Laura Carraza, a finales de 2015, tomó la decisión de enviar por correo postal una caja con 30 pastillas y un frasco de 2.5 mililitros de clonazepam a su madre desde Guadalajara hasta Matamoros, Tamaulipas. Por ello, la Procuraduría General de la República (PGR) la acusó de narcotráfico.
En los últimos meses se dio a conocer que jóvenes han replicado el reto “El último en dormirse gana”, en el que ingieren cantidades alarmantes de ansiolíticos —como clonazepam— hasta quedarse dormidos; todo documentado a través de TikTok. Al momento más de una decena de menores de edad han resultado intoxicados.
Dichos sucesos rememoran la situación que vivió la señora Carranza Leal que, con la intención de ayudar a su madre, quien sufría esquizofrenia, fue perseguida por la justicia mexicana por años.
Fue en 2017 que el caso estalló. Laura es una psicóloga especialista en educación y profesora en educación especial. Fue durante el 2014 que le dio asilo a su madre en su casa, en Guadalajara, Jalisco. Blanca Alicia, su mamá, tenía más de 50 años padeciendo esquizofrenia. A finales de aquel año, la señora se mudó a Brownsville, en Texas, Estados Unidos, con otra de sus hijas.
Sin embargo, un año después —a finales de 2015— Laura encontró medicamentos de su madre en su casa, por lo que se le hizo fácil hacérselos llegar por correo. De esta forma, el clonazepam, el cual únicamente se consigue con receta médica, viajó de Jalisco a Tamaulipas, donde elementos de la Policía Federal interceptaron el paquete.
El envío derivó en que EL 28 de octubre de 2016 el juez penal Édgar Israel Flores del Toro girara una orden de aprehensión en su contra, acusada por la PGR de delitos contra la salud en la modalidad de transporte. No obstante, al tratarse de un delito grave, no había derecho a libertad bajo fianza, por lo que Laura se ocultó ante el miedo de ser detenida desde noviembre de 2016.
Desde el comienzo Laura presentó todas las pruebas para eximirse del delito imputado. Mostró evidencia de la enfermedad de su madre, comprobó su residencia en Guadalajara, presentó la prescripción médica y la cédula profesional del recetante, pero la PGR insistió.
“Puedo aceptar que cometí un error al mandar el medicamento sin la receta correspondiente; pero cuando uno tiene 50 años de sufrir la esquizofrenia de una madre, uno le da la prioridad a que ella tenga a la mano los medicamentos adquiridos para que mantenga su equilibrio mental”, reveló para medios de comunicación en aquel entonces.
“En la lógica de las autoridades yo me jugué la posibilidad de años de cárcel para traficar psicotrópicos pretendiendo que mi hermana y yo ganáramos poco más de mil pesos”, expresó, y es que en aquel entonces la probable sentencia iba de 7 a 25 años tras las rejas por enviar una cantidad que no cubría ni un mes de tratamiento de su madre.
Alrededor de Laura se agruparon organizaciones públicas, periodistas, que presionaron para que se eliminaran los cargos. La profesora Carranza no pisó la prisión —en parte— gracias a un par de amparos que promovió. Sin embargo, no pudo estar con su madre al momento de su muerte en noviembre de 2017.
“Ella ya descansa en paz, pero para Laura no hubo un cierre, una despedida, un acompañamiento, vivió sola uno de los procesos más tristes que puede haber en la vida de una persona”, se lee en la iniciativa de change.org que se promovió en su apoyo.
Fue en diciembre de 2018 que, bajo una nueva administración (Andrés Manuel López Obrador en la presidencia y Alejandro Gertz Manero en la PRG) la orden de aprehensión fue revocada.
“Después de más de dos años de suplicio, en días pasados me confirmaron que finalmente fue cancelada la orden de aprehensión en mi contra; es decir, la Procuraduría General de la República retiró la acusación y el juez penal aceptó emitir la cancelación de la misma”, celebró.
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