Pese a autoproclamarse respetuoso de la democracia y de la pluralidad de ideas, el mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mostró renuencia para acatar el llamado del presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel: aperturarse al diálogo con la oposición.
Fue desde el atril del Teatro de la República, en Querétaro, que el militante del Partido Acción Nacional (PAN) externó su llamado tras acusar que la actual administración federal de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) “gobierna bajo una sola visión” y “excluye a quienes piensan distinto”. Un acto que para la perspectiva de Andrés Manuel estaría justificado, pues, aseveró, el único diálogo propiciado por “el bando del conservadurismo” es aquel “con miras a las prebendas”: “Quieren regresar a los moches”.
“¿Diálogo? Sí, pero sin corrupción. ‘Vamos a negociar’, ¿Qué vamos a negociar? ¿Impunidad?”, aseveró un día después en su mañanera.
Como era de esperarse, la respuesta de Andrés Manuel volvió a merecerle una lluvia de críticas, en la que se incluyó la ácida contestación por parte de Diego Fernández de Cevallos, uno de sus más acérrimos opositores.
Ante el argumento de López Obrador en el cual refiere que el diálogo del bando opositor perseguiría algún tipo de negociación desde lo privado. el ex candidato a la presidencia de la República retó al Jefe del Ejecutivo a aperturarse a la conversación, pero en lo público.
Esto, según el argumento el también llamado Jefe Diego, permitiría confirmar o descartar la acusación del Jefe del Ejecutivo. O en otras palabras, se sabría “si es verdad lo que AMLO dice o simplemente es un difamador cobarde”, según lo publicado en su cuenta de Twitter.
“Dice TARTUFO que no dialoga con sus opositores porque estos lo que quieren son moches y privilegios; pues que dialoguen en público para saber si es verdad lo que él dice o simplemente es un difamador cobarde”.
El discurso de Santiago Creel
El legislador Creel Miranda fue uno de los participantes en la ceremonia por los 106 años de la Promulgación de la Constitución de 1917, junto a su homólogo de la Cámara de Senadores, Alejandro Armenta, y la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña.
Es pertinente señalar que el discurso del blanquiazul fue uno de los puntos que más reacciones provocaron en la opinión pública. Esto, luego de señalar que el actual gobierno quebranta el respeto a la democracia; tal cual lo habría hecho por décadas el partido hegemónico, recordó.
Pero además de “la falta de pluralidad” reflejada en los debates de materias con gran envergadura para la nación, Santiago Creel atajó su pronunciamiento con una posible indirecta a las y los militantes, y simpatizantes, de la autodenominada Cuarta Transformación (4T), quienes volverán a encarar a la oposición por el controversial debate de la aprobación del Plan B de la Reforma Electoral.
Así pues, Santiago Creel rechazó que algún cambio a la ley u “ordenamientos constitucionales que no se cumplen” sean la solución para los grandes problemas que aquejan a la República Mexicana. Esto, en referencia a los constantes reproches de López Obrador por la corrupción imperante dentro del Instituto Nacional Electoral (INE).
“Es un gran equívoco pensar que los grandes problemas del país pueden resolverse con ordenamientos constitucionales que no se cumplen, o peor, con cambios a las leyes como si por el mero hecho de reformar una norma la realidad automáticamente cambia”.