En las épocas de la Revolución Mexicana, no era muy común ver a mujeres haciendo muchas actividades, dentro de ellas, la cultura y las artes, pero Lola Cueto demostró que el género no es impedimento para incursionar en una actividad que dominaban los hombres.
María Dolores Velázquez Rivas, mejor conocida como Lola Cueto, nació en la Ciudad de México en 1897, desde niña mostró habilidades para las artes y con tal solo 12 años comenzó a estudiar en el Instituto Nacional de Bellas Artes de la Academia de San Carlos, posteriormente se matriculó en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita, justo en esas épocas el país pasaba por una de sus peores crisis: La Revolución Mexicana.
El límite no existe y eso fue algo que demostró esta mujer mexicana quien irrumpió en el campo del bordado que en ese entonces era dominado por los hombres y consiguió combinar los diseños tradicionales de las culturas indígenas en las máquinas de abordar que en ese entonces eran toda una novedad.
Lola Cueto fue una diseñadora de tapetes, coleccionista de juguetes y profesora de arte en el Colegio de la Ciudad de México, se casó el escultor vanguardista Germán Cueto Vidal y se mudó a París en 1927, en donde llego a integrarse en una comunidad de artistas; asimismo, expuso su arte en las grandes catedrales francés utilizando la técnica cadeneta en sus bordados.
Lola Cueto, la mujer que triunfo en un campo dominado por hombres
Dolores fue una de las pocas mujeres, junto a María Izquierdo, Olga Costa y Helen Escobedo, que incursionaron en el arte de nuestro país. La razón de usar el apellido de su esposo fue para tener su “nombre artístico”, también fue de las primeras mujeres en hacer este cambio
Volvió a la Ciudad de México en 1932 y siguió con su pasión artística, ahora con el grabado. Se le reconoce como pionera de teatro con marionetas y por ser la única mujer en ingresar a grupos de arte, sobre todo porque esta rama era predominantemente por hombres.
Además de todo lo anterior, creó la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y fundó tres compañías de teatro llamadas Rin Run, El Nahual, El Colorín. Asimismo, fue cercana a grandes artistas de nuestro país como Diego Rivera o Lupe Marín; tuvo dos hijas de nombre, Ana María Cueto Velázquez y Mireya Cueto Velazquéz.
Es importante destacar que vivió en una época en donde hubo varios personajes culturales importantes como Fermín Revueltas, Frida Kahlo, Ramón Alva de la Canal, Gabriel Fernández Ledesma, Diego Rivera y Angelina Beloff.
Lola Cueto como pionera del teatro guiñol en México
El teatro guiñol es una actividad cultural y educativo que traslada cualquier tipo de historias utilizando marionetas y aunque pertenece a la rama de los títeres, tiene sus propias características, ya que estos muñecos son de guante y se mueven desde abajo con los dedos.
El origen del teatro guiñol es francés, específicamente en la ciudad de Lyon en 1795, justo cuando estalló la Revolución francesa, se dice que su creador fue un dentista Laurent Mourguet quien usaba estas marionetas para entretener a sus pacientes y se olvidaran del dolor.
En las historias que cuentan estas representaciones, tiene un personaje central llamado Guiñol (Guignol), ciudadano de la ciudad de Lyon de la época, también aparece Madelon, su mujer, y Gnafron, su mejor amigo, junto con gente del pueblo. El titiritero Pierre Datelén difundió el teatro guiñol por toda Francia.
Lola Cueto, fundó junto con otros artistas la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y con esto aparecieron los primeros muñecos guiñol de México y las primeras obras, la más destacada es El Renacuajo Paseador, musicalizada por Silvestre Revueltas.
Lola Cueto logró exhibir su trabajo por México, Estados Unidos y Europa, fue nombrada animadora teatral del Teatro Escolar del Departamento de Bellas Artes en 1934. Falleció el 24 de enero de 1978 a la edad de 80 años.