Muchos pacientes que llegan a la Clínica de Ojos Kaufer tienen la duda de si necesitan ser operados o no. Como director médico de este establecimiento, la premisa de Robert Kaufer (MN 83.878) siempre es la misma: la intervención quirúrgica se evita o se retrasa en caso de que exista la posibilidad de administrar una medicación o de implementar una técnica menos invasiva.
Desde que su padre Günther se retiró hace casi dos décadas, tiene la responsabilidad de que su equipo siga esa línea, la cual puede parecer alejada de un plan de negocios moderno. Es que la clínica posee un propósito mayor en el cual se alinean sus distintas áreas: acompañar integralmente y en forma personalizada a cada paciente, lo que genera una cercanía que le permita sentirse contenido en todo momento.
La historia de Kaufer podría convertirse tranquilamente en una miniserie. Nacido en Washington, Estados Unidos, su lengua materna es el alemán porque su madre y sus abuelos eran de aquel lugar. En tanto, el inglés pasó a ser su segundo idioma.
Finalizada la primaria, y luego de que su padre terminara la beca obtenida en Norteamérica, la decisión familiar fue volver a la Argentina, así que tanto él como sus tres hermanos tuvieron que aprender español y adaptarse a la idiosincrasia latina: todo un desafío.
El descubrimiento de su vocación tampoco fue convencional, y aunque es posible detectar la influencia del ADN familiar -su hermano Peter también es oftalmólogo y reside en los Estados Unidos- su determinación fue producto de una intensa búsqueda personal.
Arrancó su formación académica en Administración de Empresas, aunque pronto se dio cuenta de que no era lo suyo. Luego, decidió probar con Medicina, acompañado por un largo proceso de autoconocimiento. Aun con un buen tramo de la carrera aprobada, la especialidad fue otro hallazgo dentro de ese camino: primero se especializó en obstetricia y después en cardiología.
La primera gran certeza que obtuvo durante su etapa universitaria, y que terminaría por definir el rumbo de su profesión, fue la experiencia de “conectar con el paciente”. Y, como resultado directo, la posibilidad de mejorar drásticamente la calidad de vida de esa persona.
El valor del legado
“Mis padres fundaron la clínica en 1982 con mucho esfuerzo. Mi madre, que es enfermera e instrumentadora, estaba a cargo de la parte administrativa. Con mi papá, que era el jefe médico, trabajé más de 15 años codo a codo, escritorio de por medio: fue la mejor experiencia que pude tener”, resalta el doctor.
El experto pone énfasis en el legado familiar de esta clínica: en aquel equipo perfecto que se armó y en la incorporación de aspectos novedosos para la época, cuando no existían los lentes intraoculares ni las cirugías ambulatorias. Allí se supo combinar lo mejor de la escuela americana, con la tecnología y la precisión alemana.
“Nunca hay que dar nada por sentado, y aunque para mí sea la operación 40.001, busco enfocarme en que para esa persona tal vez sea la primera de su vida, que durmió mal por los nervios y pone su futuro en mis manos. Por eso estoy cerca todo el proceso, le explico cada paso y la llamo al otro día para seguir su progreso”, señala Kaufer.
El doctor admite que su inspiración es lograr que “una persona pueda volver a ver en HD”, después de un proceso en el que el deterioro de la vista ya sea por presbicia, ojo seco o cataratas, se naturaliza y se pierde gradualmente cosas tan básicas como leer, disfrutar paisajes y moverse con independencia.
En ese sentido, el profesional impacta en muchísimas personalidades de la vida pública nacional. Sin embargo, hubo un paciente que le marcó un antes y un después. Fue cuando le tocó operar, hace ya algunos años, al artista plástico Carlos Páez Vilaró. “Doctor, me pasé los últimos años viendo a través de una cortina, que me opacaba las luces. Ahora entiendo por qué usaba colores tan fuertes”, expresó este pintor y ceramista uruguayo horas después.
Actualmente, Robert Kaufer revalida a diario su propósito, ya sea contraindicando una operación, o realizándola y mejorando la calidad de vida.
Para más información, se puede ingresar al sitio web de su centro médico o a sus cuentas oficiales de Instagram y Facebook.