Son alrededor de 400 páginas las que componen este libro de Sue Stuart-Smith, la eminente psiquiatra y psicoterapeuta británica, que expone el gran poder terapéutico que traen consigo la jardinería y la horticultura para las personas, especialmente cuando se están viviendo momentos complicados.
Un jardín es un refugio ideal para huir del ajetreo del mundo y conectar con la naturaleza, reza la contraportada del libro. Sin embargo, sabemos muy poco sobre los verdaderos beneficios de la jardinería. Investigaciones recientes demuestran que, cuando la practican, los presos tienen menos probabilidades de reincidir, los jóvenes en riesgo de exclusión tienden a perseverar en el sistema educativo y los ancianos viven más y mejor.
En “La mente bien ajardinada”, el lector podrá encontrar una variedad de curiosidades científicas e historias de gente que se ha visto beneficiada por esta práctica de la jardinería, desde tiempos inmemoriales. La autora consigue combinar muy bien discursos de la neurociencia, la literatura, la historia y el psicoanálisis para dar cuenta del secreto de muchos jardineros: el contacto que sostenemos con la naturaleza nos permite transformar de manera radical, y para bien, nuestra salud y autoestima, mejorándolas considerablemente.
Además de documentar las experiencias de otras personas con la jardinería y sus beneficios, la propia autora expone su testimonio de cómo esta práctica le ha cambiado la vida. Se trata de un poder sanador que supera los límites del plano personal y brinda respuestas también al colectivo. Es decir, no solo se beneficia la persona, también su entorno. “(...) es, desde luego, una práctica optimista por definición, además de un acto reparador, pero además, y muy especialmente en el mundo actual, puede ser también un desafío”, escribe Stuart-Smith.
En una entrevista con Alejandra de Vengoechea, para el periódico El Tiempo, en Colombia, la autora explica que, si bien el libro tiene que ver con la práctica de la jardinería, con las huertas y la forma en que ayudan a las personas y a la tierra misma, es también una manera para hablarles a los lectores sobre lo preocupante de la situación actual en materia ambiental.
“Por lo general, si escribes sobre el cambio climático, la gente no va a leer porque cree que será demasiado deprimente. En ‘La mente bien ajardinada’ quise mostrar las cosas que sí logran cambios: los jardines protegen la biodiversidad. Inglaterra, por ejemplo, es una de las tierras más agotadas: ya no hay muchos bosques ni cercas vivas ni lugares salvajes. Es un problema muy serio. La gente se siente deprimida y sin esperanza. Hay mucho que no podemos hacer porque depende de los políticos, de las petroleras, de otros. Pero sí podemos lograr muchas cosas, como educar a la siguiente generación en temas de reciclaje, contaminación, protección de la naturaleza, compostaje, el ciclo de la vida. Sí podemos ayudar a los niños a entender estos conceptos y mostrarles que el suelo está vivo. Podemos desarrollar una relación más nutritiva y amable con la tierra. La naturaleza sí reacciona. Ya es muy tarde para que los glaciares no se derritan, pero quizás podemos demorar el proceso” comentó.
Sue Stuart-Smith lleva más de 30 años cultivando su jardín y además de lo beneficioso que ha sido para su salud mental, le ha permitido gozar de ver que otras personas empiezan a hacer lo mismo que ella, porque la ven bien, la ven feliz, y una vez que lo hacen, lo disfrutan. “La jardinería tiene que ser para compartir. Es algo intrínseco: si creas belleza, la belleza debe estar ahí para ser compartida. Así que, cuando cultivas tu huerto y tienes muchos pepinos y calabacines, es bonito compartirlos. Pienso que esa es la mayor satisfacción” señala la autora, en conversación con Ignacio Ribera y Elita Acosta, para el portal Verde es Vida.
Antes de dedicarse a la psicología, antes de estudiar Medicina, Stuart-Smith se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Cambridge. La idea de escribir este libro surgió a raíz de una invitación del Garden Museum de Londres para participar en 2013 en un festival literario con una charla sobre jardinería para la mente. Ahí, la autora se dio cuenta de lo mucho que tenía por decir al respecto, de lo mucho que había estado pensando en silencio. Luego, pasó cinco años escribiendo y, finalmente, el resultado se publicó en Reino Unido, hacia 2020, en plena pandemia. De repente, comenzaron a traducir su trabajo.
Hoy, se dedica a entregar el mensaje de las muchas formas en que la mente y el jardín interactúan y de la idea de que hundir nuestras manos en la tierra puede ser un modo de cuidarnos a nosotros mismos.
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