El kayakista que fingió su propia muerte y huyó de su familia contó cómo lo hizo y sus razones

El escape empezó en Wisconsin, involucrando un kayak volcado y un plan para fingir su muerte. Hoy Borgwardt permanece en Europa del Este sin intención de regresar

Ryan Borgwardt protagoniza un drama policial que impacta a la comunidad de Watertown, Wisconsin (Crédito: IG Lakeside Lutheran High School)

El caso de Ryan Borgwardt ha sacudido a la tranquila comunidad de Watertown, Wisconsin, con la fuerza de un drama digno de una novela policíaca. Lo que comenzó como la búsqueda desesperada de un hombre desaparecido en el profundo Lago Green, se transformó en un misterio internacional con un giro insospechado: el hombre de 44 años no estaba muerto. Había orquestado una elaborada fuga, abandonando a su esposa y a sus tres hijos, dejando tras de sí un rastro de pistas que apuntaban a una trama cuidadosamente diseñada para fingir su muerte y comenzar una nueva vida en Europa.

La alarma se activó el 12 de agosto, cuando su esposa, al no recibir noticias después de que Ryan anunciara que volvía de pescar, contactó a las autoridades. La escena inicial parecía extraída de un manual de tragedias: su kayak volcado, una caña de pescar flotando y el chaleco salvavidas intacto en una de las zonas más profundas del lago. Durante semanas, el Condado de Green Lake movilizó equipos especializados, desde drones hasta perros rastreadores, y trabajó codo a codo con la organización Bruce’s Legacy en un operativo que, sin saberlo, buscaba un cuerpo que jamás estuvo allí.

Sin embargo, a medida que el tiempo avanzaba sin resultados, surgieron preguntas inquietantes. Una revisión forense del portátil de Borgwardt entregado por su esposa reveló una serie de movimientos sospechosos: transferencias de dinero al extranjero, un nuevo pasaporte obtenido meses antes de la desaparición y comunicaciones con una mujer en Uzbekistán, según detalló el sheriff del condado, Mark Podoll. Para octubre, la narrativa de la tragedia se desmoronaba, y en su lugar emergía una historia de engaño y abandono.

Una fuga meticulosamente planeada

Borgwardt, quien recientemente rompió su silencio desde un lugar indeterminado en Europa del Este, confesó detalles de su plan a las autoridades. Según sus propias palabras, decidió “hacer las cosas mejor en su mente” al simular su muerte. El 11 de agosto, tras enviar un mensaje de texto a su esposa indicando que regresaba a casa, llevó su kayak a Green Lake, vertió su teléfono en el agua y usó un bote inflable para llegar a la orilla. Desde allí, emprendió una odisea de escape: según contó montó una bicicleta eléctrica durante 110 km hasta Madison, tomó un autobús hacia Detroit, cruzó a Canadá y finalmente abordó un avión rumbo a Europa.

Borgwardt dejó un rastro de pistas en su camino hacia una nueva vida en Europa (Crédito: AP)

“Estoy a salvo y seguro, no hay problema”, declaró en un video enviado el 11 de noviembre al sheriff Podoll, en el que aparece con una camiseta naranja en lo que parece ser un apartamento vacío. La grabación fue compartida durante una conferencia de prensa, donde el sheriff confirmó que Borgwardt sigue en contacto con las autoridades, pero no ha mostrado intenciones claras de regresar.

El operativo de búsqueda en el lago, que involucró tecnología avanzada y decenas de rescatistas durante más de 50 días, tuvo un costo aproximado de 35,000 dólares, recursos que ahora las autoridades intentan recuperar. Además, se estudian posibles cargos por fraude y obstrucción a la justicia.

La planificación de Borgwardt, aunque elaborada, dejó rastros. Investigadores descubrieron que había reportado su pasaporte como perdido y solicitado uno nuevo en mayo, meses antes de desaparecer. Además, una póliza de seguro de vida por 375.000 dólares tomada en enero levantó sospechas. Aunque el seguro estaba destinado a beneficiar a su familia, reforzó la hipótesis de que Borgwardt había considerado cuidadosamente su salida.

Las autoridades buscan recuperar costos tras el operativo en Lago Green (Crédito: AP)

El punto de quiebre llegó cuando las autoridades canadienses reportaron haber registrado su nombre el 13 de agosto, un día después de que se le declarara desaparecido. A partir de ahí, un análisis digital y financiero permitió reconstruir su ruta y establecer contacto a través de una mujer rusoparlante que actuó como intermediaria, posiblemente relacionada con Borgwardt.

El impacto en su familia

Mientras Borgwardt se mantiene en el extranjero, su esposa y sus tres hijos enfrentan las secuelas emocionales de su desaparición. “Ellos pensaron que su papá había muerto. Ahora descubren que no lo está”, comentó Podoll. La esposa, quien ha colaborado plenamente con las investigaciones, ha sido descrita por las autoridades como una mujer de fortaleza admirable, lidiando con el peso de una traición personal y familiar.

Borgwardt, en un video, afirma estar seguro, sin intención de volver a su familia (Crédito: AP)

El sheriff lanzó un llamado directo a Borgwardt: “Ryan, si estás viendo esto, te suplico que te pongas en contacto con tu familia. Hay una familia que quiere a su padre de regreso”. Con las festividades navideñas a la vuelta de la esquina, las autoridades confían en que este mensaje toque su sensibilidad y lo motive a regresar.

Por ahora, el caso de Ryan Borgwardt sigue sin resolución clara, dejando a su comunidad dividida entre la indignación y la incredulidad. Su huida no solo significó el abandono de su familia, sino también una herida colectiva en una localidad que invirtió esperanza y recursos en un rescate que nunca fue necesario. Mientras el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional continúan rastreándolo, la historia de este kayakista sigue siendo un recordatorio sombrío de cómo un plan desesperado puede fracturar vidas de forma irreversible.