Todo empezó con una caja repleta de fotos. Pertenecía a la colección personal de la activista trans Claudia Pía Baudracco y contenía las seis mil imágenes con que arrancó en 2012 el Archivo de la Memoria Trans de Argentina. Esa caja la heredó María Belén Correa, directora del Archivo que había soñado junto con Claudia un espacio que reuniera la memoria de sus compañeras sobrevivientes, su material gráfico y recuerdos. Claudia murió meses antes de la sanción de la Ley de Identidad de género –por la que luchó de forma incansable–, pero su semilla, como suele ocurrir con las pioneras, tenía muchos frutos que dar.
María Belén abrió un grupo privado en Facebook con personas trans de Argentina que a los 3 meses ya tenía unos 1.400 integrantes. Con la colaboración de la fotógrafa y artista visual Cecilia Estalles recopilaron todo lo que había logrado reunir aquel grupo (testimonios, fotos, cartas, crónicas policiales, etc.) para iniciar su preservación y conservación. Hoy el Archivo contiene un acervo superior a 15.000 documentos, con materiales que se remontan a comienzos del siglo XX del cual han derivado toda clase de artefactos estéticos, culturales y sociales: libros, exposiciones nacionales e internacionales, podcast, programa de televisión, radionovelas, charlas, talleres, y más.
Así fue como hace cuatro años Madeleine Ekserciyan, directora creativa de la marca de ropa argentina Divina Bolivia, conoció a Cecilia y otras integrantes del Archivo en un evento público. Al final de una charla vio que estaban vendiendo unas tote bag, bolsos pequeños con estampas de sus propias imágenes. Ella les preguntó cómo las comercializaban y le dijeron que con “el boca a boca”. Encantada por lo que vio, les propuso venderlas en los locales de la marca.
“Después llegó la cuarentena por el covid-19. Todos nos encerramos. Pusimos las tote bags a la venta en la tienda online y ahí arrancó el hit”, cuenta Madeleine en en videollamada grupal con Infobae. “Eran muy buscadas; un desfile de personas yendo a buscarlas constantemente al punto de retiro”, dice por su parte Gabriel Retali, gerente de marketing de Divina Bolivia, que empezó vendiendo en 2005 prendas vintages y militares customizadas, pero luego fabricó piezas propias para hombres y mujeres que con el tiempo han transformado sus moldes para que “convivan con todo tipo de personalidades y se la ponga quien guste hacerlo”.
Entre la organización y la marca hubo conexión inmediata. Diseñaron calendarios con 12 estampas del Archivo (ese fue el primer trabajo de su editorial, que posteriormente sacó su primer libro). Pero a diferencia de proyectos como el calendario y los bolsos, las remeras que vinieron después son “una campaña conjunta, muy masticada”. Eso comenta María Belén sobre el proyecto que empezó a gestarse desde 2020 hasta su lanzamiento en mayo pasado en uno de los 12 locales de Divina Bolivia. Su sede de Palermo se transformó en una galería de exhibición de las prendas, con desfiles, show de ballroom y una sala abarrotada con espectadores deseosos de conocer las remeras y colgarse sus historias.
La colección, compuesta por ocho modelos, ya es “uno de los hitos” de la marca y está concebida “como una intervención callejera, una exposición para que las fotografías del Archivo de la Memoria Trans recorra las calles de todo el mundo”, cada remera rememorando un suceso con una fotografía distinta. Allí figuran Claudia Pía Baudracco, Briggite Gorosito, Sandra Castillo, Gina Vivanco y otras mujeres trans cuyas historias se relatan en la etiqueta de la prenda que reproduce su foto. Hay también remeras como la del caballo que montan dos chicas (portada del best seller Las malas, de Camila Sosa Villada) o una colorida estampa con travestis en carnaval.
Belén explica que para la colección “hubo una doble curación”, primero con la carpeta de imágenes escogidas para Divina Bolivia y otra con las ideas artísticas que propuso la marca a partir de cada pieza. Para las prendas tuvieron en cuenta que las imágenes pudieran plasmarse con facilidad en la tela (en técnicas como serigrafía, full print y algunos acabados y detalles en brillos) y que contaran “una historia rica, interesante”, dice Gabriel.
“Queríamos entregar una información básica sobre quién donó la imagen, en qué circunstancia llegó o una pequeña historia de ella. Se pensó entonces como una galería callejera, pero lo importante es que cada persona que lleve la remera sepa algo sobre esa foto. Si alguien pregunta, puedes decir que esa es Gina o Brigitte o Claudia”, explica María Belén sobre la campaña que convocó a mujeres trans del Hotel Gondolín –hogar de travestis y trans en la ciudad de Buenos Aires– para modelar sus fotografías.
La colaboración del Archivo Trans con Divina Bolivia constituye un afortunado enlace entre moda y activismo que tiene resonancias sociales, a una década de la Ley de Identidad de Género tan soñada y luchada por las personas trans como las retratadas en las remeras y las disidencias sexuales del país.
“Es una oportunidad de llegar a otros públicos y tener nuevas experiencias. Lo pensamos también como una forma de mostrar y decir cómo queremos ser mostradas”, señala María Belén. Madeleine lo ve como “un proyecto que genera espacios de comunicación para charlar y conocer sobre realidades distintas”. Al respecto, Gabriel suma que esto “no es sólo moda, es la vida cotidiana de hoy, el presente y el futuro. Mañana será normal vestirse sin ataduras, y es espectacular poder plantar una semilla para que otras personas sean libres y se vistan como quieran, con la ropa que quieran”.
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