Si algo caracterizó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante su periodo de dominio del Estado mexicano, en el siglo XX, fue que no eran tan conocidos los problemas entre sus principales figuras, debido a que los militantes del tricolor tenían claro que los valores de lealtad, unidad y compromiso eran los que darían mayor campo de actuación al instituto en el escenario político.
Sin embargo, con el paso de los años, así como testimonios o investigaciones académicas o periodísticas, se ha podido conocer que existieron algunos pleitos al interior del priismo, especialmente por la lucha por el poder y dominio del partido, casi siempre entre la cúpula nacional —encabezada por el Presidente de la República— y las locales —los cuadros estatales—.
Uno de los más populares fue el que se dio entre Carlos Hank González y Luis Echeverría Álvarez, dos de los personajes más influyentes del tricolor en las décadas de los sesenta a ochenta. La rivalidad entre ambos sería contada por el expresidente José López Portillo, mismo que sucedió a Echeverría del ejecutivo.
Fue en el libro Mis tiempos (tomo 2) donde el exmandatario mexicano relató cómo fue que Echeverría Álvarez y Hank González no podían convivir cercanamente, debido a que lo consideraba como un enemigo al interior del partido y lo señaló como aquella persona que presuntamente inició críticas en su contra.
De acuerdo al texto de López Portillo, en uno de los pasajes se detalló una conversación entre los dos expresidentes en donde el mandatario que gobernó el país de 1970 a 1976 declaraba que sería el integrante del Grupo Atlacomulco estaba detrás de una campaña en su contra, situación que llevó al mandatario de 1976 a 1982 a considerar que el primero odiaría de forma “aberrante” a su compañero de partido.
“Hoy hablé con Hank del asunto. Tengo la impresión de que Luis (Echeverría) supone que toda la crítica a su persona viene de Hank o de su gente. Odia a Hank a extremos aberrantes. ¡Ah, qué Luis!”, relató López Portillo en 1988.
¿Cómo llegó Hank González al poder en el Edomex?
Para poder comprender mejor la posible causa del odio de Echeverría a Hank González es importante remontarse a la forma en que el también empresario mexiquense llegó al poder de la entidad, pues fue el último candidato a la gubernatura que no tuvo contrincantes de ningún otro instituto político en los comicios, por lo que tuvo una “victoria fácil” en 1969.
Sin embargo, Carlos Hank no era un improvisado o una persona ajena al Estado de México, por el contrario era uno de los personajes que mayor protagonismo y poder tenía tanto en la entidad como en el partido nacional, por lo que muchos priistas comenzaron a alertar sobre un posible conflicto si seguían manteniendo el control del territorio.
Previo a ser gobernador, también se desempeñó como presidente municipal de Toluca, así como diputado federal, además de colaboró con Isidro Fabela y Gustavo Baz, dos de los “caciques” priistas en la entidad, por lo que no pertenecía a una sola agrupación, sino que sabía la importancia de que todo el partido local fuera hacia el mismo lado.
No obstante, todo lo anterior no sería lo único que enemistó a los priistas, ahí no se quedaría su “rivalidad”, sino también se dio debido a que, de acuerdo a lo que algunos investigadores han apuntado, la designación de Hank González como candidato fue uno de los últimos mandatos de Gustavo Díaz Ordaz, el cual no tenía buena relación con el entonces gobernador del Edomex, Juan Fernández Albarrán.
Aunque a lo anterior se agregó que presuntamente el entonces futuro gobernador del Estado de México apoyó internamente la candidatura de Emilio Martínez, secretario del presidente Díaz Ordaz, como candidato a la presidencia y no a Echeverría Álvarez.
De acuerdo a Salvador Maldonado Aranda, en el texto Grupos políticos y cacicazgos sindicales del Estado de México, “Díaz Ordaz encontró en la coyuntura de la elección a la gubernatura un momento propicio para ‘proteger’ a Hank González de la embestida echeverrista por haber apoyado a Emilio Martínez Manatou, entonces secretario de la presidencia, como candidato a Presidente de la República”, explicó en 2022.
Sus diferencias aumentaron, ya que ambos tuvieron que compartir la mayor parte de sus gobiernos como aliados, ya que Carlos Hank se volvió gobernador del Edomex un año antes de que Luis Echeverría asumiera la titularidad del Ejecutivo Federal, por lo que antes lo ojos públicos ambos priistas tenían buena relación.
Al interior del partido, se conocía “la realidad” y es que, de acuerdo al texto Amistades, compromisos y lealtades de Rogelio Hernández Rodríguez, el mandatario mexicano habría dado la autorización a su titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Mario Moya, de actuar en cualquier oportunidad en contra del mexiquense con tal de que abandonara su cargo como gobernador.
“Echeverría hizo cuanto pudo por dañar al gobierno de Hank, autorizando a su secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, a aprovechar cualquier mínima oportunidad”
No obstante, Hank González no abandonó su cargo y, por el contrario, se dedicó a realizar una serie de acción que profundizó la idea de que en el Estado de México existía una agrupación que concentraba el poder, es decir, que era cierta la teoría del Grupo Atlacomulco.
Un año más tarde de que concluyera su mandato como gobernador, el priista mexiquense aceptó unirse al gobierno de López Portillo como jefe del Departamento del Distrito Federal, con lo cual aumentó y creció la popularidad del oriundo de Santiago Tianguistenco, misma que se mantuvo en los demás sexenios priistas, incluso en la alternancia, hasta su muerte en 2001.
Mientras que Echeverría se dedicó al Servicio Exterior Mexicano al abandonar su cargo como presidente, pues de 1977 a 1978 fue embajador de México ante la UNESCO, un año después se convirtió en embajador de México en Australia, cargo en el que duró también un año; después de eso, poco a poco se fue alejando de la vida pública y la vida priista, por lo que dejó de tener injerencia en los asuntos nacionales.