Las armas nucleares que se usaron en Hiroshima y Nagasaki cambiaron la faz del mundo. El poder destructivo de la energía atómica impulsó varios intentos internacionales de prohibirlo. El más importante de los acuerdos es el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, de 1970, del que México forma parte. Pero el país apoyaba el desarme nuclear desde antes, e incluso fue sede de una alianza contra este tipo de proyectiles en América Latina y el Caribe.
Desde 1967 México ha mantenido esta posición por medio del Tratado de Tlatelolco, propuesto por la Cancillería. Por eso se convirtió en una zona libre de armas nucleares también en los tratados que siguieron, el último de los cuales entró en vigor en enero de 2021.
Incluso se han hecho esfuerzos diplomáticos para regular los ensayos, destacó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Se han adoptado sistemas de vigilancia como la estación de radionúclidos (RN44), que detecta partículas químicas radioactivas en la atmósfera, lo cual indica actividad nuclear.
Tratado de Tlatelolco
El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe fue firmado el 14 de febrero de 1967 en la antigua sede de la Cancillería mexicana, ubicada en Tlatelolco. Mejor conocido como Tratado de Tlatelolco, fue promovido por el excanciller mexicano Alfonso García Robles luego de los 12 días que en octubre de 1962 mantuvieron al mundo en vilo: la Crisis de los Misiles.
Este conflicto entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba comenzó cuando la Casa Blanca detectó bases de misiles nucleares soviéticos en la isla entonces gobernada por Fidel Castro. Las tensiones subieron tanto que se temió un enfrentamiento con armas de destrucción masiva entre las dos potencias. Luego de la amenaza de una guerra nuclear, México, Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador iniciaron negociaciones internacionales para que América Latina fuera una zona libre.
El Tratado de Tlatelolco tiene como objetivos principales prohibir cualquier forma de posesión de armas nucleares e incentivar el desarme general completo. Para asegurar estos propósitos, también fue creado el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL).
Las repercusiones del acuerdo incluyen obligaciones de vigilancia para controlar la proliferación de armas nucleares en los 33 países participantes. Otra de las consecuencias fue el Premio Nobel de la Paz de 1982 para García Robles, por el impacto positivo de sus acciones como promotor del pacto.
Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares
Luego del 6 de agosto de 1945, cuando las bombas atómicas estadounidenses devastaron Hiroshima y Nagasaki y forzaron la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, se comenzó a pensar en este acuerdo. Fue hasta diciembre de 1953 que el gobierno estadounidense presentó en la Asamblea General de las Naciones Unidas la propuesta “Átomos para la paz”, con los objetivos de usar la energía nuclear para fines pacíficos y prevenir en otros países la producción de armas de destrucción masiva.
Con la iniciativa, se creó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dedicado a promover y controlar la tecnología nuclear. Después de negociaciones internacionales, México apareció como un promotor del desarme y firmó el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) el 26 de julio de 1968. Un año más tarde, el 21 de enero, ratificó su decisión en Londres, Moscú y Washington.
El TNP entró en vigor el 5 de marzo de 1970 con 191 países participantes, entre los que resaltan México por su actividad en el Tratado de Tlatelolco. El acuerdo obtuvo una vigencia indefinida en 1995. Solo cinco estados fueron autorizados para poseer estas armas: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. En 2003, Corea del Norte abandonó el tratado para continuar con su programa nuclear militar.
México, además, se ha manifestado en contra de los pruebas atómicas: por esa razón, firmó el Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN), el 24 de septiembre de 1996. Con su adición a los 185 países participantes, instaló una pequeña red de estaciones hidroacústicas (HA06), la cual es parte del Sistema Internacional de Vigilancia (IMS).
Además, el Sistema Sismológico Nacional (SSN) opera una estación de radionúclidos (RN44), ubicada en Guerrero Negro, Baja California Sur. El artefacto puede detectar elementos químicos radiactivos en la atmósfera, los cuales han sido arrojados por explosiones nucleares. Aunque el TPCEN haya sido firmado por varios países, la ratificación pendiente de Estados Unidos, China, Irán, Israel, Egipto, India, Pakistán y Corea del Norte impide su entrada en vigor.
Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares
Los esfuerzos internacionales por lograr el desarme nuclear en el mundo originaron el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). Este acuerdo fue adoptado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 7 de julio de 2017. Meses después, en noviembre de ese mismo año, México ratificó su inclusión en el pacto y se convirtió en el cuarto país en sumarse.
Las metas del tratado son prohibir la transferencia y posesión de armas nucleares para los países que se unieron a él. El proyecto del acuerdo fue adoptado por 122 países, entre los que México recalcó su tradición diplomática para incentivar el desarme a nivel global.
Luego de que 50 naciones ratificaron su participación, el tratado entró en vigor el 22 de enero de 2021. México, por decreto oficial publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se comprometió a robustecer las sanciones y medidas cautelares para evitar que en territorio nacional se instale o transporte algún armamento nuclear.