En la recta final del juicio contra el ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, la Fiscalía de la Corte de Distrito Este de Nueva York ha reiterado su interés de presentar ante el jurado la ostentosa vida que el ex funcionario y su familia tenían cuando este trabajaba al lado del ex presidente Felipe Calderón (2006-2012).
Paralelo a esa vida de lujo, García Luna recibía sistemáticamente millones de dólares en sobornos por parte de la integrantes de la llamada Federación (Cártel de Sinaloa, los hermanos Beltrán Leyva, el Cártel de Juárez, etc.) a cambio de la protección del entonces jefe policiaco en sus operaciones de tráfico de drogas y combate a sus rivales, de acuerdo con la acusación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Dos pruebas sólidas que la fiscalía tiene en sus manos son las dos lujosas residencias que García Luna posee en México: una en Monte Funiar 21, en el lujoso fraccionamiento Jardines en la Montaña de la Ciudad de México, y otra en Jiutepec, Morelos, con una extensión de terreno de más de 2.000 metros cuadrados.
Cuando fueron reveladas dichas propiedades, el ex funcionario no pudo justificar el origen de los recursos con los que había adquirido dichos inmuebles.
Simplemente los números no cuadraban. En 2008 García Luna compró el costoso terreno en Monte Funiar 21 de contado, y en pocos meses la empresa Grupo Pedregal Constructora e Inmobiliaria le construyó una mansión de cuatro niveles con acabados de lujo.
El responsable de la obra fue el arquitecto Héctor Salinas, quien, años después, dijo a agentes del gobierno de Estados Unidos que García Luna le había pagado en efectivo. Una residencia en un terreno de más de 400 metros cuadrados con vista privilegiada al Bosque de Tlalpan, y más de 700 metros cuadrados de construcción.
Sin embargo, de acuerdo con la información que aparece en las declaraciones patrimoniales de García luna de 2007 y 2008, en ese momento él no contaba con el salario ni los ahorros suficientes para comprar el terreno, y mucho menos para hacer la costosa construcción. De hecho, en 2008 se declaró “totalmente endeudado” y detalló que sus deudas ascendían a 6.8 millones de pesos, “prácticamente la misma cantidad que debió pagar para adquirir el terreno de su nueva casa”, escribió en aquel entonces la periodista Anabel Hernández en Reporte Indigo.
En 2007, García Luna declaró tener ingresos por dos millones de pesos por sus sueldo como servidor público. Dichos ingresos correspondían a 11 meses de trabajo como director general de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y un mes como secretario de Seguridad Pública, y afirmó que no había recibido ningún ingreso adicional por otro concepto.
De esos ingresos, dijo que gastaba un millón 300 mil pesos para la manutención de él y su familia. Declaró tener una cuenta bancaria con 355 mil 763 pesos y un seguro de separación individualizado por 2 millones 772 mil 87 pesos, que se conformaba por una cuota pagada por el gobierno federal a favor de todos los servidores públicos que se acumula en un fondo individual.
En 2021, cuando la Fiscalía General de la República (FGR) hizo un cateo en la residencia de Monte Funiar, tras una pared falsa encontraron la colección de armas. De acuerdo a fuentes de información que estuvieron en el operativo, los peritos descubrieron que la casa estaba llena de muros falsos, pero los mandos de la Fiscalía no dieron permiso de inspeccionar que había detrás de esas paredes.
En mayo de 2010 la periodista de investigación publicó sobre la existencia de otra propiedad en Jiutepec, Morelos, que ahora busca presentar la Fiscalía como prueba de enriquecimiento. La mansión blanca con piscina y grandes jardines en donde podía aterrizar un helicóptero está edificada en un terreno de mas de 2 mil 500 metros cuadrados. Apenas un año antes, el terreno donde estaba la finca era semibaldío.
El valor comercial de la propiedad superaba entonces el millón de dólares. ¿De dónde sacaba el dinero García Luna? Sus declaraciones fiscales y patrimoniales decían que no tenía esos recursos. Aunque se fue a vivir a Miami en 2012, siguió siendo propietario de esos bienes y continuó disfrutándolos durante los viajes constantes que hacía a México.
Ni entonces ni ahora García Luna ha podido justificar el origen legal de ese dinero. No las compró el jefe policiaco con su salario de funcionario público; tampoco con sus ahorros, y menos con las ganancias de la fonda que su esposa, Linda Cristina Pereyra, tenía en Xochimilco. No recibió ninguna milagrosa herencia ni se sacó la lotería.