La salud cardiovascular es uno de los principales desafíos de salud pública en Estados Unidos. Las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares (ACV) se encuentran entre las principales causas de muerte en el país, afectando a millones de personas cada año. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente una de cada seis muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares es atribuible a un derrame cerebral.
El envejecimiento de la población, los altos niveles de hipertensión arterial, el sedentarismo y una dieta pobre en nutrientes esenciales han contribuido al aumento de los casos de ictus en las últimas décadas. Estos factores de riesgo, sumados a la falta de acceso a la atención médica en ciertas comunidades, incrementan la probabilidad de sufrir un episodio cerebrovascular y agravan las desigualdades en salud.
La detección temprana, el acceso oportuno a servicios médicos y la implementación de estrategias de prevención son cruciales para reducir la incidencia de esta condición. Comprender las causas, los síntomas y las medidas preventivas es fundamental para disminuir el impacto de esta afección en la población general.
¿Qué es un accidente cerebrovascular (ACV)?
El derrame cerebral es una de las principales causas de muerte y discapacidad en los Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Se estima que cada año aproximadamente 795.000 personas sufren un evento de esta naturaleza en el país, de los cuales alrededor de 610.000 son primeros episodios y el resto recurrencias. El ictus representa una de cada seis muertes por enfermedad cardiovascular en el país.
Un evento cerebrovascular se produce cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, impidiendo que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Esta interrupción puede deberse a la obstrucción de un vaso sanguíneo o a su ruptura. Los tipos principales de ACV son el isquémico, el hemorrágico y el ataque isquémico transitorio (AIT).
Tipos de accidente cerebrovascular
El accidente cerebrovascular isquémico es el más común, representando aproximadamente el 87% de los casos. Se produce cuando un coágulo de sangre o depósito de grasa bloquea un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro. Por otro lado, el ictus hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe, provocando sangrado en el cerebro. El AIT, conocido como mini-ACV, es un bloqueo temporal que no causa daño permanente, pero aumenta el riesgo de un episodio mayor en el futuro, según MedlinePlus.
Cómo reconocer los síntomas de un ACV
Reconocer los síntomas de un ictus es fundamental para buscar atención médica inmediata. El método FAST, recomendado por el CDC, ayuda a identificar los signos. F representa caída facial, A debilidad en el brazo, S dificultad para hablar y T tiempo para llamar al 911. La rapidez en la atención médica puede reducir el riesgo de daño cerebral grave y mejorar las probabilidades de recuperación.
Factores de riesgo de un accidente cerebrovascular
Ciertos grupos poblacionales tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus. Los adultos afroamericanos y los nativos americanos/nativos de Alaska presentan tasas más elevadas de accidentes cerebrovasculares en comparación con otros grupos. Los afroamericanos, en particular, tienen el doble de riesgo de sufrir un primer derrame cerebral en comparación con las personas blancas no hispanas, según datos del CDC.
Entre los principales factores de riesgo se encuentran la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo. La presión arterial alta es la principal causa de accidentes cerebrovasculares y controlar este factor puede reducir significativamente el riesgo de padecerlo. Además, mantener niveles adecuados de colesterol y azúcar en la sangre, dejar de fumar y realizar actividad física regularmente son medidas que contribuyen a la prevención.
Tratamiento del accidente cerebrovascular
El tratamiento del ictus varía según el tipo. En los casos de ACV isquémico, se utilizan medicamentos anticoagulantes para disolver coágulos o se recurre a procedimientos como la trombectomía para eliminar el bloqueo. En el caso de una hemorragia cerebral, se suspenden medicamentos anticoagulantes y, en algunos casos, es necesario realizar cirugías para detener el sangrado. El tratamiento temprano puede reducir el daño cerebral y mejorar la recuperación, de acuerdo con Mayo Clinic.