El códice Voynich, uno de los manuscritos más enigmáticos del mundo, se encuentra aún sin descifrar por completo y ha generado múltiples teorías y especulaciones desde su descubrimiento. Este documento, que data entre 1404 y 1434 mediante pruebas de carbono 14, permanece en la Biblioteca Beinecke de libros y manuscritos raros de la Universidad de Yale. Con 232 páginas de vitela, presenta dibujos intrincados y un texto indescifrable compuesto por 37.919 palabras formadas por 25 letras o caracteres.
Desde su adquisición por el emperador Rodolfo II de Habsburgo en 1580, por la elevada suma de 600 ducados, el manuscrito ha pasado por múltiples manos. Entre los primeros poseedores se encontraron los ingleses John Dee, un mago aficionado a comunicarse con ángeles mediante piedras, y Edward Kelley, conocido por sus engaños.
El tratante de antigüedades Wilfrid Voynich, emigrado de Rusia a Inglaterra, adquirió el manuscrito en 1912 en el convento franciscano de Mondragone, Italia. Muchos expertos han intentado descifrar su contenido, sin éxito. En el siglo XVII, notablemente, por Jacobus Horcicky de Tepenecz, Georg Barsche y Johannes Marcus Marci, así como por Athanasius Kircher, famoso por sus intentos de descifrar jeroglíficos egipcios. Ninguno pudo resolver el misterio.
Entre los intentos más recientes destaca el de Greg Kondrak y Bradley Hauer de la Universidad de Alberta (Canadá). Utilizando inteligencia artificial, descubrieron que el hebreo podría ser el idioma original del documento. Sin embargo, esta hipótesis aún no ha sido confirmada plenamente.
El contenido del Voynich se divide en varias “secciones” según el tipo de ilustraciones. La sección más extensa es un “herbario” con dibujos de plantas no identificadas, lo que aumenta el misterio del texto. Otras secciones incluyen diagramas zodiacales y astrológicos, y grupos de mujeres desnudas bañándose, sugerentes de rituales esotéricos. La sección “farmacológica” añade otro nivel de complejidad con ilustraciones de aparente conocimiento medicinal.
Uno de los enigmas más grandes del manuscrito es la cohesión de su escritura. La letra cursiva humanística, usada en el Renacimiento italiano, es homogénea y consistente, lo cual es raro para un documento de pergamino. Algunos han sugerido que “se escribió usando una plantilla o un sistema de matrices para trazar letras y palabras”, dado que no presenta errores.
Entre las teorías de su origen, se especula que el Voynich podría ser una estafa creada por John Dee y Edward Kelley para engañar a Rodolfo II y “sacarle una buena cantidad de dinero”. Sin embargo, análisis históricos revelan que el manuscrito ya existía un siglo antes de que Kelley pudiera haberlo falsificado, complicando esta teoría.
A lo largo de los siglos, se han propuesto numerosas interpretaciones atribuyendo el manuscrito a personajes históricos como el monje Roger Bacon, los cátaros, y el propio Leonardo da Vinci. Todas estas teorías han sido desestimadas debido a inconsistencias en las fechas o la imposibilidad de confirmar autorías. Pese a estos intentos y sugerencias de fraude, algunos estudios como los del profesor Gordon Rugg en el año 2000, que respaldaban la teoría del fraude, no han logrado establecer conclusiones definitivas.
El profesor que habría descubierto 10 palabras del enigma
El enigma ha sido parcialmente descifrado por el profesor Stephen Bax de la Universidad de Bedfordshire en febrero de 2024. Utilizando su extenso conocimiento en manuscritos medievales y lenguas semíticas, Bax ha logrado identificar diez palabras en el texto del siglo XV, que anteriormente había desconcertado a investigadores y criptógrafos.
La Universidad de Bedfordshire anunció que Bax ha empleado una técnica similar a la utilizada en la descodificación de jeroglíficos egipcios, identificando nombres propios en el texto. “Me di cuenta de que podría identificar nombres propios en el manuscrito, al igual que se hizo con otros sistemas de escritura antiguos”, afirmó Bax en un comunicado. Este enfoque lo llevó a identificar términos como “Taurus” y “Kantairon”, observando manuscritos medievales de hierbas en árabe y otros idiomas.
El manuscrito de Voynich, repleto de ilustraciones de plantas exóticas, estrellas y figuras humanas, ha estado rodeado de misterio y teorías diversas sobre su origen. Algunos especulan que podría estar relacionado con figuras históricas como Leonardo da Vinci o incluso con extraterrestres. No obstante, el hallazgo de Bax sugiere una conexión más terrenal y científica, posiblemente relacionada con tratado sobre la naturaleza.
En un esfuerzo por desentrañar el contenido del texto, Bax utilizó su familiaridad con lenguas semíticas, como el árabe, para analizar cuidadosamente el manuscrito letra por letra. Según explicó, “el manuscrito tiene un montón de ilustraciones de estrellas y plantas. Fui capaz de identificar algunas de ellas, con sus nombres, al observar manuscritos medievales”. Entre las identificaciones más notables se encuentran también las plantas medicinales medievales “cilantro”, “eléboro” y “enebro”.
Bax señaló que su objetivo es alentar a otros lingüistas a unirse a su investigación: “Mi objetivo es alentar a otros lingüistas a trabajar conmigo para descifrar toda la secuencia con el mismo enfoque, aunque no será fácil”. Insistió en que el manuscrito no es un fraude y que probablemente se trate de un tratado escrito en un idioma asiático o del Oriente Próximo.
El manuscrito ha sido tema de estudios y teorías a lo largo de los años. Un estudio de la Universidad de Manchester sugirió anteriormente que el texto podría tener características compartidas con lenguas auténticas y contener mensajes codificados. Esta teoría, sin embargo, no había avanzado tanto en la práctica como lo que ha hecho Bax hasta ahora.
A pesar de estar rodeado de misterio, ningún investigador había logrado decodificar nada concreto del manuscrito hasta estos recientes avances. La importancia de identificar palabras clave como “Taurus” junto a un dibujo de siete estrellas que parecen ser las Pléyades, sugiere que el enfoque de Bax puede ser el camino correcto para desentrañar el enigma de este libro.
El manuscrito de Voynich, nombrado así en honor a Wilfrid Voynich, el bibliófilo polaco que lo adquirió en 1912, ha fascinado a los estudiosos no solo por su enigma lingüístico sino también por la diversidad de teorías sobre su origen. Algunas de las ideas más extravagantes, como la hipótesis extraterrestre, han sido descartadas por la comunidad científica.
Aunque Bax es aún cauteloso sobre la idea de un desciframiento completo, su progreso marca un hito en la comprensión de este misterioso texto. “Quizás podamos entender lo que sus misteriosos autores estaban tratando de decirnos”, comentó Bax, confiado en que su método puede arrojar luz sobre el contenido del manuscrito.