Los doce miembros del jurado del caso por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna se retiraron este jueves a deliberar sobre la inocencia o culpabilidad del exfuncionario, que volvió a estar acompañado en la sala del tribunal por su esposa, Linda Cristina Pereyra, y su hija Luna.
Antes de comenzar sus deliberaciones, el juez federal estadounidense Brian Cogan empleó casi dos horas en instruirlos sobre los cinco delitos que se le imputan, cuatro de ellos relacionados con el narcotráfico.
García Luna está acusado de participar en la dirección de una empresa criminal cuya actividad continúa hasta la actualidad, conspiración para la distribución de 5 kilogramos o más de cocaína, conspiración para la distribución y posesión de 5 kilogramos o más de cocaína con la intención de distribuirla en Estados Unidos y conspiración para la importación de la misma cantidad o más.
El quinto delito que se le imputa es el de supuestamente prestar falso testimonio a las autoridades estadounidenses cuando solicitó la nacionalidad.
Pero además, los miembros del jurado tendrán que decidir, en caso de declararlo culpable, si García Luna en 2012 abandonó la conspiración en la que participaba.
En caso de determinar que en ese año dejó de conspirar y así se lo hizo saber a sus supuestos socios, entonces sus delitos habrían prescrito y solo sería condenado por el último de los cargos: no decir la verdad cuando se le preguntó si había cometido un delito por el que no había sido procesado.
El jurado no tiene una fecha límite para tomar una decisión, que, tanto si es la de culpabilidad como la de no culpabilidad, deberá ser unánime.
En caso de que no haya una resolución para este jueves, las deliberaciones pueden continuar mañana viernes y se podrían extender hasta el próximo martes 21 de febrero, pues el lunes 20 es día festivo en EEUU (debido a la conmemoración del natalicio del primer presidente de dicho país, George Washington).
Desde el pasado 23 de enero, sus miembros escucharon los testimonios de 26 testigos convocados por la Fiscalía, entre ellos exnarcotraficantes, policías mexicanos y agentes estadounidenses, así como el de la esposa de García Luna, el único testigo de la defensa.
Este miércoles, volvieron a escuchar los alegatos finales de ambas partes en un último intento por convencerlos, de su culpabilidad más allá de la duda razonable, como sostiene la Fiscalía, o de su inocencia como argumenta la Defensa.
En una larga exposición de tres horas, la fiscal Saritha Komatireddy les pidió ayer que usaran el sentido común y unieran las piezas del rompecabezas que la Fiscalía presentó en las últimas cuatro semanas.
Un puzle cuya pieza principal es el testimonio del narcotraficante Sergio Villarreal Barragán, alias “el Grande”, brazo derecho del capo del Cártel de Sinaloa Arturo Beltrán Leyva, que aseguró haber presenciado sobornos directos a García Luna.
La Fiscalía defiende que su relato, junto al de otros narcotraficantes y el del resto de testimonios levanta un edificio consistente que demuestra la culpabilidad del acusado.
Algo que rechazó el abogado de García Luna, César de Castro, que en un discurso emocional intentó una vez más echar abajo esa construcción atacando cada una de las partes con el argumento de que los principales testigos, todos exnarcotraficantes, son criminales a los que no se puede creer porque buscan su propio beneficio al colaborar con la Fiscalía y también vengarse de quien fue el rostro de la lucha contra el narcotráfico en México.