Neuromielitis óptica: cuáles son los riesgos tras cada recaída y cómo se trata esta enfermedad poco frecuente

Esta patología autoinmune impacta principalmente en los nervios ópticos y en la médula espinal por lo que puede ser muy discapacitante. Cómo reconocer sus manifestaciones típicas y qué tratamientos hay disponibles en la Argentina

La neuromielitis óptica es más común en mujeres adultas (Imagen ilustrativa Infobae)

El pasado 24 de octubre se conmemoró el Día Internacional de la Neuromielitis Óptica, una enfermedad autoinmune que daña el sistema nervioso central, con más frecuencia a los nervios ópticos y a la médula espinal.

“Se considera una enfermedad rara; en la Argentina no tenemos números exactos de prevalencia y es variable en el mundo, pero entre 1 y 4 personas por cada 100.000 tienen espectro neuromielitis óptica. Es de 3 a 7 veces más frecuente en mujeres y la edad de aparición ronda los 40 años”, manifestó el neurólogo Andrés Guillermo Barboza (MN 7286), jefe del Servicio de Neurología Clínica en el Hospital Central Mendoza.

La neuromielitis óptica puede generar una discapacidad visual severa (Getty)

Cómo se puede detectar

Más allá de que es significativamente más frecuente en la mujer, hasta el momento no se pudo identificar un desencadenante.

Los síntomas que deberían despertar la sospecha de neuromielitis óptica son una disminución severa y brusca de la visión, debilidad en piernas y brazos, además de la alteración de control de esfínteres, entre otros.

“Lo primero es el grado de sospecha que debe tener el médico tratante, porque la enfermedad tiene algunos rasgos que son bastante característicos. Puede afectar los nervios ópticos, con un compromiso muy importante y significativo de la visión, generalmente los dos ojos. Lo otro que se afecta con mayor frecuencia es la médula espinal, donde hace lesiones muy extensas”, explicó el Dr. Barboza.

“También puede aparecer algún compromiso en el tronco cerebral y puede generar episodios muy severos de vómito o de hipo. El diagnóstico se hace con la sospecha clínica, la resonancia magnética y la medición del anticuerpo anti-acuaporina 4. Y una vez que tenemos el diagnóstico, tenemos que ser muy agresivos con el tratamiento”, agregó Barboza.

Los tratamientos disponibles en el país pueden disminuir el riesgo de nuevos ataques o recaídas (Getty)

El riesgo que conllevan las recaídas

Las manifestaciones clínicas de cada recaída de la neuromielitis óptica, habitualmente son evidenciables con un daño anatómico que se corresponde en la imagen de la resonancia magnética.

“Esta enfermedad cursa con recaída por épocas en la que los pacientes hacen la mielitis o hacen la neuritis óptica. Muchas veces mejoran, pero en gran parte de las veces quedan con alguna discapacidad y por eso somos muy agresivos en el tratamiento”, resaltó el jefe del Servicio de Neurología Clínica en el Hospital Central Mendoza.

Si bien no existe cura para la enfermedad y sin diagnóstico temprano tiene una alta tasa de desarrollo de discapacidad severa, actualmente existen buenas opciones de tratamiento.

Qué tratamientos se proponen

En el tratamiento de la enfermedad hay dos estrategias diferentes: la primera, dirigida precozmente ante una recaída, por otro lado, un tratamiento crónico que tiene como objetivo prevenir cualquier otra recaída de la enfermedad.

“Para el brote usamos corticoides en altas dosis u otras veces un procedimiento que se llama plasmaféresis, que es un recambio del plasma para lavar los anticuerpos. E inmediatamente empezamos con el tratamiento modificador de la evolución de la enfermedad. Como es mediada por anticuerpos, modulamos la respuesta inmunológica, reducimos la producción de anticuerpos o bloqueamos algunos de estos mecanismos que producen una reacción en cascada”, describió Barboza.

“Las últimas terapias que se están publicando exponen casos de pacientes que, desde que iniciaron el tratamiento nunca más tuvieron una recaída. Es decir, no se cura la enfermedad, pero hay medicamentos que la detienen al 100%”, confirmó el neurólogo. Además de ello, se busca un menor perjuicio en la calidad de vida del paciente y en el riesgo de desarrollar efectos adversos.

“Además de las terapias con las que tenemos más experiencia, los nuevos tratamientos buscan no solo controlar la enfermedad sino mejorar su perfil de seguridad porque si damos una inmunosupresión muy severa podemos detener la enfermedad, pero exponemos al paciente a infecciones oportunistas. Están saliendo terapias específicas muy orientadas a la cascada inflamatoria de la neuromielitis óptica, lo que nos permite reducir el impacto sobre el resto del sistema inmunológico”, subrayó el Dr. Barboza

Un factor crucial que completa los tratamientos de la neuromielitis óptica es la concientización de la patología en la comunidad médica, más allá de los pacientes.

Información interna de AstraZeneca: AR-6801