La avenida Chapultepec, ubicada en la zona centro-poniente de la Ciudad de México (CDMX), es unas de las vías más importantes de la capital del país. Su origen se remonta a la época prehispánica, cuando se alzaba imponente la Gran Tenochtitlán y el país era gobernado por los emperadores mexicas de los que hoy leemos en los libros de historia.
Fue Moctezuma I quien mandó a construir encima del Lago de Texcoco una obra de ingeniería hidráulica que abasteciera de agua limpia a la emblemática ciudad.
La construcción de este acueducto comenzó en el año de 1418. Fueron materiales muy simples los que se utilizaron: el barro, el cieno y troncos de árboles. Esto hizo que la obra fuera bastante frágil, por lo que algunas décadas después colapsó y dejó sin agua por varios días a los habitantes del México antiguo.
Tiempo después, el entonces emperador Nezahualcóyotl vio el gran potencial que tenía la zona y ordenó restaurar el acueducto reconstruyéndolo con mejores materiales que lo volvieran mucho más resistente, fuerte y eficiente. De nuevo, el acueducto recuperó su vitalidad y le brindó agua limpia a los habitantes de Tenochtitlán.
No obstante, después llegó la conquista española, en 1521, y Hernán Cortés vio en la destrucción de la obra una oportunidad para facilitarle su victoria por encima del imperio mexicano. Por esa razón, como estrategia en su asedio a la capital, el español mandó a cortar y destruir una de las principales vías de abastecimiento de agua de la ciudad.
Muchos años después, para cuando las batallas llegaron a su fin y Nueva España por fin se instauró, el acueducto fue objeto de su siguiente transformación. En el siglo XVIII, específicamente el año 1711, el Virrey Fernando de Alencastre Noroña y Silva decidió rehabilitar la obra, pues se encontraba muy desgastada.
La modernización del acueducto se extendió hasta 1779, y se alzaron hasta 905 arcos que llevaban agua desde el cerro de los chapulines, que pasaba por la calzada de Belén, y que llegaba a la conocida fuente Salto del Agua. Este trayecto se extendía por más de 4 kilómetros.
Este tramo de la ciudad se convirtió en una vía que los habitantes de Nueva España ocupaban para llegar al Bosque de Chapultepec y otros puntos de la ciudad. Para cuando el virrey Antonio María de Bucareli subió al poder, buscó modernizar la ciudad de Nueva España, y construyó el “Paseo de Bucareli” en 1775. Esta obra es el origen de la Avenida Chapultepec.
Hoy en día todavía pueden verse 20 de esos arcos, mismos que conviven con otros elementos decorativos que adornan la Avenida Chapultepec, como el Arco de Sevilla y una escultura de la serpiente emplumada Quetzalcóatl. A finales del siglo XIX, el acueducto comenzó a dejarse de utilizar, y empezó el proceso de destrucción del mismo hasta que se inauguró la línea 1 del Metro de la Ciudad de México varios años después.
La fuente de Salto del Agua que hoy podemos ver es tan sólo una réplica, la original, esa que recibía agua directa de los manantiales, se encuentra en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán. Este recinto está dedicado a la exhibición y difusión de la época del Virreinato de la Nueva España.
Por cuestiones de viabilidad, la fuente réplica fue colocada a un costado de su ubicación original. Aunque no se trata de la pieza auténtica, podemos ver los mismos elementos que hacen grande a su primera versión: los peces, los niños que sostienen un tazón de piedra montados en delfines, la mujer indígena y la española, y todos los elementos que aluden al sincretismo que dio origen a Nueva España.
La avenida Chapultepec es una de las más importantes vías de la capital de México.