Quién fue Elaine Parent, la “asesina camaleónica” que logró eludir a la Justicia hasta el final

En la oscura historia del crimen internacional, pocos nombres resuenan con la intensidad del de Elaine Parent, también conocida como la “asesina camaleónica”. Durante más de 17 años, la mujer no solo esquivó a las autoridades a ambos lados del Atlántico, sino que transformó su vida en una secuencia de engaños, identidades robadas y muerte. Utilizando más de 20 personalidades falsas y una habilidad única para mimetizarse en cualquier entorno, Parent se convirtió en una de las criminales más escurridizas del mundo. Hasta su muerte, las autoridades la describían como la “mujer más buscada” por su implicación en asesinatos y fraudes que dejaron a la policía constantemente un paso atrás.

Desde sus inicios como agente de bienes raíces hasta convertirse en una maestra del disfraz, Elaine Parent fue una figura cuya habilidad para manipular, engañar y asesinar dejó a su paso una estela de víctimas.

Su rostro cambiaba con la misma facilidad que su nombre, y así fue capaz de desaparecer una y otra vez, burlándose de las fuerzas del orden a nivel global. A lo largo de su carrera delictiva, adoptó diferentes identidades desde Londres hasta Florida, eludiendo a la justicia mientras robaba vidas ajenas y destrozaba familias.

Su caso más escalofriante llegó en 1990, cuando la vida de la joven Beverly McGowan, una empleada bancaria de Florida, se cruzó con la de Parent. Lo que comenzó como un simple anuncio en busca de una compañera de piso terminó en un brutal asesinato que sacudió al estado y desató un búsqueda internacional que culminaría, 12 años después, con un trágico final. ¿Quién era realmente Elaine Parent? ¿Qué la llevó a convertirse en una de las criminales más prolíficas de la historia moderna?

Nacida en el Bronx en 1942, de los primeros años de vida de Elaine Antoinette Parent se conoce poco, y la información disponible está rodeada de incógnitas. De hecho, hasta el día de su muerte, las autoridades nunca pudieron confirmar si ese era su verdadero nombre, ya que jamás encontraron su certificado de nacimiento.

Lo que sí está claro es que, en algún punto de su vida adulta, Elaine se adentró en el mundo del crimen. Comenzó su vida laboral de manera convencional como agente de bienes raíces, pero pronto descubrió que el fraude y el robo de identidades ofrecían recompensas mucho más lucrativas.

En 1985, tras un incidente en el que fue acusada de robar joyas valoradas en 40.000 dólares a una mujer mayor a la que había engañado, Parent decidió fugarse. Ese fue el inicio de una vida errante que duraría casi dos décadas. Durante ese tiempo, perfeccionó su técnica: se infiltraba en la vida de personas vulnerables, ganándose su confianza, obtenía sus datos personales y luego robaba sus identidades. Incluso llegó a fingir su propia muerte en dos ocasiones para despistar a las autoridades.

El caso que definió su carrera criminal ocurrió en 1990. Beverly McGowan, una mujer de 34 años que trabajaba en un banco en Florida, publicó un anuncio buscando una compañera de cuarto para compartir su apartamento en Fort Lauderdale. Una británica llamada “Alice” respondió al anuncio. Parent, bajo esta nueva identidad, se presentó como experta en numerología y, tras ganarse la confianza de McGowan, la convenció de compartir información personal como su número de seguridad social y su pasaporte.

Solo unos días después de que “Alice” se mudara al apartamento de Beverly, la joven desapareció. Su familia, preocupada, acudió al lugar y descubrió que faltaban su pasaporte, su certificado de nacimiento y otros documentos importantes.

El 19 de julio de 1990, el cuerpo mutilado de McGowan fue encontrado por un pescador en un canal de St. Lucie County, Florida. Beverly había sido decapitada, le habían amputado las manos y se habían extraído tatuajes de su cuerpo, probablemente en un intento por evitar su identificación. Sin embargo, el asesino no notó un segundo tatuaje que permitió a la policía identificar el cadáver.

Tras el asesinato, Elaine Parent desapareció nuevamente. Utilizando las tarjetas de crédito de McGowan, logró huir a Inglaterra, donde continuó con su modus operandi. Adoptó nuevas identidades, como la de Sylvia Ann Hodgkinson, una mujer de la que nunca más se supo. A lo largo de los años, las autoridades recibieron reportes de su presencia en diferentes países, como Francia, Australia, Sudáfrica e Israel.

Pero Parent no solo se dedicaba a evadir a la justicia; también se burlaba de ella. En 1998, envió a la policía una pintura de sí misma con un mensaje que decía: “Con mis mejores deseos, su Camaleón”.

Pese a las pistas y los esfuerzos de las autoridades, la “asesina camaleónica” logró permanecer en la sombra hasta 2002. Durante ese tiempo, incluso apareció en programas de televisión como America’s Most Wanted, pero siempre conseguía escabullirse en el último momento.

Finalmente, en abril de 2002, la policía rastreó a Elaine Parent hasta un apartamento en Panama City, Florida. Cuando los agentes tocaron a su puerta, ella pidió unos minutos para cambiarse de ropa. En lugar de entregarse, se disparó en el corazón con una pistola Magnum .357, llevándose sus secretos a la tumba. La mujer más buscada del mundo había decidido que prefería la muerte antes que enfrentarse a la justicia.

Muchas preguntas siguen sin respuesta. ¿Cuántas personas más cayeron en sus engaños? ¿Actuó siempre sola o tuvo cómplices que permanecen anónimos? Lo cierto es que Elaine Parent, la asesina que vivió como un fantasma bajo decenas de nombres, dejó un legado de muerte y misterio que perdurará en la historia del crimen.