Cuando se habla de la vida del temido jefe de la mafia John Gotti, el “Teflón Don”, la figura de Victoria DiGiorgio, su esposa, suele quedar en la penumbra. Sin embargo, detrás del hombre que lideró la temida familia Gambino, había una mujer cuya vida fue marcada por tragedias familiares, conflictos morales y una lealtad inquebrantable. Aunque siempre intentó mantenerse alejada de los reflectores, su historia está indisolublemente ligada a una de las sagas criminales más impactantes de Estados Unidos.
Con raíces italianas y rusas, Victoria nació el 5 de diciembre de 1942 en Brooklyn, Nueva York. Desde joven, aprendió que la vida podía ser dura. Sus padres se separaron cuando ella era apenas una niña, dejándola con una mezcla de culturas y un fuerte sentido de supervivencia. Sin saberlo, esas experiencias tempranas la prepararían para enfrentar un destino marcado por el crimen y la adversidad.
Victoria conoció a John en 1958, en un bar de Brooklyn. Ella tenía solo 16 años y él 18. Lo que empezó como un romance juvenil se transformó rápidamente en una historia de amor duradera, aunque plagada de sombras. Cuatro años después, se casaron el 6 de marzo de 1962 y formaron una familia numerosa con cinco hijos: Angela, Victoria, John Jr., Frank y Peter.
Una vida marcada por la tragedia familiar
Uno de los capítulos más dolorosos en la vida de Victoria ocurrió el 18 de marzo de 1980, cuando su hijo Frank, de 12 años, murió tras ser atropellado por su vecino John Favara. El suceso devastó a la familia y sumió a la mujer en una profunda depresión. Según relata su hija Victoria Gotti en su libro This Family of Mine, su padre confesó que dar la noticia a su esposa fue “lo más difícil que había hecho en su vida”.
El dolor se transformó en rabia cuando Victoria, en un acto de desesperación, fue a la casa de Favara y golpeó su auto con un bate de béisbol. Semanas después, mientras la familia estaba de vacaciones en Florida, el vecino desapareció sin dejar rastro. Aunque John Gotti siempre negó cualquier implicación, las sospechas persisten hasta hoy.
Esposa y madre en una vida de crimen
Mientras su esposo escalaba en la jerarquía criminal de la familia Gambino, Victoria se enfrentó a la realidad de criar a sus hijos prácticamente sola. “Lo hice casi todo por mi cuenta mientras Johnny estaba ausente por años”, admitió en una entrevista con el Daily News en 2006. La distancia y la doble vida de su marido pusieron a prueba su matrimonio, pero ella se mantuvo a su lado, incluso cuando Gotti fue arrestado y condenado a cadena perpetua en 1992 por múltiples cargos, incluidos asesinato y extorsión.
Sin embargo, lo que más la afectó fue descubrir que su hijo John Gotti Jr. había seguido los pasos de su padre en la mafia. Para ella, fue una traición personal que describió como “el peor de los engaños”, según contó su hija Angel a CBS News en 2009. El dolor fue tan profundo que se negó a hablar con su esposo durante un tiempo mientras él estaba encarcelado.
El ocaso y la reclusión
John Gotti murió el 10 de junio de 2002 en una prisión federal tras una larga batalla contra el cáncer de garganta. Su funeral fue un evento multitudinario, con un cortejo de 19 vehículos y flores en formas que representaban sus pasiones. Victoria, a pesar de todo, permaneció fiel hasta el final, enfrentando con dignidad la mirada pública y la presión mediática.
Desde entonces, Victoria DiGiorgio ha mantenido un perfil bajo, lejos de los escándalos y de las cámaras. Su vida es un reflejo complejo de amor, tragedia y resiliencia, marcada por el poder y el dolor que la fama criminal de su esposo trajo consigo.
En una rara declaración a The New York Post en 1999, resumió con sinceridad lo que muchos nunca entendieron: “¿Es John un santo? Oh, no, no lo creo. Pero lo amo”.