Sin duda alguna, uno de los personajes históricos más relevantes de la historia de México es Porfirio Díaz. Y es que el expresidente de México, quien estuvo en el poder por más de 30 años, fue quien provocó que se diera una de las luchas más importantes de la historia del país: la Revolución Mexicana.
Este evento fue provocado por los detractores del entonces mandatario, encabezados por Francisco I. Madero, quien tomó la presidencia de México luego de la renuncia de Díaz.
Fue el 25 de mayo de 1911 cuando el entonces presidente de México presentó su renuncia con una carta ante la Cámara de Diputados, dando así por terminado su mandato, que duró poco más de 30 años. Ese mismo día, a la media noche, Díaz y su segunda esposa, Carmelita Romero, salieron de su casa ubicada en la calle de Cadena, hoy Venustiano Carranza, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, vieron por última vez la silueta del Palacio de Gobierno, y abordaron un carro Mercedes que ya los esperaba, y los llevaría hasta la estación de San Lázaro, donde sus objetos personales y archivos ya se encontraban empacados en 8 pesados baúles, listos para trasladarse al puerto de Veracruz.
Luego de una breve parada en el puerto de Veracruz, Díaz y su esposa Carmelita partieron en un barco a España, donde se hospedaron dos semanas. Posteriormente, viajaron a varios países, como Alemania, Suiza y Francia, siendo este último donde el General Díaz viviría sus últimos años de vida.
“Me siento herido. Una parte del país se alzó en armas para derribarme, y la otra se cruzó de brazos para verme caer. Las dos me eran deudoras de una porción de cosas”, declaró Porfirio Díaz un año después de haber renunciado a la presidencia.
Para 1913, la familia Díaz optó por ir de viaje al norte de África, pues tanto Díaz como su esposa Margarita, llevaban ya un tiempo planeando visitar Egipto. Se dice que dicho viaje fue un regalo de ella para el expresidente. Fue así como el matrimonio emprendió su travesía junto al general Fernando González y sus cuñadas Sofía y María Luisa.
Díaz, Carmelita Romero y sus acompañantes partieron de París hacia Mónaco, donde abordaron un barco que los trasladó por las aguas frías de del Mar Mediterráneo hasta las costas de Alejandría. Luego, desde ahí, tuvieron que cambiar de transporte a un pequeño barco de vapor que los condujo por todo lo largo del Río Nilo hasta la ciudad de El Cairo.
Una vez que llegó a la capital de Egipto, Díaz y sus acompañantes fueron recibidos con honores militares por el general Horatio Herbert Kitchener, a nombre de la corona británica. El expresidente estuvo en Egipto por dos meses en los que viajó por todo el territorio junto a su esposa Carmelita.
En Egipto, Díaz no solo visitó lugares emblemáticos y turísticos de la antigua civilización que se estableció en ese territorio, sino que también fue un antídoto para el dolor que sentía el longevo expresidente tras haber perdido su vida y trayectoria político-militar en México.
De hecho, existen diversas fotografías que muestran la visita de Díaz y su esposa a Egipto. Una de ellas causa curiosidad, pues se ve al expresidente y sus acompañantes con un fondo de las pirámides de Egipto, así como la Esfinge. Se ve a Carmelita y sus hermanas arriba de un camello, en el que hicieron un recorrido cultural de la zona, sin embargo, aunque pareciera lo más nomal ver a las personas que asisten a este sitio montar camellos, Díaz se ve sobre un Asno. Esto, porque le parecía al expresidente más seguro y práctico, pues no le daba confianza la gran altura de los camellos, además de que tenía experiencia montando asnos, pues durante su infancia y adolescencia, en Oaxaca, lo había hecho en innumerables ocasiones.
SEGUIR LEYENDO: