Latinoamérica es una región altamente sensible a los mercados mundiales, particularmente a lo que ocurre en Estados Unidos; por lo general, el efecto más contundente suele venir por el lado de las tasas de interés, pues cuando la Fed las reduce, el capital fluye hacia los mercados emergentes en lo general y a Latinoamérica en particular, sobre todo en combinación con efectos secundarios que estas tasas tienen: al bajar, el dólar se deprecia, ganan los precios de los commodities y, con ellos, muchas empresas latinas que los venden, o que están expuestas a ellos en forma positiva (una forma de exposición negativa sería que los requirieran para producir su bien final), ganan también. Las monedas igualmente, se benefician de esta llegada de capitales, y los bonos tienen un efecto similar.
En meses recientes, los mercados emergentes y LATAM vieron llegadas grandes de dinero, toda vez que los precios de los insumos ganaron valor y el dólar lo perdía. Aun a pesar de la subida de tasas, estos mercados gozaron de flujos (porque el diferencial fue a favor), en parte por la reactivación de las economías al terminar la pandemia, y en parte por la estabilidad de las finanzas públicas en la región. Las bolsas también aumentaron, aunque no todas, pues detrás de cada mercado hay factores diversos de influencia como la inflación local, el riesgo país, la percepción de libertad financiera y los Gobiernos de izquierda.
Un nuevo estudio de la Sociedad CFA de México y el Think Tank Financiero de EGADE Business School y Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, titulado Diversifying Risk and Beating the Market through ESG Evidence from Latin-America, revela que las estrategias de inversión basadas en ESG son alternativas de inversión viable y con un perfil atractivo de retorno ajustado al riesgo para renta variable en Estados Unidos y algunos países de América Latina.
La herramienta ESG (basada en factores ambientales, sociales, y de gobernanza, o ASG, por sus siglas en español) ha heredado todos los esfuerzos de responsabilidad social, con décadas de ser una ambición de académicos y empresarios que pretende desarrollar una medida estandarizada que comparé estos factores entre empresas, en su intento de “mejorar el mundo y aún así ser rentables”.
Estudios recientes han demostrado que los índices ESG pueden preparar mejor al inversionista para una recesión o un crash de bolsa, y que son un buen añadido al portafolio para lograr mejor diversificación y reducción del riesgo. Muchos de estos trabajos se centran en Estados Unidos y Asia, en donde el volumen de empresas certificadas es amplio, pero en LATAM no existe suficiente evidencia.
El estudio examina la inversión en empresas que aplican eficientemente las políticas prescritas por la herramienta ESG, comparando los índices construidos con esos criterios -y que produce la empresa Standard and Poor Dow Jones para la mayoría de los países de Latinoamérica y de Estados Unidos- contra el índice general de las bolsas de cada país, en el período de septiembre de 2015 a diciembre de 2022.
El estudio encuentra que los mercados sí otorgan valor por el tema de ESG, pero no para todos los países latinos. En particular, encuentra que Estados Unidos, México y Colombia presentan retornos favorables para los índices ESG comparados con el mercado en general del 2015 al 2021, pero en Brasil, Chile y Perú la ganancia se da a favor del índice del benchmark. Más aún, cuando se añade el año 2022, el retorno ajustado por riesgo acumulado para todo el período ya no favorece a Colombia, sino solamente a Estados Unidos y a México.
El estudio también encuentra que variables como el riesgo país, el precio del oro, el dólar, el factor calidad o la inflación parecen no aportar explicaciones para los diferenciales de los índices ESG contra su benchmark en países latinos, por lo que lo autores proponen la hipótesis del hábitat como viable para explicar por qué algunos índices ESG mejoran a sus benchmarks; en ella, se plantea que hay acciones dentro de la composición del índice ESG cuya exposición a ciertos factores de éxito les permite contabilizar su desempeño favorable.
En conclusión, el estudio revela cierto reconocimiento del efecto ESG en los retornos, pero el período no permite ser conclusivos todavía para toda la región o siquiera para los países que sí muestran un diferencial favorable, pues el movimiento ESG aún debe pasar las pruebas de credibilidad y otras más de consistencia que del bienestar social, el cuidado del medio ambiente y la coherencia de las corporaciones exigen los mercados para otorgar valor.
Es probable que en la región latinoamericana haya un retraso natural, derivado de la mayor corrupción y el poder cupular, comparado con los parámetros equivalentes en los países del primer mundo, en los que la obediencia a las reglas de la competencia perfecta los lleva a ajustarse mucho más de cerca a las prácticas consistentes del buen gobierno interno de la empresa. Pareciera que la región tiene aún una gran agenda pendiente a lo que toca la certificación ESG, y esto podría reflejarse en el escepticismo que se nota en los índices de bolsa dedicados al tema.