Con Malena Guinzburg (38), las anécdotas son así de desopilantes: "El año pasado me llamaron para hacer la tapa de revista Look. 'Ay, gracias', contesté. Y acto seguido me agregan: 'Es para la edición talles grandes de mayo…'".
–¡Nooo! ¡Durísimooo!
–Ja, ja, ja. Sí. Me reí. También me quise matar. Todo junto. Le aclaré: "Mira, la verdad es que tengo kilos de más, pero no uso talles especiales". Y me explicaron que la idea era concientizar y bla bla bla. Así que lo hice. Y cuando vi la tapa, ¡me quería matar!
VIVE TU PROPIA AVENTURA. Malena es actriz y humorista. Le aporta comicidad a Morfi, todos a la mesa, el programa de Gerardo Rozín y Zaira Nara, en las mañanas de Telefe. Pero además hace teatro con Pucha, en el Paseo La Plaza, los viernes y sábados. "Estoy en un buen momento laboral", celebra sobre la tele y su exitoso grupo de stand up. "Me gusta Morfi porque no es barro… Claro que sin desmerecer otros ciclos. Pero es un programa de tres horas con contenido propio –asegura Malena–. Me coparía probar ficción. Aunque, ¡no sé si me animaría al drama!".
–Es decir que estás en un buen momento…
–Sí… pero si engordo 100 gramos ¡me tengo que ir del país y esconderme en Alaska! Ja, ja, ja. Fuera de joda. Me pone mucha presión. La gente me ataca: "Ya vas a engordar por el efecto rebote" Y… ¿qué sé yo? ¡La puta que te parió! ¡No sé! Obvio que el miedo está. Pero bueno… Es muy difícil hablar de esto. Hubo demasiadas repercusiones. Mucho enojo. Me criticaron nutricionistas defensoras de las harinas. Yo solo digo que a mí me hizo bien dejarlas. Hice mil ochocientas dietas. Fui a mil nutricionistas y médicos. De Máximo Ravenna al que quieras. Hice acupuntura y hasta me interné. Hoy, me sirve esto. Yo no digo: "Hay que estar flaca para estar linda". Digo que me siento más cómoda cuando estoy más flaca. Hay minas gordas que son hermosas y súper sexies. Es solo que yo, Malena, estoy mejor así. Sufrí bullying. Tengo complejos con mi cuerpo. Lo padecí toda mi vida.
–¿Por qué quisiste hablar el tema?
–Se me fue de las manos… Me venían preguntando mucho en las redes, porque veían cómo bajaba de peso. Yo me saco fotos para mostrar la ropa que uso en el programa. No soy Zaira. Lo sé. La amo. Pero no soy ella. Ja, ja, ja. Pero tengo que mostrar ropa. La gente me ponía: "¿Cómo bajaste? Por favor, ayudame". Entonces, con bastante pudor, después de algún tiempo, hice un posteo en Instagram y Facebook, con una foto actual y contando cómo había bajando de peso. Fue un tsunami. Me sorprendió. El 95 por ciento de los comentarios son divinos. Pero hay gente que dice estar decepcionada… Yo solo conté lo que me pasó a mí. Además, el libro se agotó. Y por día, por privado en redes, tengo más de mil mensajes. Me excede.
–¿Cómo fue tu experiencia con esta dieta?
–Me la pasó en marzo Valeria, una productora del canal. La empezamos juntas. Me gustó que fuera muy sana. Contiene verdura, fruta, carne, pescado, pollo… Combinaciones naturales. Hay que cocinar. Nada de productos light. Es brava. Sin harinas, ni lácteos, ni gaseosa –yo era adicta a la Coca Light–, ni azúcares (solo el que tienen las frutas), ni alcohol. Son 28 días en tres fases, en los que bajé cinco kilos. Y además adelgacé cinco kilos más en estos meses. Más despacio, pero bajé. No es mágica. Hay que esforzarse. Vas con el machete a todos lados. Tenés que comer cada tres horas. La seguí perfectamente. No me salí ni un solo día. Fue difícil. ¡Llegué a viajar con un tupper con pollo fresco! Porque si es día de proteínas, hay que comer proteínas. O desayuné claras de huevos ¡con brócoli! Antes de encararla, hice chequeos médicos porque estoy operada de tiroides. No soy una loca. Había pensado en hacer la dieta de los sobrecitos proteicos., pero no es comida ni sano. Esto es natural. Tiene que ver con el momento de mi vida. No estoy yendo a terapia y mi terapia hoy es el yoga.
–¿Cómo sería eso?
–Hace dos años que hago yoga en casa, con Eugenia, muy personalizado. Hice terapia toda mi vida. Ahora necesitaba dejar de hablar y ponerme en movimiento. Estoy haciendo un gran laburo de cuerpo y mente. Así que esta dieta me llegó en un momento de… purificación. Porque hice dietas que no son sanas, contando calorías al extremo.
–¿Esta dieta no es tan restrictiva?
–Hambre no tenés. Yo la terminé y mantuve ciertos hábitos. Tomo mucha menos gaseosa y menos lácteos. Trato de no comer harinas. Si vamos a comer pizza, me como solo una porción. Pero trato de evitarlas. ¡Encima laburo en Morfi! Estoy frente a estímulos visuales y de olores todo el tiempo. Pero me mantengo porque además hago actividad física. En la dieta te recomiendan qué días hacer qué. Yo ando en bici. Los fines de semana llego a los cuarenta kilómetros. Retomé las clases de tenis. Y estoy haciendo electro fitness.
–¿Toda la vida luchaste contra el sobrepeso?
–¡No soy una modelo que engordó en el embarazo! Por eso hay tanta identificación. Lo padecí desde siempre. Además, laburo en la tele y la imagen, cuenta y mucho. Pero más allá de eso, yo me quiero sentir más liviana. Me encantaría que no fuera así, pero me importa. Me veo más linda, me siento más segura. Sé que la exigencia de estar flacos es un problema social. Admiro a las mujeres que no están flacas y se levantan al tipo que quieren.
–¿Te da seguridad con los hombres? Si no estás de novia…
–No estoy de novia. Y sí. "Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan", como diría Mirtha.
–¿Cómo se tomaba tu papá su propio sobrepeso?
–Con humor pero también lo padecía. Somos una familia de gordos. Siempre me ayudó a adelgazar. Me llevó a médicos… Tuve una adolescencia difícil. Después de años, tengo en claro que soy solo una mina que se siente más linda cuando está más flaca. No soy un ejemplo de nada.
Por Ana van Gelderen. Fotos: Fabián Mattiazzi.
Producción: Ceci Nissen
Pelo: Mauro para Shanghai Peluquería
Maquilló: Martina Luna para Vero Luna Make Up & Hair Studio
Agradecemos a Círcolo Massimo (Libertad 1264),
Vitamina, Uma, Vía Uno.
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