“Usted quiere saber, como todos, por qué tiene cáncer. Tengo ensayadas varias explicaciones. Pero escuche esta, que es la que más me gusta. Usted tiene cáncer simplemente porque la naturaleza es torpe (...). ¿A quién le vamos a reclamar? Es una mierda la naturaleza”, escribe con humor el dramaturgo, actor y director de teatro argentino Rafael Sprefelburd en su delirante obra El fin de la salud.
Editada por IndieLibros, esta pieza hilarante forma parte, junto a El fin del arte y El fin de la historia, de la trilogía El fin de Europa. Estas tres obras, estrenadas en Francia, Bélgica e Italia en 2017, se plantean en una zona que el autor llama “pseudoapocalíptica”, y de alguna manera se anticiparon a la catástrofe que le llegaría a su rubro pocos años más tarde cuando, al comienzo de la pandemia, los teatros tuvieron que cerrar y empezó a barajarse la idea de representaciones sin público pensadas para el consumo digital.
“¿Cómo hago para escribir una obra, que se estrenaría en un año, si no tengo claro a qué humanidad le voy a estar hablando? ¿Saldremos más tontos o fortalecidos? ¿De qué cosas podremos reírnos, y de cuáles no?”, se preguntó en una entrevista con Infobae Leamos al momento de su publicación en 2020. “Naturalmente, al principio dudé si debía escribir obras de teatro virtual: esta suerte de experiencias ‘pseudoteatrales’. Me negué bastante poco, en realidad... quince días”, confesó entre risas.
En El fin de la salud, el reconocido dramaturgo, que actuó en películas como Zama y El hombre de al lado, lleva al extremo la escalofriante idea de la medicina como desesperación, como negocio, como delirio, así como la del “final” como mecanismo lingüístico de dominación y poder.
Así empieza “El fin de la salud, de Rafael Spregelburd
Lucy ingresa al lujoso consultorio del Dr. Castelli en una clínica suiza. Castelli la recibe con enorme amabilidad y distante corrección, al tiempo que se esfuerza por cerrar algún asunto inconcluso en su iPhone 7.
Castelli: Adelante, por favor.
Lucy: Muchas gracias.
Castelli: Póngase cómoda.
Lucy: ¿En la camilla?
Castelli: ¿Quién es el paciente acá?
Lucy: ¿Perdón?
Castelli: ¿Quiere que me ponga yo en la camilla, me quiere revisar?
Lucy: Perdón. Es que como vengo solo a traer esta radiografía, no quiero…
Castelli: Claro, no quiere manchar el papel con el que cubrimos la camilla, el tisú sobredimensionado con el que borramos los restos del paciente de hace cinco segundos. No se haga problema. Está todo incluido en el precio de la prepaga. Puede volcar todo tipo de fluidos sobre la camilla. No pasa nada.
Lucy: Perdón, claro.
Se sienta en la camilla. Espera. Castelli sigue respondiendo algo en su teléfono. De pronto lo guarda con violencia y la observa, ofuscado.
Lucy: ¿Malas noticias?
Castelli: No. Ya no. Listo. Muy bien. Soy el doctor Théo Castelli y la voy a estar atendiendo hoy. Este es mi documento. Con mi foto. (Se lo muestra.)
Lucy: Gracias. Bueno, no hace falta, le creo.
Castelli: Yo creo que sí hace falta. Porque ahora yo le voy a tener que pedir su identificación y me parece un abuso de autoridad pedirle el suyo sin ofrecerle a cambio el mío.
Lucy: Entiendo. No hay problema. (Le da su documento.)
Castelli: Ah. Es extranjera.
Lucy: Sí.
Castelli: Es belga.
Lucy: Sí. Bueno, en realidad soy…
Castelli: Pero vive en Bélgica. No me interesan sus motivos personales. Eligió vivir ahí, no me importa de dónde sea. No me voy a meter con eso. ¿Le gusta nuestro país?
Lucy: ¿Suiza?
Castelli: No sé. Depende. Empecemos por este cantón donde estamos ahora. Yo soy de este cantón. ¿Le gusta este cantón?
Lucy: Sí, es muy hermoso. Es muy… turístico. Bueno, la verdad es que todavía no pude ver casi nada, iba a ir al lago, pero pasó esto tan tonto con la bicicleta y…
Castelli: ¿Le parece tonto el lago?
Lucy: No, que tuve este accidente tan tonto y todavía no pude ver nada.
Castelli: Ajá. Bélgica es plana.
Lucy: Sí.
Castelli: ¿Y Suiza qué le parece? ¿Tonta? ¿Montañosa? ¿Un peligro?
Lucy: ¿Qué me quiere decir?
Castelli: Nada. Soy médico, no es lo mío imaginar nada, yo me baso en información real, temperatura, presión, antecedentes. Usted es para mí una fuente de información real. Se sube a una bicicleta porque vive en un país plano como un panqueque y de pronto se da cuenta de que hay otras realidades. Bienvenida.
Lucy: Bueno. Gracias.
Castelli: ¿Tienen carnet de salud en Bélgica?
Lucy: Claro.
Castelli: ¿Me lo daría?
Lucy: Por supuesto. Aquí lo tiene.
Castelli: Gracias. ¿Quiere que le muestre el mío?
Lucy: No, no hace falta.
Castelli: Bueno. Prefiere ahorrarse esa parte. Ningún problema. ¿Le molesta la cámara?
Lucy: ¿Qué cámara?
Castelli: Esa.
Lucy: No, no.
Castelli: Es por la excelencia. Vigilamos y registramos que nuestra atención cumpla con las más altas normas de excelencia. Pero si le molesta o si cree que vamos a subir videos de su examen a YouPorn, la apago. No hay problema.
Lucy: No, no.
Castelli: Es un chiste. Claro.
Lucy: Ah.
Castelli: Pero no lo entendió. No se rio. O no quiso.
Lucy: Sí.
Castelli: ¿Sí, qué?
Lucy: No, que no hay problema con la cámara. Yo vine de todos modos a dejarle la radiografía de rodilla.
Castelli: ¿Me quiere dejar cosas? ¿Quiere que yo guarde cosas que usted ya no sabe dónde guardar?
Lucy: No. Es para que la vea… Me mandaron de…
Castelli: Ya sé de dónde la mandaron. Tengo todo el historial aquí. ¿Cómo pareció el tiempo de espera?
Lucy: ¿Qué espera? Fue velocísimo.
Castelli: Es la excelencia. ¿Me da su carnet de risa, por favor?
Lucy: ¿Perdón?
Castelli: ¿Su carnet de risa, por favor?
Lucy: Ah, es otra broma suiza.
Castelli (Muy serio.): No.
Lucy: Perdón.
Castelli: ¿No lo tiene?
Lucy: No sé qué es.
Castelli: ¿En Bélgica no es obligatorio?
Lucy: Es que no sé qué es.
Castelli: Muy bien. (Marca un número en su intercom.) Vanna. (…) Tenemos una extranjera. (…) Sí, totalmente plana. (A Lucy.) Sepa disculpar nuestra descortesía, ustedes los belgas no tienen por qué conocer la legislación helvética. ¿Le parece intrincada?
Lucy: No sé, no la conozco.
Castelli: Ajá. Pero aun así se arriesga a andar en bicicleta por una cornisa más filosa que un facón.
Lucy: Bueno, en realidad fue una tontería, me caí en una zona perfectamente plana.
Castelli: No bromee. Aquí no tenemos zonas planas. No somos como ustedes.
Vanna: Doctor.
El video es autoevidente. Se trata de una selección de los momentos baja una pantalla de cine y activa un video por control remoto.
El video es autoevidente. Se trata de una selección de los momentos cumbres de una alocución de Johann Schneider-Ammann, Presidente de la Confederación Helvética, tal como se lo puede encontrar en YouTube y en todas partes. Es un saludo a los enfermos y a los sanos y a los demás en el Día de la Salud.
Quién es Rafael Spregelburd
♦ Nació en Buenos Aires, Argentina en 1970.
♦ Es dramaturgo, actor y director de teatro.
♦ Es autor de Bizarra, Apátrida y Spam, entre otras obras, y actuó en El hombre de al lado, Cornelia frente al espejo, Zama y El crítico, entre otras películas.
♦ Recibió los premios Casa de las Américas (Cuba), Tirso de Molina (España) y el Premio Nacional (Argentina). En 2014 ganó el Premio Konex de Platino.
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