El Centro Histórico de la Ciudad de México es reconocido por ser un lugar que cuenta con grandes sitios culturales y de relevancia histórica, razón por la cual la mayoría de sus calles hacen alusión a personajes del pasado como la avenida Francisco I. Madero, Pino Suárez, Hidalgo y más.
Sin embargo, hay una sección en donde estos nombres comienzan a cambiar para dar paso a las denominaciones de países, en específico del centro y sur de América. Estos nombramientos no fueron una decisión al azar, sino que fueron el resultado de un deseo por reforzar la idea de la construcción y reconocimiento nacional.
Después de la Revolución mexicana, el gobierno intentó crear una identidad nacionalista que reconociera a los grandes luchadores de la patria, motivo por el cual muchas de las calles y avenidas fueron nombradas por revolucionarios sociales que ayudaron a concretar la idea del Estado- Nación que hoy se conoce.
Sin embargo, fue el entonces rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Vasconcelos, que en 1921 propuso nombrar algunas calles y avenidas con aquellos países que reconocieron en primer lugar el nuevo orden político que se asentó después de la Revolución, como motivo de agradecimiento y reconocimiento por su solidaridad.
Durante el festejo de la conmemoración de los 100 años de independencia y el la celebración de la nueva Constitución Política de 1917, el entonces Gobierno de México organizó un comité para que fuera el encargado realizar los arreglos pertinentes para dichas ocasiones, motivo por el cual se cambiaron al rededor 12 calles del Centro Histórico.
-República del Salvador
-República de Colombia
- República de Uruguay
-República de Guatemala
- República de Brasil
-República de Cuba
-República de Venezuela
-República de Bolivia
-República de Perú
-República de Nicaragua
-República de Paraguay
- República de Ecuador
Las calles de la Ciudad de México, en específico las del Cetro Histórico, han tenido una serie de cambios importantes como motivo de referencia los hechos importantes acontecidos, pues desde que el viejo mundo, con la conquista de la corona española, se estableció en tierras aztecas, las distintas avenidas y vías fueron nombradas bajo sus tradiciones.
En la época de la colonia era común que las calles del centro de la Ciudad de México y alrededores fueran nombradas como Virreyes y santos pertenecientes a la religión católica. Sin embargo, algunas mantuvieron nombres de las tradiciones aztecas referentes a su religión, como Tláloc, Huacalco y más. Denominaciones que siguen presentes en algunas partes de la ciudad.
No obstante estos nombres fueron cambiando gradualmente con el tiempo. Un ejemplo de estos fue la Calzada del Tepeyac, que se remonta a las civilización antigua de los aztecas, como una de las avenidas más importantes. Actualmente está vía se le conoce como Calzada de los Misterios.
Otra avenida que ha sufrido distintos nombramientos a través del tiempo es el ahora famoso Paseo de la Reforma, antes conocida como Paseo de la Emperatriz, nombre referente al Imperio de Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia de Bélgica. Era considerada una avenida que conectaba directamente al Palacio Imperial (hoy Palacio Nacional), con el Castillo de Chapultepec.
Caber destacar, que durante el gobierno de Porfirio Díaz, muchas de las calles de la ciudad de México, fueron cambiadas de nombre drásticamente para seguir la idea de modernización y semejanza a las ciudades europeas, renombrándolas así como “Calle Sur 10K”, “Avenida Poniente 7J”, por ejemplo. Sin embargo, esta idea no perduró, pues a su derrocamiento en 1910, los integrantes revolucionarios cambiaron muchas de su prácticas, siendo la definición de las calles y avenidas una de las principales tareas a realizar.