Los gatos tienen un origen desértico, lo que produce que todavía hoy sean capaces de vivir consumiendo pocas cantidades de agua. Sin embargo, no beber lo suficiente puede derivar en problemas urinarios y otras complicaciones. Por eso, la doctora veterinaria Marina Snitcofsky (MN8066) explica cuáles son los síntomas que reflejan esta situación y qué soluciones existen.
La profesional especialista en comportamiento felino sostiene que la clave está en el análisis de los hábitos diarios de la mascota: “Si observamos, nos daremos cuenta de qué anda bien y qué no: hay que estar muy atentos a las señales sutiles”.
Uno de los signos que demuestran que el animal se está hidratando poco tiene que ver con la falta de acicalado: la limpieza que realiza de su pelaje a través del autolamido. Otros indicadores son la escasez de juego o que ingresa varias veces a la bandeja sanitaria, pero no orina ni defeca. También, si lo hace fuera de la misma.
Un bebedero intacto igualmente es un aviso de que un gato no está tomando lo suficiente, aunque este tipo de mascotas suele recurrir a fuentes alternativas como un grifo, los charcos de agua, la pileta con platos para lavar y otras.
No obstante, cuando un felino pasa mucho tiempo sin ingerir líquidos, es posible detectarlo a través del manto de pelo deslucido, la piel poco elástica, los ojos hundidos o con poco brillo y la pérdida de peso.
“Hay varias estrategias que podemos seguir para incentivar a nuestro gato a beber más agua, pero siempre se recomienda realizar una primera prueba y luego observar cómo responde: el secreto está en ver qué es lo que este gato prefiere”, agrega Snitcofsky.
Los felinos priorizan el agua limpia y que corre. Por eso, se recomienda no colocar el recipiente de agua al lado del de alimento para que no se ensucie. De todos modos, estos animales no relacionan la bebida con la ingesta de comida, a diferencia de los humanos.
“Siempre que sea posible, el bebedero debe estar alejado al menos un metro respecto del comedero, y ambos alejados no menos de un metro de la bandeja sanitaria y de su zona de descanso”, expresa la doctora.
Por otro lado, el tipo de recipiente también posee un papel relevante: hay una tendencia a preferir los de barro, cerámica o porcelana. En segundo lugar, aparecen los de vidrio, mientras que terceros están los de metal. Los de plástico, en tanto, se ubican en la última opción: los gatos los rechazan porque estos absorben y mantienen sabores y olores que pueden resultarles desagradables.
En cuanto a las dimensiones de los mismos, cabe destacar que algunos felinos optan por un plato hondo y ancho, mientras que otros se inclinan por los angostos, como puede ser un vaso. Aquí, una técnica útil consiste en llenar algunos de ellos y colocarlos en distintos lugares de la casa para ver cuál es el más elegido.
La interacción social y la actividad lúdica, por su parte, son elementos que aumentan la motivación por hidratarse. Por eso, la doctora recomienda la estimulación mediante sesiones de juego, caricias o cepillado del pelo, para luego ofrecer agua fresca.
“Otras ideas que funcionan bastante bien y además despiertan su curiosidad innata son usar bebederos tipo ‘fuente’ que recirculan el agua, hacer cubos de hielo con caldo de carne y ofrecerles leche, si la toleran, o el líquido de las latas de atún o conservas de vegetales, siempre consultando si los tenores de sal y grasa son adecuados”, señala Snitcofsky.
La doctora revela que una gran alternativa también consiste en adicionar alimentos húmedos a las comidas diarias, ya que su elaboración ofrece un nivel importante de hidratación: un sobre aporta un tercio del agua que un gato adulto sano necesita.
Una empresa que ofrece este tipo de productos es Whiskas. Desde la compañía indican que los mismos no son treats o premios, sino que están preparados con ingredientes de alta calidad y nutrientes necesarios para cada día, sin colorantes ni sabores artificiales.
Para conocer las distintas variedades de alimentos húmedos que ofrece esta organización, es posible ingresar a su sitio web al hacer clic acá.