Aunque el fentanilo ha adquirido una gran relevancia mediática en los últimos años debido a su letalidad, el gobierno de Estados Unidos ha identificado un estupefaciente que, por los efectos de su consumo, resultaría aún más peligroso.
Se trata de una sustancia conocida en las calles de aquel país como “Tranq dope” —aunque también ha recibido el coloquial nombre de “Droga zombie”— y consiste en una combinación de fentanilo con xilacina, un sedante barato de uso veterinario aplicado, principalmente, en caballos.
Acorde con las autoridades norteamericanas, la xilacina es utilizada por los grupos narcotraficantes para “cortar” el fentanilo y, de esta forma, abaratar su producción. Sin embargo, las consecuencias de este “maridaje” son catastróficas.
La xilacina es un sedante no opiáceo hasta 50 veces más potente que la morfina. Tiene efectos psicoactivos y funciona como un relajante muscular. Debido a sus propiedades, las organizaciones criminales se percataron de que al mezclarla con drogas como el fentanilo o la heroína, el efecto tiene una mayor duración.
Un informe de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) reveló que los proveedores chinos ofrecen la xilacina en un rango que va desde los seis hasta los 20 dólares por kilogramo.
En medio de la alerta que esta mezcla ha despertado en las instituciones estadounidenses, operativos efectuados en enero de 2023 llevaron al gobierno de Joe Biden a encontrar algunas pistas que apuntarían hacia México como posible productor de esta droga.
El día 17 de aquel mes, las fuerzas de la ley arrestaron a Jamel Romero y Leonel Abreu Montero en la ciudad de Wilmington, Delaware. Como parte de una investigación en contra de un grupo criminal (presuntamente liderado por Romero), la policía de EEUU cateó diferentes domicilios en Nueva York y Maryland.
Durante la intervención en un inmueble del Bronx (distrito en Nueva York), fue necesaria la presencia de un equipo especializado en materiales peligrosos debido a la alta concentración de fentanilo y cocaína que se producía ahí.
Tras la inspección, los agentes de seguridad aseguraron alrededor de 12 kilogramos de fentanilo y un kilogramo de xilacina, así como contadores de billetes y máscaras de gas. Derivado de dichas acciones de seguridad fue posible capturar a tres personas más: Henri Sosa Gómez, John Doe, alias “Arison Hernández Acevado” y Christian Sánchez.
De acuerdo con el periodista Óscar Balderas, especialista en temas de seguridad, tales detenciones serían la principal pista de EEUU para tener en la mira a su país vecino del sur, pues todos los individuos son originarios de México.
“Se acerca una nueva droga hecha en México y para el mundo. Una que nos puede poner en más problemas con Estados Unidos, como si nos hiciera falta en medio de la pelea desatada por el fentanilo”, escribió Balderas en una publicación en sus redes sociales.
Aunque hasta el momento no existen reportes oficiales que vinculen a los cinco presuntos criminales con grupos como el Cártel de Sinaloa (CDS) o el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), fueron imputados el 16 de febrero de 2023 por el delito de conspiración para traficar fentanilo y cocaína en el área metropolitana de Wilmington, Delaware.
Respecto a la amenaza que representa la xilacina, personal sanitario de EEUU destacó que al ser un depresor del sistema nervioso central, el tratamiento de una sobredosis cuando esta sustancia está presente se complica en una gran medida.
Para atender casos de sobredosis, el principal medicamento al que se recurre es la naloxona. Sin embargo, este fármaco sólo es capaz de revertir los efectos de los opioides (como el fentanilo), pero resulta inútil para contrarrestar la acción de los sedantes, como lo es la xilacina.