Qué tan malo es comer la cáscara de las pepitas

La semilla de calabaza ha formado parte de la dieta de las personas asentadas en el territorio mexicano desde antes de la llegada de los conquistadores españoles

La semilla de calabaza o pepita es un buen alimento antioxidante (Shutterstock)

La calabaza, tanto de Castilla o la especie conocida como calabacita, ha sido un alimento esencial en la dieta de la población que se asentó en la antigua zona de Mesoamérica y se mantuvo con la fundación de México. Uno de sus componentes más demandados es la semilla, la cual goza de grandes cantidades de nutrientes aunque existen diversas posturas en torno a su consumo.

La textura de la cáscara de la semilla de calabaza, también conocida como pepita, ha provocado diversas posturas en torno a su consumo. Debido a su grosor y presencia de mayores tejidos fibrosos, es desechado por un sector de la población para consumir la pulpa con mayor facilidad.

Incluso, en la creencia popular, el consumo de la cáscara de la pepita llegó a ser asociado con padecimientos conocidos en el imaginario colectivo como el empacho. Aunque es cierto que la composición del recubrimiento de la semilla puede causar malestar estomacal en el organismo de algunas personas que lo consuman, diversas fuentes le han atribuido propiedades nutrimentales.

Una de las formas más comunes en que las pepitas son consumidas son tostadas y saladas (DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM)

En la semilla de la calabaza pueden encontrarse diversos componentes como proteínas, fibra y vitaminas A, K y B, así como Omega 3 y 6. De igual forma, existen minerales como el magnesio, manganeso, hierro y zinc. Además, cuenta con propiedades antioxidantes que, por su alto nivel de alcalinidad, lo ubican como un alimento ideal para personas con padecimientos como diabetes.

Gran parte de las propiedades se encuentra alojado al interior de la semilla de la calabaza. No obstante, también pueden llegar a estar presentes en su cáscara. En caso de consumirla entera, se recomienda masticar más la parte fibrosa de la semilla antes de realizar la deglución para facilitar el proceso digestivo.

Aunque es un alimento recomendado en las colaciones de las personas, también se aconseja moderar su consumo. Al igual que diversas semillas, la pepita de calabaza concentra altos niveles calóricos que deben ser aprovechados con la realización de actividad física.

Las pepitas son un alimento recurrente en la república mexicana (MAIRA TULIA PÉREZ BOCANEGRA /CUARTOSCURO.COM)

La semilla de la calabaza se ha convertido en una de las botanas más consumidas en el país. Aunque algunas personas la llegan a consumir crudas, es decir, recién extraídas del fruto, también son sometidas a procesos para modificar su sabor y textura de tal suerte que pueden encontrarse en presentaciones como tostadas, cocidas, horneadas o hasta acarameladas con piloncillo.

Otro de los usos que se le dan a las semillas es la elaboración de pastas como los moles conocidos popularmente con el nombre de “pipianes”. Para ello, una vez extraída de la calabaza, la pepita debe ser tostada y atravesar otro proceso que contempla su trituración para aprovecharlo como el condimento principal.

Los pipianes, uno de los alimentos prehispánicos más reconocidos, son elaborados y consumidos en todo el país. No obstante, las regiones que se caracterizan por la especialización en la creación de dicho alimento son Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Morelos y Veracruz.

La calabaza es cultivada todo el año en México (Getty)

Calabaza, un fruto de herencia mesoamericana

La calabaza y gran parte de los alimentos que derivan de ella cuentan con amplios años de cultivo y preparación en el territorio conocido como México en la actualidad. Debido a las condiciones climáticas y geográficas, el territorio mesoamericano se convirtió en una región ideal para que las civilizaciones prehispánicas se valieran de su consumo.

Desde entonces y hasta la actualidad, la calabaza se ha cultivado en conjunto con otros alimentos como el maíz y frijol, los cuales también forman parte importante de la alimentación de la población.

De acuerdo con el gobierno de México, su cultivo es posible desde el nivel del mar hasta los 2700 metros sobre el nivel del mar. En el caso del país, su cultivo está presente en 17 entidades entre las que destacan Zacatecas, Campeche y Guerrero.