El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) envió a la Cámara de Diputados tres iniciativas de reforma, donde la que más destacó fue el paquete de modificaciones a la Ley Federal para el Control de Precursores Químicos para combatir, de manera indirecta, la producción de fentanilo en México.
Una de las sustancias químicas con mayor factor de adicción en el mundo de las drogas ilegales es el fentanilo, que es un derivado sintético que se obtiene de la goma del opio. Dicho químico ha desatado una crisis sanitaria en Estados Unidos y Canadá; aunado a ello, el consumo de esta droga ya comenzó a generar estragos en ciudades como Tijuana, Baja California, por lo que el gobierno federal espera incentivar el marco normativo para incrementar sanciones.
La reforma anti fentanilo es un paquete de modificaciones a la Ley Federal para el Control de Precursores Químicos, Productos Químicos Esenciales y Máquinas para Elaborar Cápsulas, Tabletas y/o Comprimidos (LFCPQ), en la que se propone el fortalecimiento del control de la producción, preparación, enajenación, adquisición, importación, exportación, transporte, almacenaje y distribución de indumentaria relacionada al fentanilo.
Lo que se busca regular son los precursores químicos, productos químicos esenciales y máquinas para elaborar cápsulas, tabletas o comprimidos, a través de acciones del gobierno, la actualización de sanciones administrativas y la tipificación de delitos por conductas relacionadas con el uso indebido de precursores químicos.
De acuerdo con el gobierno federal, esta iniciativa guarda la intención de “contribuir a la prevención, detección del desvío o uso y castigo de la producción ilícita de drogas sintéticas”, esto para garantizar un Estado de bienestar en relación a la producción de este tipo de estupefacientes.
Específicamente, promueve el fortalecimiento de la fiscalización y medidas de vigilancia, control y verificación de precursores químicos y productos químicos esenciales más eficaces, que aseguren su correcta disponibilidad para uso médico y científico y no al uso de los cárteles de las drogas.
Asimismo, pretende mejorar el control, registro y autorización de estas actividades reguladas por la ley, para fortalecer la actuación de las dependencias involucradas, a través del Sistema Integral de Sustancias (Sisus). Se canalizó a la Comisión de Salud.
El problema del fentanilo no nada más es un problema doméstico, sino de un fenómeno que afecta seriamente a los pueblos de Canadá y EEUU, por ello, los gobiernos de América del Norte establecieron agendas en común para combatir a este narcótico que entra, principalmente, por la frontera norte de México.
Desde el punto de vista internacional, el trasiego de esta sustancia supone un riesgo a la población, pues el consumo de fentanilo resulta sumamente adictivo y nocivo para la salud humana, por lo que la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) ha trabajado muy duro para detener esta droga.
Recientemente, fue esta agencia estadounidense quien acusó a más de 150 miembros del Cártel de Sinaloa tras una investigación que duró tres años en Arizona. A través de un comunicado, la DEA señaló a esta organización criminal como la responsable de casi todos los narcóticos mortales que llegan a ese estado.
“Hasta la fecha, más de 150 personas han sido acusadas y los investigadores han incautado más de 4.5 millones de píldoras recetadas falsas mezcladas con fentanilo, 66 kilogramos (Kg) de polvo de fentanilo, 138 kg de cocaína, 3,100 libras de metanfetamina, 35 Kg de heroína, 49 armas de fuego y más de 2 millones de dólares”
Del otro lado de la frontera, los ingresos económicos que deja el fentanilo robustecen a los principales generadores de violencia, por lo que se vuelve más difícil al gobierno federal combatir a los cárteles de la droga. Por lo que se espera que este tipo de iniciativas tengan un impacto positivo en la sociedad mexicana y que se reduzcan los índices de violencia.