El 27 de noviembre de 1978, Harvey Milk, supervisor de San Francisco y el primer político abiertamente homosexual elegido para un cargo público en California, y el alcalde de San Francisco George Moscone, fueron asesinados a tiros en la Minicipalidad de la ciudad. Este acto de violencia no solo conmocionó a la ciudad, sino que se convirtió en un hito en la historia de la lucha por los derechos civiles de la comunidad LGBTQ.
El crimen de Milk, un símbolo del activismo gay, y de Moscone, un defensor del progreso social, puso de manifiesto la polarización política y social de la época. Pero más allá del impacto inmediato, estos asesinatos marcaron un antes y un después en la visibilidad de la comunidad gay y en la lucha por la igualdad en Estados Unidos.
Contexto del asesinato
El asesinato de Harvey Milk y George Moscone fue el resultado de una serie de eventos políticos y personales que se tejieron en los meses previos. En 1978, Daniel James White, un ex supervisor de la ciudad, renunció a su puesto en la Junta de Supervisores de San Francisco, debido a problemas financieros personales. White, un hombre conservador y religioso, había asumido que su renuncia sería aceptada, pero en los días posteriores cambió de opinión y trató de rescindirla. El alcalde Moscone inicialmente aceptó su solicitud, pero al poco tiempo se dio cuenta de que la renuncia era irrevocable según la ley de la ciudad.
A medida que la disputa por el escaño de White se intensificaba, Harvey Milk y otros miembros progresistas de la Junta de Supervisores presionaron para que no se devolviera el puesto a White, quien era un conservador y cuya postura política se oponía a la agenda progresista de Milk, que luchaba por los derechos de la comunidad gay y otras minorías.
La tensión alcanzó su punto álgido el 27 de noviembre de 1978, cuando el alcalde Moscone planeaba anunciar que no nombraría a White para ocupar su antiguo puesto, sino que en su lugar designaría a Don Horanzy, un moderado liberal apoyado por Milk. White, al enterarse de la decisión a través de un periodista local, se sintió traicionado y decidió actuar. Esa mañana, armándose con un revólver calibre 38, White irrumpió en el Ayuntamiento por una ventana para evitar los detectores de metales.
White primero se dirigió a la oficina de Moscone, donde discutieron brevemente antes de que White disparara y matara al alcalde. Después, se dirigió a la oficina de Harvey Milk y, tras otra breve conversación, también lo mató a tiros. En cuestión de una hora, White se entregó a la policía. El impacto de este acto de violencia fue devastador para la ciudad de San Francisco y para la comunidad LGBTQ a nivel nacional.
El perfil de Daniel James White
Daniel James White, el asesino de Milk y Moscone, era un hombre de 31 años que había servido como policía y bombero antes de ingresar a la política. Conservador y profundamente religioso, White no compartía la visión progresista de los políticos como Milk y Moscone. Su frustración con la política local, en especial con la postura que Milk y otros progresistas adoptaron frente a su renuncia, fue un factor que alimentó su violencia. En los días previos al asesinato, White había mostrado signos de inestabilidad emocional y financiera. La presión de mantener a su familia con el bajo salario de un supervisor (alrededor de 9.600 dólares anuales en ese entonces, equivalente a unos 46.000 dólares en la actualidad) y los problemas personales, como el nacimiento de un hijo, lo sumieron en un estado de depresión.
La defensa de White en su juicio se basó en la idea de que su conducta fue el resultado de un colapso emocional y una depresión severa, algo que, según sus abogados, lo hizo incapaz de premeditar los asesinatos. Se argumentó que su ingesta excesiva de comida chatarra, incluidos productos como los Twinkies, era un indicio de su deterioro mental. Esta defensa, conocida como la “defensa de los Twinkies”, fue ampliamente criticada y, a pesar de su gravedad, permitió que White fuera condenado por homicidio involuntario en lugar de asesinato premeditado.
Reacciones de la gente: los disturbios de la Noche Blanca
El veredicto del juicio fue un golpe devastador para la comunidad de San Francisco, especialmente para aquellos que habían apoyado a Milk y Moscone. La sentencia de siete años y ocho meses de prisión para White, por un asesinato tan brutal y premeditado, fue vista como un acto de injusticia y una falta de reconocimiento del valor de las vidas de Milk y Moscone.
La indignación ante el veredicto llevó a los llamados disturbios de la Noche Blanca (White Night Riots), que estallaron en mayo de 1979, poco después de la sentencia. Miles de personas, principalmente miembros de la comunidad LGBTQ, se reunieron en el centro de San Francisco para protestar contra la decisión del tribunal. Los manifestantes saquearon tiendas, destruyeron propiedades y se enfrentaron con la policía. La violencia de los disturbios, aunque condenada por algunos sectores, fue vista como una respuesta comprensible ante la falta de justicia.
La respuesta policial a los disturbios fue dura, con numerosos arrestos y enfrentamientos violentos. Sin embargo, los disturbios también sirvieron como un llamado a la acción para quienes querían que la muerte de Harvey Milk no fuera en vano. El evento consolidó aún más a San Francisco como un lugar de lucha por los derechos de las personas homosexuales y de otros sectores progresistas.
El legado de Harvey Milk
El legado de Harvey Milk tras su asesinato creció exponencialmente, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la igualdad de derechos para la comunidad LGBTQ. Aunque su carrera política fue breve, Milk demostró con su vida y su activismo que las personas gays podían ser una fuerza política poderosa. Sus esfuerzos en la lucha contra la Proposición 6, que intentaba prohibir a las personas homosexuales trabajar en las escuelas públicas de California, fueron decisivos para derrotar la medida, lo que le dio aún más relevancia como líder político.
Milk también defendió la visibilidad de la comunidad gay y trabajó incansablemente para desmantelar los prejuicios y estigmas asociados a la homosexualidad. En sus discursos, abogaba por la aceptación y la igualdad, defendiendo que los gays tenían derecho a vivir abiertamente y participar activamente en la sociedad. Una de sus frases más célebres fue: “Estoy demostrando a la gente aquí que los gays están involucrados con los impuestos, y con el excremento de los perros, y… todo lo demás”. Esta afirmación se refería a cómo los gays eran parte integral de la sociedad y no debían ser marginados.
Tras su muerte, su legado continuó vivo. En 2009, el presidente Barack Obama otorgó en forma de homenaje a Harvey Milk la Medalla Presidencial de la Libertad, reconociendo su contribución a la lucha por los derechos civiles. Además, el Congreso de los Estados Unidos estableció un Monumento Nacional Harvey Milk en San Francisco, un lugar dedicado a honrar su vida y su lucha.
En el cine, la película “Milk” (2008), protagonizada por Sean Penn, retrató su vida y su activismo, consolidando aún más su figura como un héroe para la comunidad LGBTQ.
La sentencia de Daniel James White: la controversia de la “defensa de los Twinkies”
El juicio y la sentencia de Daniel White generaron controversia tanto en San Francisco como en el resto de los Estados Unidos. La defensa de la “depresión por comida chatarra”, que argumentaba que White no estaba mentalmente capacitado para premeditar los asesinatos, se convirtió en un tema de debate nacional. A pesar de las pruebas de su comportamiento impulsivo y violento, la sentencia de homicidio involuntario y la reducción de la pena fueron vistas por muchos como una injusticia flagrante, especialmente por parte de la comunidad LGBTQ, que había luchado incansablemente por la igualdad de derechos.
Los disturbios posteriores reflejaron la rabia y la desesperación que sentían muchas personas que consideraban que la vida de Milk y Moscone no había sido valorada adecuadamente en el sistema judicial.
El asesinato de Harvey Milk y George Moscone fue un acontecimiento que trascendió San Francisco. Más allá de la tragedia personal, las consecuencias del asesinato de estos dos líderes progresistas repercutieron en la política de los Estados Unidos y en el movimiento por los derechos de las personas LGBTQ. Milk se convirtió en un mártir de la causa y su legado sigue vivo hoy, tanto en las políticas públicas como en la memoria colectiva de la lucha por la igualdad.