Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, mejor conocido como Antonio López de Santa Anna fue presidente de México, en algo que terminó convirtiéndose una dictadura, ya que se dice que ocupó el cargo hasta en 11 ocasiones. Aunque el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) ha sostenido que solo fueron seis veces, debido a que en las ocasiones que fue electo solicitó licencias para abandonar el cargo, para luego reincorporarse con la misma constancia.
Fue parte del Ejercito Trigarante, logrando apoyar el Plan de Iguala de Agustín de Iturbide en 1821, para así consagrar el Primer Imperio Mexicano, sin embargo nunca estuvo de acuerdo con el gobierno oligárquico que se proponía. De 1824 a 1825 fue gobernador de Yucatán y del 7 de febrero al 26 de mayo de 1829, gobernó Veracruz, ganando adeptos durante todos esos años.
Pese a su aportación al país, la venta de La Mesilla y la perdida de gran parte del territorio nacional provocaron que fuera exiliado, luego de que su popularidad con el pueblo mexicano fue disminuyendo. En 1855, con el triunfo del Plan de Ayutla, Santa Anna fue obligado a renunciar a la presidencia, lo que marcaría el fin definitivo de su paso como titular del cargo.
Durante el resto de su vida se mantuvo exiliado en distintos países como Estados Unidos y Colombia, intentado volver en varias ocasiones, incluso ofreciendo sus servicios al emperador Maximiliano de Habsburgo, durante la Segunda Intervención Francesa, sin embargo fue ignorado.
Durante el gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, se brindó una amnistía general, por lo que el general Antonio López de Santa Anna aprovechó para regresar a México en 1874, ya con la edad de 80 años. Dos años después, en completo olvido, falleció en su casa ubicada en la calle Bolívar, número 14 en la Ciudad de México, el 21 de junio de 1876.
Cómo luce su tumba
Los restos de Antonio López de Santa Anna fueron sepultados en el Panteón Civil del Tepeyac, en la Basílica de la virgen de Guadalupe, siendo considerado el cementerio más antiguo de la ciudad, ya que sus primeros registros datan del Siglo XVII. Se cree que Juan Diego fue la primera persona en ser sepultada ahí, luego de su muerte en 1548.
En el Panteón del Tepeyac reposan los restos de personajes ilustres, entre los que se encuentra políticos, militares, escritores, poetas, historiadores, periodistas y mujeres notables. Incluso los restos de la segunda esposa de su Altera Serenísima, Dolores Tosta de Santa Ana, se encuentran en ese cementerio.
Ambos se encuentra en la misma lapida en donde se puede leer la leyenda “Excelentísimo Sr. Gral. Antonio López de Santa Anna” y “Serenísima Sra. Dolores Tosta de Santa Anna.”, en un primer momento, la tumba solo fue dedicada para el ex presidente de México tras su muerte en 1976, sin embargo, un década después fallecería quien fuera la primera dama de México, en 1886.
En la actualidad, se requiere de un permiso especial para poder visitar el Panteón Civil del Tepeyac, en el cual se pueden encontrar las tumbas de los famosos que ahí se encuentra, cuenta con un museo en donde se expone la historia del Cerro del Tepeyac y la historia del cementerio. Puede ser observado desde distintas colinas y capillas de la Basílica de Guadalupe.
Además de los restos del General Antonio López de Santa Anna y su segunda esposa, se localizan los restos de otros presidentes como José Mariano Salas Barbosa y Félix María Zuloaga Trillo, ambos fueron interinos.