Dos personas muertas, una herida y otra más en buen estado fue el saldo que dejó el secuestro de cuatro ciudadanos estadounidenses el pasado viernes 03 de marzo en Matamoros, Tamaulipas.
Al ser atribuido dicho crimen al grupo delictivo Los Escorpiones -escisión del Cártel del Golfo- el ya llamado Caso Matamoros ha acaparado la atención de la opinión pública en ambos lados de la frontera, tensando así la relación bilateral entre Estados Unidos y México.
Y es que, por la brutalidad de los hechos, el secuestro y sensible fallecimiento de dos de las víctimas ha generado indignación entre la ciudadanía, sobre todo en los familiares y amigos de los estadounidenses que viajaron al estado de Tamaulipas como turismo médico y que no esperaban encontrar aquel fatídico destino.
El pasado martes, el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, confirmó que los cuatro ciudadanos estadounidenses secuestrados por civiles armados habían sido localizados por las autoridades en una casa de seguridad ubicada en el ejido El Tecolote.
Tras informar el saldo del secuestro y haber entregado el cuerpo de las víctimas a sus familiares en la frontera de México y Estados Unidos, nuevos detalles sobre el Caso Matamoros han comenzado a surgir, destacando los antecedentes por delitos relacionados con drogas tenían los ciudadanos estadounidenses, así como los desgarradores testimonios de personas allegadas a ellos recopilados recientemente por el medio New York Post, la agencia Associated Press y la cadena CNN.
En una nueva entrega, dicho medio de comunicación detalló que pudieron haber sido cinco las víctimas de aquel secuestro ya que una amiga de los cuatro ciudadanos estadounidenses, identificada como Cheryl Orange, también planeaba realizar dicho viaje a la ciudad de Matamoros.
No obstante, Orange se hospedó en un motel en Brownsville, Texas mientras sus amigos continuaban su camino por carretera a México ya que había olvidado llevar consigo su identificación.
Tras enterarse del secuestro de sus amigos, Cheryl Orange fue notificada por la policía para que, en caso de tener información relevante, se comunicara de inmediato.
“Ella simplemente se hizo una cirugía estética, y eso es todo. Eso es todo, y esto les pasó a ellos”, declaró la amiga de los ciudadanos estadounidenses secuestrados en Matamoros para la agencia Associated Press.
Otra de las personas allegadas a las víctimas del Caso Matamoros en brindar su testimonio fue Jerry Wallace, primo de Eric James Williams, sobreviviente que fue localizado con una herida de arma de fuego en la pierna al interior de una casa de seguridad en el ejido El Tecolote.
De acuerdo con el medio New York Post, el primo mayor del ciudadano estadounidense declaró que su familiar se encontraba fuerte y que estaba mejorando tras los trágicos momentos que vivió en México.
“Simplemente está molesto porque su amigo fue asesinado justo en frente de él, lo que cualquier otra persona estaría con las cosas por las que pasó”, contó Jerry Wallace al mencionado medio de comunicación.
El primo de Williams también mencionó que los cuatro ciudadanos estadounidenses que viajaron aquel viernes a Matamoros, Tamaulipas “crecieron juntos”, no obstante, se abstuvo de hacer declaraciones acerca de los antecedentes penales de Woodard, una de las víctimas mortales del secuestro.
Barbara Burgess, madre de Latavia McGee -la mujer de 33 años que pretendía someterse a una cirugía estética en Matamoros- comentó para la cadena CNN que su hija le contó detalles acerca del tiempo que estuvo privada de su libertad.
“Empezaron a correr y les dispararon al mismo tiempo, a todos les dispararon al mismo tiempo y ella los vio morir, los arrojaron a la camioneta como si fueran basura”, arguyó la madre de Latavia McGee.
Asimismo, la hermana de Zindell Brown -la segunda víctima mortal del secuestro- aseguró que su familiar no estaba seguro de viajar a México por los altos índices de violencia que se vive en el país, no obstante, sus amigos de la infancia lo convencieron y encontró su trágico destino en tierra azteca.