, lejos de incorporarse de inmediato al carril que le correspondía, impactó de frente su bicicleta y provocó su caída.
“Cuando vi que el sujeto se acercaba hacia mí, empecé a sonar mi silbato para que se detuviera pero le valió. No le importó y de todas formas me aventó la lámina. Quedé frente a él y le grité en su cara. Me escuchó porque traía el vidrio abajo, pero me gritó de vuelta y aceleró con toda la intención de hacerme daño. En el segundo arrancón se llevó la parte de atrás de mi bicicleta, aunque también me pisó el pie y golpeó mi pierna”, dijo Laura a Infobae México.
La experiencia que Laura vivió a bordo de su bicicleta se ha vuelto una situación común entre las personas que utilizan el mismo medio para transportarse. En una encuesta realizada por Infobae México entre 118 ciclistas, el 60% de declaró haber sufrido al menos algún incidente de tránsito, como choque o atropellamiento, provocado por la invasión de las ciclovías disponibles en la actualidad, así como por la falta de pericia de conductores de automóviles particulares, motocicletas, taxis y autobuses de transporte público.
A pesar de las cifras y el desenlace mortal que experimentan muchas personas a bordo de la bicicleta en la capital, los protocolos de atención y protección a los conductores de dicho medio de transporte parecen no tener el funcionamiento adecuado. Aunque Laura acudió a levantar el reporte, las autoridades del Ministerio Público (MP) no supieron dar respuesta certera a su caso.
En primera instancia, no recibió el apoyo de alguna unidad o elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México. Su caso se sumó al de 65 de los encuestados que negaron haber recibido atención inmediata de algún policía, caso contrario a los 14 que declararon haber recibido el apoyo en el lugar de su incidente.
A pesar de encontrarse en una zona concurrida, la respuesta solidaria de los testigos fue baja. Con motivo del partido de Arabia contra México en la fase de grupos del Mundial de Qatar 2022, un grupo de personas se encontró en un negocio aledaño en el momento del accidente, pero solamente una de las trabajadoras de una imprenta cercana al lugar de los hechos se acercó para auxiliarla.
“Me dolió muchísimo el saber que el conductor me aventó la lámina aun cuando le grité, pero me dolió también la actitud de la gente. Solamente una persona de las más de 20 que se congregaron a ver el partido se acercó. Cuando me acerqué a la banqueta ya estaba vacío”. recordó.
En tanto, además de los golpes en el cuerpo que sufrió en el impacto y después de la caída, su bicicleta resultó con el rin roto.
Ineficiencia en el Ministerio Público
En el momento del incidente, Laura no logró identificar datos que ayudaran a localizar al automóvil que la embistió. Por ese motivo, acudió con las autoridades para intentar obtener los videos documentados por el C5. No obstante, su solicitud fue negativa al argumentar que las cámaras ubicadas en dicha zona no abarcan hasta el lugar donde fue atropellada.
“Me fui con los locatarios aledaños. Vi sus cámaras y de los cinco locales que visité nada más rescaté los videos de uno. Solamente un local da a esa vialidad y a esa esquina. Entonces el señor, super solidario y amable, me pasó los videos y por eso pude empezar un proceso de denuncia”.
Al día siguiente del incidente, Laura acudió a la oficina del Ministerio Público en la Coordinación Territorial 8 de la alcaldía Cuauhtémoc, para levantar su denuncia.
“Tuve todo un proceso de revictimización. Levantaron mi acta, mi declaración. Atravesé el proceso burocrático. Me llevaron también con la médica legista para que me revisara de los golpes que tenía. Afortunadamente no tuve daños graves, entonces dijeron que no podía proceder por daños físicos sino solamente materiales porque la bici tuvo muchos daños”, recordó.
De acuerdo con la asesoría que le brindaron en la oficina judicial, la denuncia no pudo catalogarse por daños a su persona debido a que las heridas no tardaron más de 15 días en sanar. Pese a ello, quedó asentada y con la promesa de recibir la visita de un policía de investigación para verificar el estado de los daños de su bicicleta.
No obstante, el único contacto que tuvo con la autoridad competente fue por medio del servicio de mensajería WhatsApp. El policía solicitó que le enviara fotos de los daños de su medio de transporte para poder integrarlas a la carpeta de investigación.
Una semana después volvió a las oficinas del MP para ampliar su declaración en la denuncia e involucrar al automóvil que se encontraba invadiendo el carril compartido, pero la cita para ampliar los detalles del incidente le fue programada para el 9 de enero.
Ese día acudió con la licenciada encargada de su caso para cumplir con el trámite, pero en principio se le negó la ampliación al argumentar que no contaba con la cita. “Desde ahí ya supe que algo iba mal”, recordó.
Pese a la respuesta de la autoridad, la licenciada accedió a recibir sus documentos, sin embargo, en ese momento se topó con otro obstáculo, pues la misma persona que semanas antes le indicó los requisitos que debía llevar consigo, negó que sus papeles se encontraran completos.
“Me dijo que necesitaba llevar copia del INE por ambos lados, la factura de la bicicleta y las placas de la persona que me atropelló”, declaró después de soltar una sonrisa irónica.
En uno de los intentos por avanzar en su proceso de denuncia, Laura pidió el apoyo de la policía de investigación para analizar los videos que ella obtuvo y poder averiguar los datos de los automóviles involucrados en el incidente. De nueva cuenta, la solicitud le fue negada.
Sin la documentación completa fue imposible ampliar su declaración. La solución de la licenciada en ese instante consistió en agendar una nueva cita en la que pudiera llevar los requisitos completos, a pesar de la imposibilidad de Laura para obtener el último de ellos.
“Esa vez salí muy mal porque fue como una hora de hablar con ella al tú por tú, pero tampoco te puedes poner tan al tú por tú porque ya sabemos cómo son los funcionarios. Son personas que me han tratado muy déspotamente muchas veces, personas cero empáticas. Esa vez me dormí como tres horas de todo el cansancio y la violencia institucional que viví”.
Después de su tercera visita a las oficinas del Ministerio Público, Laura decidió ya no acudir a concretar su proceso debido a las desatenciones de la autoridad y la fatiga mental, así como emocional, de no ver avances en su caso.
“Sí fui al inicio con una onda de que es nuestro deber como ciudadanía, porque si nosotros no denunciamos el gobierno va a pensar que no pasa nada y todo está chido, cuando la realidad es otra ¿Qué esperanza podemos tener de algún cambio si las instituciones son así de cerradas, cuadradas y así de horribles e insensibles?”.
El reto de la movilidad ciclista en la capital
Aunque en el año 2019 el gobierno de la Ciudad de México incorporó el plan de fomento al uso de la bicicleta a la Secretaría de Movilidad (Semovi), con la finalidad de aumentar la infraestructura, la llegada de la pandemia por la enfermedad de COVID-19 presentó el verdadero desafío debido al incremento de dicho vehículo en las calles de la capital.
De acuerdo con cifras de la Semovi, a lo largo del 2020 creció el número de personas que transitó por las ciclovías hasta en un 221 por ciento. A la par, un informe emitido por la empresa Mercado Libre evidenció que entre julio y julio también aumentó la compra de dichos vehículos de pedales hasta en un 200% con respecto al mismo periodo de 2019.
Un motivo que fomenta el uso de la bicicleta como el principal medio de transporte de algunas personas es la rapidez en los traslados. En 2016, un estudio realizado por la app Moovit evidenció que el tiempo promedio en el transporte público capitalino fue de una hora con 28 minutos. En 2022, CDMX fue la ciudad número 13 con peor tráfico, pues las personas dedicaron 244 horas a desplazarse en su automóvil, según el Traffic Congestion Index.
Pese a ello, otros motivos que figuran son los beneficios a la salud, el ahorro de recursos económicos y el gusto. No obstante, para algunas mujeres consultadas por Infobae México también representó una alternativa para evitar la violencia y el acoso sexual que vivieron cotidianamente en el transporte público.
El aumento en el parque de bicicletas en la capital ha quedado de manifiesto. Además de observar que más usuarios transitan por las ciclovías existentes y en calles sin carriles exclusivos para trasladarse a sus centros de trabajo, también es notorio el aumento de personas repartidoras que, por la naturaleza de su ocupación, dedican gran parte de su jornada al desplazamiento.
Uno de los objetivos del Plan de Movilidad Ciclista, presentado el 3 de junio de 2020, fue el de consolidar 600 kilómetros de ciclovías construidos en la capital, así como la creación de más biciestacionamientos, ampliación de la red de Ecobicis y el desarrollo de más biciescuelas.
La capital cuenta con más de 380 kilómetros de ciclovías construidas. Aunque en la administración de Claudia Sheinbaum Pardo se ha logrado la adición de 230 kilómetros, y representa un avance significativo, todavía existen retos para garantizar que más personas opten por la bicicleta como medio de transporte y se desplacen de forma segura.
En la actualidad, la distribución de las ciclovías construidas se encuentra centralizada. De acuerdo con el Inventario Nacional de Vivienda, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez son las alcaldías con mayor infraestructura ciclista construida. En contraste, Milpa Alta, Iztapalapa e Iztacalco suman apenas el 1.3 por ciento de construcción en su superficie.
El 94% de las personas encuestadas por Infobae México consideró que los 380 kilómetros de ciclovía construida en la capital en la actualidad deben ampliarse. De igual manera, algunos usuarios sugieren la implementación de nuevos caminos para ciclistas en zonas periféricas, alejadas al primer cuadro de la capital y su región sur, donde la infraestructura es inexistente.
Por otro lado, el estado actual de las ciclovías en algunos sectores también representa un riesgo para quien las transita. Nueve de las personas consultadas por Infobae México declaró haber sufrido un accidente ocasionado por la caída de su vehículo en baches situados en el carril confinado, así como por el impacto con los separadores situados fuera de su lugar.
Al estar situadas en los carriles de extrema derecha, las ciclovías suelen presentar inundaciones en algunas secciones durante la temporada de lluvias. En ocasiones, los charcos llegan a ocultar hoyos motivo por el cual, así como para evitar mojarse, las personas ciclistas se ven obligadas a desplazarse fuera del carril exclusivo.
Otra de las conductas que ponen en riesgo la seguridad de las y los ciclistas es la invasión. En diversas vialidades como la avenida División del Norte, algunos negocios han llegado a colocar mobiliario sobre el carril. El panorama también se repite en otros sectores donde algunos locatarios acumulan su basura dejando poco espacio para el desplazamiento de las bicicletas.
La Ciudad de México (CDMX) no es la única en América Latina que ha tenido que adecuar su infraestructura y proyectos al vertiginoso aumento del uso de la bicicleta. Otras regiones como Bogotá, Colombia (344 km), Río de Janeiro, Brasil (353), Santiago de Chile (430) y Buenos Aires, Argentina (300), también han apostado por la construcción de caminos exclusivos para ciclistas.
En ese sentido, el reto para las autoridades capitalinas debe centrarse en responder a la demanda de seguridad realizada por las y los usuarios de bicicleta en CDMX, de tal suerte que las bicicletas blancas dejen de formar parte del paisaje habitual en la ciudad y el automóvil deje de ser uno de los vehículos con mayores privilegios en calles y avenidas.
“Tomar las calles es un acto político (...) toma las calles porque las calles son de todes. Tenemos que hacer uso de lo que nos corresponde, tenemos derecho a tomarlas. Pedalear y pensar en otros tipos de movilidad es resistir porque solamente de esa manera nos vamos a seguir haciendo visibles y presentes y sólo así puede que las cosas cambien, de poder movernos de manera segura en las calles”, expresó Laura.