Nicolás Fernández Rodríguez nació en Santiago, Chile, hace 31 años. Hoy se define como un activista de la salud mental, sin una visión individualista y con mucha perspectiva social y política. Hace pocos meses publicó su primer libro, Esta depresión no es tu culpa. Herramientas para abordar la salud mental en una sociedad en crisis, donde cuenta que desde que irrumpió la pandemia su Instagram (@unpsiconico) se ha convertido en su pequeño mundo que le permitió generar una comunidad de más de 74 mil seguidores.
En el libro, editado por Penguin Random House, escribe: “Si tuviese que mostrar en una encuesta la mayor cantidad de consultas que recibo, diría que por lejos es esta la que más se repite: ¿Cómo puedo ayudar a mi hermano que está con depresión? ¿Cómo apoyo a mi hijo que no quiere vivir? ¿Cómo ayudo a mi amiga que está con ansiedad y crisis de pánico?”.
Y sigue: “La idea de apoyar a otra persona en sus procesos es la que más se repite, y esto me llena de esperanza porque pareciese que sí existe una iniciativa por entender que la salud mental no solo depende de la persona que está viviendo ese proceso, sino de todo su contexto, y dentro de éste, de sus redes vinculares. Es hermoso pensar que a pesar de la avalancha de individualismo en la que vivimos, sigue existiendo la inquietud por saber cómo apoyar, cómo estar y cómo ser partícipe de esa salud mental de nuestros/as cercanos/as”.
Y aquí radica el propósito principal de su libro: derribar frases patentadas por el positivismo tóxico que habitan en nuestra cultura para poder escuchar, observar y contener a las personas con depresión, ansiedad, pánico, una problemática de preocupación global.
Ficha
Título: Esta depresión no es tu culpa
Autora: Nicolás Fernández Rodríguez
Editorial: Grijalbo
Precio (en Argentina) en digital: $2.848
En diálogo con Infobae Leamos, Nicolás Fernández Rodríguez explica que para poder abrir esos espacios “es necesario que sepamos qué no debemos y qué sí podemos decir y hacer”.
-¿Cómo podemos ayudar a un hermano, un hijo, un familiar, un amigo que atraviesa un problema de salud mental?
-Es la pregunta que más me llega por redes sociales. En mi libro hablo un poco de cómo poder apoyar o ser apoyado. Hay cosas que son básicas para poder generar espacios seguros, en los que no se emitan juicios, no se minimice el dolor de la otra persona, no se comparen los sentimientos ni emociones y no se den recetas de cómo superar o enfrentar estas emociones.
-¿Qué frases uno puede decir?
-Por ejemplo, “yo no sé lo que estás sintiendo”, “no logro entender muy bien lo que sientes”, “pero si necesitas hablarlo voy a estar acá y te voy a acompañar, no te voy a juzgar”, “voy a estar acá si es que tú lo necesitas”. Si 1 de cada 3 personas -por lo menos en Chile y considero que se puede extrapolar al mundo- va a pasar por algún problema de salud mental en su vida, parece que no solo es importante que yo esté preparado para poder transitar ese momento de problema de salud mental, sino que va a ser importante que mi esposa, mi hijo, mi familia, mis amigos también estén preparados para poder apoyarme en ese momento.
-¿Por qué te definís como un activista de la salud mental?
-Porque creo que hoy día hay una idea bastante viralizada de cómo trabajar la salud mental que tiene que ver con una manera muy individualizante, muy patologizante en redes sociales, en libros de autoayuda, en forma de hacer terapia, de abordar la salud mental. Yo propongo una idea más colectiva, más política, más social, dentro de un campo de la divulgación, que principalmente tiene que ver con las redes sociales y también las acciones sociales.
-En tu libro decís que las y los psicólogos son, de alguna manera, el brazo armado de la cultura de la individualización.
-Sí, creo que parte de los responsables de que hoy día esté tan individualizada y patologizada la salud mental es de las y los psicólogos.
-¿Por qué? ¿Cómo explicas eso?
-Bueno, sostengo que hemos sido un poco el brazo armado de un modelo neoliberal que se ha ido implantando de distintas maneras y una de ellas tiene que ver con la forma en cómo nos concebimos como sujetas y sujetos. Ahí creo que la psicología ha funcionado como un brazo armado del modelo neoliberal, dando espacio a la patologización de la vida y a la despolitización de los conflictos sociales, llevándolos a temas meramente individuales.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo: no es que esté endeudado y que por eso tenga problemas de salud mental, sino que todo reside en un campo personal, en la medida de que yo tengo hábitos potentes, en la medida en que yo logro individualmente superar ciertos problemas tanto de mi historia o de mi infancia, si es que yo me logro adaptar bien a un trabajo o si yo logro poner o no límites. Todo esto es muy funcional para un sistema que nos invita a vernos solo a nosotros mismos, mirarnos el ombligo y no ver hacia afuera.
-Decís también en tu libro que es muy importante preguntarnos por qué tales cuestiones de la salud mental aparecen y se sostienen en una época. ¿Qué nos dice hoy el aumento de la ansiedad y la depresión en la población?
-Cuando hablamos de salud mental, no hablamos solo de cómo me siento, ni de mis emociones, sino que hablamos de la construcción de sujeto y sujeta que estamos teniendo y esto tiene que ver con la época que estamos viviendo. La construcción del sujeto neoliberal es un sujeto individualista, que se sostiene por sí solo, que se rasca la espalda con las propias uñas y que no necesita de otro.
-¿Y esto cómo impacta?
-Esta idea de trabajar en tú mismo, el amor propio, el bienestar, ser feliz, excluye de alguna manera a los espacios más colectivos. Los trastornos del ánimo y de la ansiedad han aumentado tanto precisamente por la época que estamos viviendo, una época de incertidumbre, de sobreexigencia en todos los ámbitos de la vida, una época mentirosa en términos del futuro que tenemos, o sea, en torno a las expectativas. Esta idea de la felicidad ha sido uno de los temas más importantes para poder entender los sentimientos sociales que tenemos.
-¿Qué pasa con la felicidad?
-Pasa que hoy día la felicidad se considera como el bienestar, incluso hasta decir “si no vas a ser feliz, no vale la pena vivir de alguna manera”. Encontramos una manera equivocada de poder entender la felicidad: dejó de ser enamorarme, pasarla bien con mis amigos, amigas o familia, abrazar a mi perro o tener un buen momento en el trabajo. Dejó de ser esa cosa efímera que se siente en un momento y pasó a constituirse como algo por lo que yo tengo que trabajar y sacrificarme todo lo que sea necesario.
-Y entonces nos deprimimos…
-Claro, porque no logramos cumplir esa expectativa que está absolutamente photoshopeada en la vida, porque no es real.
-Paralelamente en estos tiempos se observa que hay más producción de textos, ensayos, libros, obras de teatro sobre depresión, ansiedad, miedos. ¿Es esperanzador?
- Sí, es esperanzador que haya más gente que quiera entender sobre salud mental. Pero creo que hay que hacer un doble clic. Hablar de salud mental no es hablar de ir más a terapia, estoy en desacuerdo con eso. Hablar de salud mental tiene que ver con hablar más de comunidad. Si bien somos generaciones que no fuimos educadas ni acercadas a los temas del ámbito de la salud mental, somos generaciones que están de alguna manera interesadas en poder formarnos, en observar. Eso sí me genera mucha esperanza.
-Planteas también que ningún libro, cuenta de Instagram o taller reemplaza la terapia. En este sentido, ¿qué rol considerás que deben tener los libros que tratan sobre salud mental?
-Los libros, así como los medios de comunicación o las redes sociales son canales, y los canales pueden ser buenos, más o menos, o malos. La autoayuda y los libros de autoayuda, en general, han puesto un peso más grande en las personas y han hecho que se vean de una manera muy simple temas que son muy complejos: si tienes depresión, empieza a comer mejor y te vas a sentir bien; si tienes depresión puedes hacer lo mismo que hice yo y empezar a tender tu cama todos los días, a hacer deporte y así yo me curé. Son discursos de autoayuda que no sirven y causan daño. Los libros son una valiosa herramienta, pueden tener un espacio y creo que hay que disputarlo. En mi libro intento meterme en esa disputa.
“Esta depresión no es tu culpa” (fragmento)
Uno de los grandes temas de nuestro sistema de salud es que si bien hay un esfuerzo para que cada vez sea más comunitario y centrado en la promoción y prevención de la salud, la realidad es que tendemos a llegar directamente a la urgencia antes que cuidarnos. Esto también pasa en la salud mental. Aun cuando nuestro cuerpo nos avisa que está sobreexigido (por ejemplo, con ese párpado que no deja de tiritar, ese ahogo que aparecía en nuestro pecho, ese corazón latiendo fuerte por las noches, o ese sentimiento de desaliento antes de ir a trabajar por las mañanas), al parecer intentamos ocultarlo todo lo posible.
Pero una crisis es difícil de esconder. Una depresión puede tener distintas intensidades. A nivel clínico, se podría hablar de depresión leve, moderada y grave. Una crisis en una depresión podría presentar algunos elementos como el aislamiento, una fuerte ansiedad, hasta podría aparecer una ideación suicida, es decir, la idea de desaparecer, de no querer más.
Y si la depresión ha sido un tabú en nuestra sociedad, este tema sí que es el tabú de los tabúes. Si estas ideas están circulando por tu cabeza, busca ayuda. Tu vida vale mucho y el apoyo es fundamental para poder sortear esos momentos. Hay canales gubernamentales de ayuda y fundaciones. Muchas veces cambian los números, por lo que no los escribiré en este libro. Pero existen líneas de asistencia para tener a mano si es que lo necesitas.
(...)
El acompañamiento terapéutico en una depresión y en una crisis puede ser fundamental. No todo se resuelve en terapia, por cierto, pero ayuda mucho a transitar esos momentos críticos. Lamentablemente, el acceso es cada vez más difícil, si bien espero que eso cambie. En los últimos años nos hemos ido dando cuenta de lo imprescindible que es contar con un tratamiento psicológico, tanto para abordar a tiempo los temas de salud mental como para tratar los momentos más complicados.
Quién es Nicolás Fernández Rodríguez
♦ Nació el 21 de febrero de 1992 en Santiago, Chile.
♦ Estudió Psicología en la Universidad Diego Portales y realizó un Magister de Psicología Social en la Universidad Alberto Hurtado, en Santiago, Chile
♦ Crea contenidos sobre salud mental en IG @unpsiconico. Tiene 74 mil seguidores.
♦ Esta depresión no es tu culpa es su primer libro.