En Argentina, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la prevalencia de la diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) es del 12,7%. Es una enfermedad metabólica, progresiva y crónica. Algunas de las comorbilidades más comunes que suele presentar son complicaciones en los riñones y en el corazón, las que, no obstante, son consideradas silenciosas pues un 80% de los pacientes recién es diagnosticado en un estadio tardío e irreversible.
Con el apoyo de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH), Bayer realizó, junto al Instituto Ipsos, una encuesta que mostró el preocupante escenario en América Latina de la salud de los pacientes con esta clase de diabetes: el 13% de los encuestados sabe que sufre problemas renales, pero solo el 10% recibe tratamiento.
“Decimos que la enfermedad renal es una enfermedad silente porque básicamente no da síntomas y entonces el paciente no consulta y muchas veces el médico no solicita este análisis y por eso en muchos casos la vemos en su etapa terminal, donde el paciente tiene que entrar a diálisis, hemodiálisis o inclusive a un trasplante renal. La idea es poder hacer un diagnóstico temprano porque se pueden evitar todas estas complicaciones”, sostuvo la médica endocrinóloga Carla Musso (MN 86363), integrante de la Sociedad Argentina de la Diabetes.
Por otra parte, entre las seis comorbilidades más comunes recordadas por los entrevistados, los problemas cardíacos aparecen en último lugar. Ante ese panorama, el área de investigación y desarrollo de Bayer, desarrolló Finerenona, una molécula para tratar las posibles complicaciones en los riñones y en el corazón que pueden sufrir personas que padecen diabetes tipo 2 (DT2).
“Esta nueva molécula viene a incorporarse dentro del esquema de tratamiento de los pacientes con enfermedad renal crónica secundaria de diabetes tipo dos. Actúa sobre los receptores que se encuentran a nivel del riñón, del corazón y del endotelio, disminuyendo así la fibrosis y la inflamación a este nivel. Es el único en su clase porque es no-esteroideo, va a tener mayor selectividad y mayor potencia, lo que le permite tener mayor beneficio a nivel cardiorrenal y, a su vez, tiene menos efectos sobre el eje hormonal, con menos riesgo de eventos adversos y menos riesgo de hipercalemia”, explicó Lucrecia Secco, asesora médica para Cono Sur para Finerenona de Bayer.
“La Finerenona disminuye este proceso de inflamación y fibrosis. Sabemos que el 50% de las personas con diabetes tienen enfermedad cardiovascular. Si podemos evitar su progresión y poder hacer prevención, realmente estaríamos evitando un deterioro muy importante en lo que es la calidad de vida del paciente”, sostuvo la Dra. Musso.
Debido a que la mayoría de las personas que sufren DT2 se enfocan más en los síntomas más evidentes, como el hormigueo en las extremidades, riesgo de amputaciones o problemas de visión, pueden pasar por alto el seguimiento de comorbilidades, tales como la Enfermedad Renal Crónica (ERC) o afecciones cardíacas.
“La relación que hay entre la enfermedad renal y la enfermedad cardiovascular en las personas con diabetes, básicamente hay tres pilares. Un pilar es el metabólico, donde nosotros nos ocupamos del control de la diabetes y del control de la glucemia, el control de los lípidos, del colesterol, de los triglicéridos; un pilar hemodinámico y un pilar que tiene que ver con la inflamación y la fibrosis”, explicó la Dra. Musso.
En tal sentido, la Finerenona posee un enfoque integral. “Se trata del primer y único tratamiento dedicado al riñón y con beneficios cardiovasculares que desacelera la progresión de la insuficiencia renal y cardiovascular. Esta molécula novedosa bloquea de manera eficaz los receptores que contribuyen a la inflamación y cicatrización del corazón y el riñón. Su mecanismo de acción único ataca directamente la hiperactivación de los receptores mineralocorticoides (MR) de manera no esteroidea en los riñones, corazón y vasos sanguíneos, con mayor potencia, selectividad y menor riesgo de eventos adversos”, agregó la Dra. Secco.
El Grupo Bayer invirtió 6.600 millones de euros en Investigación y Desarrollo (I+D) en 2022, un 20% más que en 2021 y emplea más de 16.000 personas en esta área en todo el mundo. Con 152 centros de investigación, solo en el Cono Sur lleva adelante 24 estudios clínicos de investigación, superando la cifra alcanzada en 2022.