El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que el gobierno de Austria fue totalmente intransigente respecto a un posible regreso del penacho de Moctezuma a México, pues de acuerdo con sus palabras, durante la visita de Beatriz Gutiérrez Müller al país europeo en el 2020 recibieron una respuesta “arrogante y prepotente”.
Aunque el objetivo no era traerlo de forma permanente, sino por un periodo determinado para exhibirlo al público, el gobierno mexicano volvió a recibir un alto total en cualquier tipo de intento por transportar la reliquia prehispánica del imperio mexica, ya que desde 1991 han existido intenciones para regresarlo.
A pesar de que el mandatario mexicano mencionó que “no hay justificación de que no pudiera trasladarse”, la realidad es que existen distintos motivos expuestos por los que se ha negado cualquier permiso de transportación, sin importar la locación a donde se dirija.
El principal y más reciente argumento oficial, publicado por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, se dio en el 2017 e indicó que no era posible transportarlo debido a las vibraciones a las que sería sometido en cualquier movimiento terrestre o aéreo.
“Después de una restauración a fondo realizada por expertos del INAH entre 2010 y 2012, en el marco de un proyecto de cooperación entre México y Austria, especialistas de ambos países coincidieron en que su frágil estado no permite que sea trasladado hasta existir una tecnología que pueda impedir cualquier vibración”, señaló el comunicado referente al penacho de Moctezuma.
Entre los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encontraba el arquitecto José Enrique Ortiz Lanz, Coordinador Nacional de Museos y Exhibiciones, quien afirmó en su momento que esperaba contar con dicha tecnología en el futuro cercano para regresar la pieza prehispánica a México.
Por otro lado, cuando la escritora Gutiérrez Müller viajó a Europa para solicitar algunas piezas prehispánicas de México, el curador de las colecciones de América del Norte y Central del museo afirmó que el penacho es “demasiado frágil”, por lo que no podría ser trasladado, por lo menos, en los próximos 10 años.
Gerard van Bussel dio a entender en entrevista con EFE que nadie está dispuesto a asumir el riesgo de trasladar la pieza, ya que incluso en el propio museo de Viena, conocido también como el Weltmuseum Wien (Museo del Mundo), no se atreven a bajarlo del primer piso.
De igual forma, la historiadora mexicana Sofía Guadarrama Collado, autora del libro La conquista de México Tenochtitlan: versión de los mexicas, fue tajante en su momento al decir que “sería un grave error traer ese penacho”, pues se apoyó en informes de científicos para decretar que “traerlo en un avión lo destrozaría”.
Las vibraciones serían desastrosas para la reliquia debido a que, “al tratarse de material orgánico, de origen animal” sufriría un deterioro importante por la misma naturaleza de las plumas por las que está conformado, de acuerdo con el curador.
De acuerdo con el Museo de Etnología de Viena, “este penacho data de 1515 y es el único en su género que se ha conservado. Actualmente es un auténtico icono del Weltmuseum Wien”, por lo que representa una de las insignias estelares del recinto, razón por la que se le han hecho adaptaciones al espacio pero minimizar cualquier tipo de riesgo.
Por estas razones se ha impedido cualquier tipo de intervención al museo alrededor de la pieza, a pesar de que en su momento se modificó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos por impulso del presidente López Obrador, con el objetivo de recuperarla momentáneamente.
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