Por qué Kennedy tenía un coco en su escritorio

El fruto tropical en la Oficina Oval guarda una historia de supervivencia, ingenio y valentía que marcó la vida del expresidente durante su época de soldado

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John F. Kennedy mantuvo un
John F. Kennedy mantuvo un coco tallado como pisapapeles en su escritorio presidencial, un símbolo de su experiencia en la Segunda Guerra Mundial

En la Oficina Oval del presidente John F. Kennedy, entre documentos oficiales y símbolos de poder, destacaba un curioso objeto: un coco tallado, montado como pisapapeles. Este simple fruto escondía una de las historias más extraordinarias de valentía, ingenio y supervivencia de la Segunda Guerra Mundial, una experiencia que marcó profundamente al hombre que años después lideraría a Estados Unidos.

Un símbolo de supervivencia

El coco, con su mensaje grabado a mano, fue la clave para el rescate de Kennedy y su tripulación tras el hundimiento de su patrullera torpedera PT-109 en agosto de 1943. En medio de la guerra en el Pacífico, esta embarcación fue embestida y partida en dos por el destructor japonés Amagiri, dejando a Kennedy y a 10 sobrevivientes en una lucha desesperada por sus vidas.

El impacto del choque mató a dos tripulantes y lanzó al resto al agua. Kennedy, herido en la espalda, demostró un liderazgo excepcional al guiar a su tripulación a una isla deshabitada. Durante seis días, sobrevivieron alimentándose de cocos y agua de lluvia, mientras JFK nadaba de noche en busca de ayuda, enfrentando peligros como tiburones y corrientes traicioneras.

Kennedy lideró a 10 sobrevivientes
Kennedy lideró a 10 sobrevivientes hacia una isla deshabitada tras el impacto de un destructor japonés que partió su patrullera en dos (Folleto / Reuters)

Cuando la situación parecía desesperada, dos isleños de las Salomón, Biuku Gasa y Eroni Kumana, avistaron al grupo mientras patrullaban en una canoa. Incapaces de comunicarse verbalmente, Kennedy utilizó un coco para tallar un mensaje: “11 ALIVE… NEED SMALL BOAT”. Este gesto ingenioso marcó el inicio de su salvación.

Gasa y Kumana llevaron el coco al comandante australiano Reginald Evans en la isla Rendova, quien, tras verificar la autenticidad del mensaje, organizó una misión de rescate.

El encargado de la misión fue William F. Liebenow, capitán del PT-157, conocido por su habilidad y valentía. La operación requería navegar sigilosamente por aguas infestadas de fuerzas japonesas. Liebenow y su tripulación, avanzando con cautela, lograron localizar al grupo de Kennedy.

El reencuentro fue emotivo, salpicado de humor. Según los relatos, Kennedy exclamó: “¿Dónde demonios estaban?”, y Liebenow respondió: “Tenemos comida para ustedes”. A lo que Kennedy replicó, con ironía: “No, gracias, ya comí un coco”.

El coco tenía un mensaje
El coco tenía un mensaje grabado que permitió el rescate de Ken­nedy y su tripulación después del hundimiento de la PT-109 en el Pacífi­co

El rescate culminó con éxito y todos los sobrevivientes fueron llevados al mando aliado. Este acto heroico consolidó la reputación de Kennedy como un líder valiente y resolutivo, una característica que lo acompañaría durante toda su vida pública.

Más allá del coco

Aunque el coco es un símbolo clave de esta historia, también lo son las personas que contribuyeron al rescate. Gasa y Kumana, los isleños que llevaron el mensaje tallado, arriesgaron sus vidas al navegar por aguas controladas por el enemigo. Sin ellos, la historia del PT-109 podría haber tenido un desenlace trágico.

Sin embargo, los aportes de estos hombres y de otros isleños durante la Segunda Guerra Mundial han sido a menudo relegados en las narrativas occidentales. Anna Kwai, historiadora de las Salomón, ha dedicado su carrera a reivindicar el papel crucial de estos vigías, quienes no solo ayudaron en rescates, sino que también brindaron inteligencia vital a las fuerzas aliadas.

Biuku Gasa y Eroni Kumana,
Biuku Gasa y Eroni Kumana, isleños de las Salomón, llevaron el mensaje tallado en el coco al mando aliado (AP)

En su libro infantil Rescuing JFK: How Solomon Islanders Rescued John F. Kennedy and the Crew of the PT-109, Kwai relata la historia desde la perspectiva local, destacando las contribuciones de Gasa y Kumana.

El legado del PT-109

Para Kennedy, el coco era un recordatorio tangible de su experiencia en la guerra. Lo mantuvo en su escritorio durante su presidencia, transformado en un pisapapeles, como un símbolo personal de superación y liderazgo.

El capitán William F. Liebenow,
El capitán William F. Liebenow, del PT-157, lideró la operación de rescate navegando por aguas vigiladas por fuerzas japonesas (fotografía familiar de Liebenow)

Por su parte, William F. Liebenow vivió el resto de su vida con humildad, rara vez hablando de su papel en el rescate. Según su familia, solía minimizar la importancia de sus acciones, describiéndolas simplemente como “cumplir con su deber”.

Hoy, la isla donde Kennedy y su tripulación sobrevivieron lleva su nombre, un tributo duradero a este capítulo de su vida y a todos los que jugaron un papel en su salvación.

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