El pasado miércoles 22 de febrero, se cumplieron 110 años del asesinato de Francisco Ignacio Madero González, quien fuera presidente de México de 1911 y hasta su asesinato, en 1913.
Según un reporte que Victoriano Huerta había entregado, a las dos de la mañana del 23 de febrero de ese año, a varios medios de la prensa sobre los hechos ocurridos horas antes, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez “fueron atacados por un grupo armado que intentó asaltar los automóviles y habiendo bajado la escolta para defenderse, al mismo tiempo que pretendían huir los prisioneros tuvo lugar un tiroteo, del que resultaron heridos dos de los agresores y muerto uno, destrozados los autos y muertos los prisioneros”.
El diario El Independiente publicó una crónica en donde se narraba que, alrededor de las 10 de la noche del 22 de febrero, Francisco Cárdenas, el mayor de rurales, acompañado de dos oficiales, llegó con la orden de trasladar a los prisioneros, de Palacio Nacional a la Penitenciaría de Lecumberri. Los autos avanzaron con dirección al penal, pero se desviaron para ingresar por la parte de atrás. Cuando salieron, repentinamente un grupo de cinco individuos abrieron fuego hacia los automóviles, los cuales fueron defendidos con éxito por el mayor Cárdenas. Pensando que todo peligro había terminado, continuaron su avance, siendo de nuevo emboscados y entre la confusión, Madero y Pino Suárez fueron asesinados.
Manuel Márquez Sterling, embajador de Cuba, que había cuidado de la seguridad de Francisco I. Madero, y Pino Suárez en Palacio Nacional, comenta en su obra Los últimos días del presidente Madero, sobre la incredulidad por un amplio sector de la sociedad mexicana sobre la versión oficial, circulando opiniones extrajudiciales, que señalaban a los custodios como los asesinos directos, y para dar la versión de un enfrentamiento dispararon contra los vehículos.
¿Qué estudió Madero y en dónde?
Francisco Ignacio Madero nació en la hacienda El Rosario, en Parras, Chihuahua, el 30 de octubre de 1873. Fue el hijo primogénito de Francisco Madero Hernández y Mercedes González Treviño. Su abuelo paterno fue Evaristo Madero, gobernador de Coahuila y dueño de varias haciendas, minas, bancos, etc.
Estudió en el colegio jesuita de San Juan Nepomuceno de Saltillo. En 1886 partió a las Culver Academies en Indiana, luego a Baltimore, donde realizó estudios de agricultura. Después, estudió la escuela preparatoria en el Lycée Hoche de Versalles, y estudios de peritaje mercantil en la École des hautes études commerciales (HEC) de París, y finalmente, en el departamento de agricultura de la Universidad de California en Berkeley.
En 1893 regresó a Coahuila, donde se encargó de administrar una de las haciendas de su padre. En 1903 se casó con Sara Pérez Romero, y en 1904 fundó el Partido Democrático Independiente, que se oponía a la reelección de Miguel Cárdenas, gobernador de Coahuila. En 1905 tuvo contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, a la que apoyó económicamente para la reanudación de la edición del periódico Regeneración. Sin embargo, retiró su apoyo al Partido Liberal Mexicano, debido a sus diferencias ideológicas con Ricardo Flores Magón. En 1908 publicó su polémico libro La sucesión presidencial de 1910, en el que expuso las principales cuestiones políticas que inquietaban al país, el cual tuvo mucho éxito.
En 1909 fundó el Partido Nacional Antireeleccionista, opuesto al entonces presidente Porfirio Díaz, quien se encontraba en el poder desde 1877, con un paréntesis de cuatro años, de 1880 a 1884, en el que fue presidente Manuel del Refugio González Flores. Elegido candidato a la presidencia por dicho partido, y tras alcanzar un alto nivel de popularidad en las elecciones de 1910, Madero fue encarcelado por orden del gobierno en San Luis Potosí, bajo los cargos de conato de rebelión, y ultraje a las autoridades. El 20 de noviembre de 1910 decidió iniciar la Revolución Mexicana en Piedras Negras, Coahuila, pero debido a la poca fuerza que logró reunir, partió a Ciudad Juárez, Chihuahua, para cumplir su objetivo.
Fue liberado por el abogado Pedro Antonio de los Santos Rivera. Logró escapar hacia Estados Unidos, y desde San Antonio, Texas, promulgó el Plan de San Luis, una llamada a las armas, firmada en San Luis Potosí que, con el lema Sufragio efectivo no reelección, por fin causaría la renuncia de Porfirio Díaz en 1911, seguida de una guerra civil que duraría 10 años.