Por qué importan las encuestas electorales

Distinguir entre una encuesta y los productos que aparentan recolectar la opinión ciudadana con fines propagandísticos o desinformativos es importante en tiempos en los que existen toda una serie de canales a través de los cuales se puede distorsionar la información

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Heidi Osuna estudió Ciencia Política
Heidi Osuna estudió Ciencia Política y tiene una maestría en elecciones y dirección de campañas. (Infobae)

Las encuestas electorales son una herramienta de investigación social que contribuye al desarrollo democrático de nuestro país. Su realización y difusión son un recurso indispensable para comprender las expectativas y el comportamiento político de la sociedad; además de que permiten a la ciudadanía disponer de fuentes de información confiable para tomar mejores decisiones.

Los pollsters, como suelen llamarnos a los profesionales que nos dedicamos a medir la opinión pública mediante la realización de este tipo de estudios, decimos que las encuestas son una fotografía del momento, y como tal, retratan la realidad percibida por los informantes, única y exclusivamente durante el periodo de levantamiento.

En este sentido, las encuestas electorales –incluso las que cuentan con un alto grado de confiabilidad y representatividad– nos ofrecen una aproximación temporal de la percepción de la sociedad, y no son un mecanismo infalible para predecir el futuro.

Las encuestas y las discrepancias

Las encuestas son el pulso
Las encuestas son el pulso de lo que piensa la gente. (Cuartoscuro)

Tanto en los procesos electorales en particular, como en la investigación social en general, los encuestadores debemos considerar que la opinión de la sociedad sobre un tema o evento puede ser muy distinta a los indicadores que están relacionados con su comportamiento.

Un ejemplo de estas discrepancias son las encuestas que los organismos públicos y privados realizamos sobre la percepción de seguridad ciudadana. Como todos sabemos, existen lugares de la república donde los índices delictivos no se comportan de la misma manera que la percepción de seguridad. Las razones que explican estas diferencias pueden relacionarse con el grado de mediatización de los crímenes, o el contexto social de la población objetivo, entre otros factores.

Del mismo modo, las encuestas que se utilizan como una herramienta de diagnóstico durante una contienda electoral, son un insumo indispensable que permite a los equipos de campaña identificar los factores que determinan las preferencias de voto y, de esta manera, evaluar la efectividad de sus estrategias.

Pero al evaluar la calidad de las encuestas con los resultados de la elección, los encuestadores nos enfrentamos con un panorama aún más complejo. Existen casos recientes donde los contextos de violencia o la presencia de actos masivos de compra o coacción de voto, fueron factores que incidieron directamente en la participación y en el proceso electoral en su conjunto, por mencionar sólo algunos desafíos.

Usos y abusos

Las encuestas pasaron de ser
Las encuestas pasaron de ser una herramienta que medía el pulso de la selección de candidatos, a ser el método de elección interna. (Cuartoscuro)

Además, este auge en la industria de opinión pública no está alejado de los abusos que repercuten en su prestigio. Debido a estas prácticas es que debemos distinguir entre una encuesta y los productos que aparentan recolectar la opinión ciudadana para avalar fines propagandísticos o desinformativos.

En este contexto, la discusión sobre el mejoramiento continuo de los estándares metodológicos en los estudios de opinión, nos ha llevado a cuestionar los alcances de los sondeos telefónicos o digitales. Por ello, en Enkoll estamos convencidos que el método que actualmente retrata fielmente al electorado mexicano es la recolección de información en vivienda, cara a cara.

Actualmente en nuestro país nos encontramos inmersos en la sucesión presidencial de 2024, no sin antes pasar por la aduana de los procesos locales a la gubernatura de Coahuila y Estado de México, así como la elección extraordinaria al Senado de la República en Tamaulipas.

Algunos de ustedes probablemente se estén preguntando por qué deberían importarles las encuestas. Mi respuesta es que la industria demoscópica en México se ha convertido en una importante institución de interés público, y representa una piedra angular de la vida democrática que nos ha abierto nuevos horizontes en el conocimiento de la opinión de los ciudadanos.

Un claro ejemplo de la relevancia de las encuestas en la vida pública de nuestro país es que han sustituido los procesos internos de los partidos políticos para la designación de sus candidatos.

Las encuestas pasaron de ser una herramienta que medía el pulso de la selección de candidatos, a ser el método de elección interna. En la elección presidencial de 2018, el PRI eligió a su candidato por convención de delegados, el PAN en una elección interna donde hubo un candidato registrado y Morena se designó con candidato único. En la antesala de la elección presidencial de 2024, se prevé que los partidos políticos elijan a sus abanderados por una serie de encuestas.

Cualquier avance de la democracia en nuestro país, implica una mayor apertura para la sociedad. A pesar de que los mexicanos presentamos un universo sumamente heterogéneo, el cumplimiento de los estándares de calidad en el diseño de las encuestas, nos abre una vía para entablar un diálogo constante con la ciudadanía.

Este impulso que acompaña a los estudios de opinión pública forma parte de un proceso más amplio, donde es necesario explorar la ruta de solución para que los actores políticos y la ciudadanía, asumamos responsabilidades de las decisiones públicas y podamos evaluar con la mayor cantidad de fuentes confiables, los resultados de las políticas que se nos ofrecen.

Lo aquí publicado es responsabilidad del autor y no representa la línea editorial de Infobae

*Directora de Enkoll*

Twitter: @heidiosuna

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