Sin duda alguna, en la Ciudad de México existen algunos edificios históricos con una arquitectura que impresiona a cualquiera. Y es que a lo largo de su historia, se han construido algunas edificaciones que, a pesar de los siglos, siguen de pie. Tal es el caso, por ejemplo, de Palacio Nacional, la actual residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, que comenzó su construcción, prácticamente, luego de la Conquista de México.
Otro de los edificios más emblemáticos de la capital, y que tiene también siglos de haberse construido, es la imponente Catedral Metropolitana. Referente a este edificio histórico, la Arquidiócesis Primada de México emitió, recientemente, un comunicado por medio de sus redes sociales, en el que alerta sobre supuestos tours en la Catedral que son fraudes.
Hizo un llamado a la población para que las visitas guiadas las realicen a través de la oficina de Turismo que se encuentra dentro del recinto, que son realizadas por personal capacitado.
La Arquidiócesis informó sobre fraudes que se realizan mediante redes sociales, en los cuales se ofrece un “permiso especial” que proporciona el acceso a los “secretos de la Catedral Metropolitana”, lo cuales se pagan mediante efectivo en tiendas de conveniencia o tarjetas de crédito y debito, tanto a particulares como a supuestas agencias de viaje.
“Queremos hacer notar que, La Catedral Metropolitana no ha otorgado permisos especiales ni existen tales secretos, por lo que alertamos al respecto para que se evite caer en posibles fraudes”, se lee dentro del comunicado emitido en su twitter.
Esto hace recordar la historia de este edificio, que aunque parezca increíble, comenzó a construirse en 1524, justo después de la caída de Tenochtitlan, y la persona que colocó la primera piedra fue el mismo Hernán Cortés, el conquistador español que lideró a los extranjeros para lograr la caída del imperio mexica. Esta primera piedra fue colocada justo en el cruce de de las calzadas que conducían al centro espiritual de los mexicas, es decir, donde el día de hoy se encuentran las ruinas del Templo Mayor.
El primer arquitecto de la Catedral, fue Martín de Sepúlveda, entre 1524 y 1532, y para 1534, el templo recibe por parte de la Santa Sede la bula papal que le da el reconocimiento como Catedral. Posteriormente, para 1562, inician los planes y diseños para una nueva catedral, que sustituiría a la original, que para entonces ya resultaba insuficiente. En 1571 se coloca la primera piedra de la nueva catedral, aunque no fue sino hasta 1573 que inician las obras formales, y poco a poco se va destruyendo la antigua edificación.
Para 1629, la construcción se ve interrumpida por fuertes inundaciones que devastan la ciudad, y años después, en 1675, por fin se termina la fachada central bajo la dirección del arquitecto Cristóbal de Medina Vargas. Ya en esas fechas, aunque la edificación aún no se terminara por completo, albergaba ceremonias y actos religiosos, por ello la finalización de la obra se fue postergando indefinidamente.
No es sino hasta la última década del siglo XVIII, que bajo la dirección del arquitecto Manuel Tolsá, la catedral es concluida, aunque formalmente, y esto depende de las fuentes, es en el año de 1813 que se considera como fecha definitiva del término de la Catedral.
Fue justamente la demora de la construcción de la Catedral que hizo que tuviera las características eclécticas que hoy presume, es decir, en ella se encuentran estilos de inspiración barroca, herreriano, gótico, renacentista y neoclásico. La Catedral de la Ciudad de México está inspirada en las catedrales de Jaén y Valladolid.
Uno de los hechos más importantes que pasaron en este edificio fue cuando el 21 de julio de 1822, fue sede de la coronación de Agustín de Iturbide como emperador de México. Otro hecho histórico que sucedió en ella fue cuando el 12 de junio de 1864, el emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota asisten por primera vez a ella para una misa de acción de Gracias.
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