Viruela del mono: activistas LGBT+ de México desconfían del número oficial de casos y exigen vacunación inmediata

Organizaciones civiles y defensoras de DDHH llevan adelante protestas pidiendo la aplicación de vacunas para proteger a la población en riesgo. Infobae habló con miembros de La Tribu, grupo que vela por las personas con VIH, sobre esta nueva crisis sanitaria y las medidas que se deben tomar.

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La manifestación se realizó frente
La manifestación se realizó frente a la fachada de la antigua sede de la Secretaría de Salud en Ciudad de México.

Centenares de activistas y miembros de la comunidad LGBT+ de México protestaron durante toda la semana pasada exigiendo la aplicación inmediata de vacunas contra la viruela del mono para la población en mayor riesgo. De forma simbólica, una de estas concentraciones se realizó el pasado 26 de julio frente al edificio de la antigua sede de la Secretaría de Salud, donde décadas atrás el gobierno mexicano tomó la decisión de erradicar la viruela inmunizando a la población mexicana en peligro. “La estadística no miente: somos hombres que tenemos sexo con otros hombres los mayores afectados y personas viviendo con VIH”, dijo megáfono en mano uno de los activistas.

Las agrupaciones y colectivos LGBT+ en México creen que en la actualidad los casos de viruela símica cuadruplican el número de los reportes oficiales. En los informes recientes (con corte del 23 de julio) se han documentado 60 casos distribuidos en 11 entidades federales, la mayoría en Ciudad de México. Y aunque el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, aseguró que esta enfermedad “no se va a comportar como el Covid-19″ y “no es de propagación universal”, ciudadanos civiles piden evitar una propagación mayor mediante la vacunación y focalizacion de grupos prioritarios, como ya se lleva a cabo en múltiples países de Europa, Israel y Estados Unidos.

Un día después de las protestas, la OMS pidió a la comunidad gay “reducir el número de parejas sexuales”, así como “intercambiar información con cualquier nueva relación para poder contactar con ellas, en caso de aparición de síntomas, para que puedan aislarse”. Desde que surgieron a principios de mayo los primeros casos del virus del mono, la enfermedad ha sido ligada en los estudios a prácticas sexuales del colectivo LGTB+, con el 98% del total analizado confirmado dentro de la comunidad gay y bisexual masculina. Conscientes de esto, al interior de las organizaciones se ha cuestionado sobre la mejor manera de tratar el asunto evitando la estigmatización frente a una enfermedad que se ha expandido a más de 70 países, con más de 16.000 casos en el mundo, cinco de ellos mortales.

Viktor Martínez, José Telles y
Viktor Martínez, José Telles y Ro Banda, fundadores de La Tribu.

“Lo que pedimos es que se nos dé prioridad porque, como dicen las estadísticas, estamos en primera línea. No porque sea una infección de transmisión sexual, sino porque tiene que ver con la forma cómo nos relacionamos”, dice a Infobae Viktor Martínez, cofundador de La Tribu, una agrupación que busca ampliar las discusiones y generar conversación en torno a personas con VIH. Tanto él como Ro Banda, otro cofundador del grupo, asistieron las protestas que califican también de “un acto simbólico”, donde organizaciones defensoras de derechos o enfocadas en atender casos de VIH y personas LGBT+ expresaron su descontento con la políticas de salud en un momento determinante para el incremento de contagios.

“Al no focalizar los casos se corre el riesgo de que se vuelva el problema de unas cuantas personas, como el VIH en los ochentas. Ahora mismo, el manejo oportuno de la emergencia ayudaría a disminuir los gastos futuros y sería menos difícil contenerla que en los próximos meses. Ya nos han dicho que no es letal, pero no queremos que esto empiece a ser un desmadre”, enfatiza Ro Banda desde la Ciudad de México.

Para ambos la actual emergencia internacional, declarada así por la OMS el 23 de julio, trae consigo la necesidad de hablar con claridad sobre las prácticas sexuales del colectivo de hombres gays y bisexuales. Dicen que debe haber dos tipos de comunicación: una desde los organismos de salud, responsable de mantener informada a la gente e implementar programas de prevención y vacunación, y otra desde adentro de las comunidades en riesgo.

"No más estigma. Prevenir es
"No más estigma. Prevenir es vivir", rezaba uno de los carteles durante las protestas.

“Hacia fuera tiene que haber una conversación y una postura de las entidades, pero hacia dentro tiene que haber una conversación abierta. No es el número de parejas, es la forma en que tenemos sexo. En los saunas y otros espacios de encuentro, hay que decirlo, se están focalizando los contagios”, dice Víktor, también director de abogacía de la ONG Impulse. En México, dice, viven unas 260 mil personas con VIH. Según Censida, desde 1983 hasta marzo de 2018, de los casos de sida registrados ocho de cada diez (82%) involucraba a hombres.

Para Ro Banda es importante aclarar que “la viruela símica no está atacando por inmunosupresiones de VIH; está atacando porque dentro de la población clave hay hombres gays o de la diversidad con VIH. Lo que puede ocurrir es que si ataca la viruela y hay una inmunosupresión, estamos enfrentando comorbilidades. Esa es la verdadera razón de por qué hay que protegernos”.

La población prioritaria ahora, señala, son “todos los hombres que tenemos sexo con hombre como sucede en las campañas de vacunación en España, Francia y Estados Unidos”. Agrega que “como hombres que tenemos sexo con hombres y que vivimos con VIH, tenemos que tener un discurso interno sobre la importancia de cuidarnos entre nosotros y la focalizacion”.

El virus del mono “se concentra sobre todo en hombres que mantienen sexo con otros hombres y con múltiples parejas”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al emitir la alerta máxima por la enfermedad. En junio, cuando una primera reunión decidió no declarar la emergencia internacional, los casos mundiales eran 3000.

La viruela del mono es una enfermedad del género orthopoxvirus que empezó a propagarse en mayo pasado en todo el mundo. Se describió por primera vez en humanos en 1970 en la República Democrática del Congo, en África central. En principio, sus síntomas son sistémicos, inespecíficos, como los que en Latinoamérica se asocian a las llamadas “virosis”: malestar general, dolor muscular, letargo, fiebre en algunos casos e incluso inflamación de los ganglios linfáticos en una primera etapa. Posteriormente se manifiestan brotes en la piel que van desde brotes pequeños, lesiones vesiculares o la presencia de ampollas diseminadas en el cuerpo del paciente. El sarpullido puede localizarse en partes de la cara, la boca, las manos, los pies, los genitales o el ano. Regularmente se cura a las dos o tres semanas.

Complejizar el VIH

La Tribu es una agrupación fundada en 2022 con el objetivo de hablar de VIH más allá de los enfoques preventivos frente a la enfermedad. Sus cofundadores, durante años, hicieron parte de grupos de apoyo para personas con VIH. Un día se preguntaron por sus propias preocupaciones después de haber sido diagnosticados. “No teníamos que hablar siempre de prevención si no nos iba a dar dos veces”, manifiesta Vikctor.

“La Tribu se trata de complejizar el VIH y las vidas con VIH empezar a entender que hay un espectro de realidades que nos toca empezar a visibilizar”, explica Ro, y añade que existen muchos estigmas y reponsabilidades que se le imponen socialmente a las personas contagiadas, como la de ser “educadores” de su enfermedad o la presión por ser indetectables en las pruebas. “Les decimos a la gente con VIH que puede seguir teniendo vidas placenteras”, puntualiza.

“Es un grupo por el que han pasado mas de 100 personas. Ahorita tenemos 70. No consiste en terapia sino en escucharnos y tratar de cambiar esta narrativa de que el VIH se tiene que vivir desde la desgracia”, dice Martínez. “El feminismo nos ha enseñado muchas cosas a las personas con VIH, entre ellas eso de que ‘mi cuerpo es mi decisión’. Por más paródico que suene, tiene que ver con eso: es mi VIH y yo decidó qué hacer con él, cómo lo comunico y lo vivo, y más ahora en medio de una epidemia”, concluye Ro.

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