Dónde está el verdadero Árbol de la Noche Triste, no está en la calzada México-Tacuba

Aunque se dice que el árbol de la Noche Triste, rebautizada como la Noche Victoriosa, se encuentra en la calzada México-Tacuba, el cronista Ricardo Poery Cervantes escribió un libro, asegurando que el árbol en el que lloró Cortés se encontraba en otro lugar

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El Árbol de la noche triste que se conoce oficialmente, se encuentra en la calzada México-Tacuba.  (Foto: Cuartoscuro)
El Árbol de la noche triste que se conoce oficialmente, se encuentra en la calzada México-Tacuba. (Foto: Cuartoscuro)

Cuando Hernán Cortés y sus hombres llegaron a Tenochtitlan, el 8 de noviembre de 1519, el emperador Moctezuma Xocoyotzin, o Moctezuma II, recibió a los extranjeros y los hospedó en el Palacio de Axayácatl, que había pertenecido a su padre. Poco tiempo después, los españoles tomaron prisionero al emperador mexica.

Aunque los españoles lograron culminar la Conquista de México con la caída de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521, los mexicas y sus habitantes trataron de resistir lo más que pudieron. Prueba de esto fue la madrugada del 30 de junio de 1520, cuando se dio la conocida como “Noche Triste” para los españoles, o “Noche Victoriosa”, para los locales.

Esa noche, luego de alistar a sus hombres, construir un puente portátil de madera y empacar oro y joyas, el conquistador Hernán Cortés ordenó la sigilosa retirada que se convertiría en su más grande derrota. En esa ocasión, el líder de la expedición enfrentaría la mayor caída del ejército conquistador de México, integrado por un millar de españoles, y varios miles de indígenas.

Esta batalla, tiempo después, se conocería como la Noche Triste, y fue un episodio retratado por cronistas españoles como un “infierno”. Bernal Díaz del Castillo lo describió así: “De los muchos que se ahogaban, ellos y los caballos, y de otros muchos soldados que allí en el agua mataban y metían en las canoas, que era muy gran lástima de lo ver y oír, pues la grita y lloros y lástimas que decían demandando socorro”.

Cortés y sus hombres llegaron a Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519. Foto: Cuadro «La Llegada», de Augusto Ferrer-Dalmau
Cortés y sus hombres llegaron a Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519. Foto: Cuadro «La Llegada», de Augusto Ferrer-Dalmau

Bernardino de Sahagún, otro cronista español, señaló que “El foso se hincho hasta arriba, cayendo los unos sobre los otros, y los otros sobre los otros, de manera que todos los del bagage, quedaron allí ahogados, y los de la retaguardia, pasaron sobre los muertos”.

Y es que la huida de los españoles y sus aliados indígenas fue descubierta por los mexicas, el pueblo descendiente de los aztecas, que se establecieron en la ciudad de Tenochtitlan, en medio del lago de Texcoco. Esta fue la derrota más grande que sufrieron los españoles.

La ira de los mexicas se despertó un mes antes de este acontecimiento, cuando en una ausencia de Cortés, Pedro de Alvarado, quien se quedó a cargo, ordenó una ofensiva a traición contra el pueblo mexica, y asesinaron a millares de personas desarmadas, en lo que se conoció como la Matanza del Templo Mayor. Las confrontaciones escalaron, e incluso el rey Moctezuma II fue asesinado durante una reyerta posterior. Bajo el mando del nuevo emperador, Cuitláhuac, quien era hermano de Moctezuma, el combate a los invasores se intensificó.

Luego de permanecer ocho días situados, hambrientos, cansados, y la mayoría heridos, a los españoles no les quedó otra opción que disponer la huida, la madrugada del 30 de junio de 1520.

Se dice que Cortés, al darse cuenta de las pérdidas que había sufrido en una batalla contra los mexicas, se detuvo a llorar en un árbol.
Se dice que Cortés, al darse cuenta de las pérdidas que había sufrido en una batalla contra los mexicas, se detuvo a llorar en un árbol.

Tras ser descubiertos intentando escapar, los españoles fueron atacados por los mexicas furiosos. El número de bajas se calcula en 600, pero varios cientos más fueron indígenas aliados de los conquistadores, mas otros tantos de los mexicas. Se cuenta que en la huida, se detuvieron en el pueblo de Tacuba, donde, al darse cuenta de la masacre y derrota que acababan de sufrir, Cortés lloró al pie de un árbol que, hasta la actualidad, se encuentra sobre la calzada México-Tacuba.

Sin embargo, para los habitantes de Naucalpan, más adelante de Tacuba, el conocido como Árbol de la Noche Triste se encuentra en su municipio, y no en Tacuba.

Y es que en 1993, el entonces cronista y premio nacional de periodismo Ricardo Poery Cervantes, publicó el libro En Naucalpan, no en Tacuba, está el árbol de la Noche Triste, bajo la hipótesis de que Hernán Cortés venía huyendo de los mexicas y no podía quedarse a pocos kilómetros de la Gran Tenochtitlan, prácticamente sobre la misma calzada que conduce a lo que hoy se conoce como el Zócalo capitalino.

Los españoles tuvieron que huir, por lo menos, unos 10 a 15 kilómetros a Naucalpan, donde hay vestigios de que las tropas de Cortés permanecieron, señaló en su libro Ricardo Poery.

Los españoles habrían intentado huir por la calzada de Tacuba.
Los españoles habrían intentado huir por la calzada de Tacuba.

Naucalpan es partícipe de ese momento histórico, los españoles se resguardaron ahí al ser perseguidos por los mexicas, y para los habitantes de Naucalpan es agradable escuchar que en su municipio podría estar el árbol de la Noche Victoriosa, como se le nombró hace un par de años por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y que está vivo, verde y no es un tronco seco.

El ahuehuete de San Juan Totoltepec, que actualmente tiene más de 700 años de antigüedad, permanece protegido y casi oculto por temor a que pueda ser quemado o dañado, pero hay quienes aseguran que este no es el árbol en el que lloró Cortés, pues, dicen, ese fue un invento del cronista Poery.

Expertos de la Universidad de Chapingo han analizado la antigüedad del ahuehuete de San Juan Totoltepec, y determinaron que para 1520, el árbol tendría unos 200 años, no obstante, su tronco en esa época sería insignificante para llamar la atención del conquistador.

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