Como cada semana, hay espacio para la recomendación “De boca en boca” de Infobae Leamos. En este envío, el especialista en Filosofía Darío Sztajnszrajber abre una cadena de lecturas con el libro de su colega chilena Diana Aurenque. Los temas de Aurenque nos tocan directamente: la salud, la enfermedad, qué ideas sobre la curación cargamos y tal vez no nos hagan felices.
De boca en boca es una especie de “posta” de libros que semana a semana crece, se estira, invita al lector a que conozca un sabor nuevo.
La recomendación de Darío Sztajnszrajber
“De tu finalidad, de tu horizonte, de tus fuerzas, de tu impulso, de tus errores y especialmente de los ideales y fantasmas de tu alma depende la determinación de qué habrá de significar salud, incluso para tu cuerpo. Hay por tanto innumerables saludes del cuerpo; y en cuanto más permita levantar de nuevo la cabeza a lo singular e incomparable, cuanto más se olvide el dogma de la “igualdad entre los hombres”, tanto más tendrá que desaparecer también para nuestros médicos el concepto de una salud normal, junto con el de una dieta normal o el del proceso normal de una enfermedad”.
Si algo persiste en la filosofía es su vocación provocativa. Pero una cosa es ser provocativo con la existencia de Dios o el sexo de los ángeles, y otra cosa en entrometerse de lleno con el cotidiano concreto de nuestros cuerpos. El cuerpo, uno de los tantos olvidados, o más bien relegados de nuestra cultura. Hecho soporte, envase, complemento, subsidiario, objeto pleno de represión y de normalización. Normalizar no es más que hacer pasar por normal, o sea adecuar sumisamente a cierta norma, un determinado tipo de orden. Un orden que es uno más, pero que se instala como sentido común, o sea, como único. Un orden que se impregna en nuestros cuerpos a través de nuestras prácticas y consumos cotidianos, desde el modo en que comemos hasta el tiempo en que trabajamos; pero sobre todo en los criterios instaurados de salud y enfermedad. En la cita de Nietzsche de La gaya ciencia, con la cual Diana Aurenque inicia su libro Animales enfermos, la provocación es radical: no hay una salud normal. Ni siquiera hay una salud, sino saludes…
“Normalizar no es más que hacer pasar por normal, o sea adecuar sumisamente a cierta norma, un determinado tipo de orden”. Darío Sztajnszrajber
Exquisitamente nietzscheano, Animales enfermos deconstruye la relación entre la filosofía y el cuerpo, a tal punto que como bien sentencia su subtítulo, promueve a la filosofía como terapéutica, recuperando derivas que el lenguaje filosófico ha ido perdiendo en su sintonía con la supuesta pureza de la racionalidad. ¿Cómo poder pensar al cuerpo por fuera de su categorización desde la razón como su otro antinómico? Nada más inauténtico para cualquier cosa que verse definido binariamente por su opuesto jerárquico. Sin embargo, la paradoja es evidente: pensar al cuerpo necesita deconstruir nuestra forma de pensar…
Diana Aurenque arremete a fondo desarmando la dicotomía entre salud y enfermedad: al decir de Nietzsche, la condición humana es una condición enferma. En el anverso del modo en que se despliega el discurso médico sobre nuestros cuerpos, filosóficamente la conciencia de finitud es una conciencia de estar enfermos. Estamos fallados. Y ni siquiera la sutura postergada que la medicina opera sobre nosotros, resuelve lo ineluctable: nacimos para morir.
A partir de la inversión semántica de lo que significa estar enfermos, el libro recorre desde otra perspectiva los grandes tópicos de nuestra existencia con una clara convicción deconstructiva: la vejez, el amor, la muerte, la ética. La pregunta vira de objetivo: ya no tanto cómo nos curamos, sino más bien la resignificación misma de la idea de cura. No hay curación posible para la finitud. A partir de esta constatación, ¿de qué modo se transforman nuestras prácticas corporales bien concretas como la alimentación, el paso del tiempo, la vocación, el erotismo y, sobre todo, la salud?
Animales enfermos es un libro sobre el cuidado, que como buen libro nietzscheano, deconstruye para ello las formas instituidas del supuesto buen cuidado. Y por ello relee algunos conceptos decididamente sindicados desde siempre a su expulsión, desde otra perspectiva: ¿no necesitamos relacionarnos desde otro lugar por ejemplo con categorías como la del dolor o con la idea misma de la vejez para poder salirnos de una idealización de la felicidad que no hace más que frustrarnos a cada paso?
Hace rato que la biopolítica viene redirigiéndonos a una reflexión más intrincada entre la filosofía y la medicina. El libro de Diana Aurenque va al corazón de esta conexión, pero desde el lenguaje filosófico. Emancipar los cuerpos es antes que nada desarmar el dualismo histórico que no solo subsume al cuerpo con respecto a una realidad etérea supuestamente superior, sino que continúa sosteniendo un mundo binario y jerárquico.
Quién es Diana Aurenque
Nació en Santiago de Chile en 1981.
Es licenciada en Educación en Filosofía por la Universidad de Santiago de Chile.
Es Doctora en filosofía por la Albert-Ludwigs-Universität Freiburg, Alemania y habilitada en Ética Médica por la Eberhard Karls Universität Tübingen, del mismo país.
Es profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Santiago de Chile.
Escribió La crítica moral médica de Nietzsche y Animales enfermos.
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